Foto de familia
La disoluci¨®n de Podemos, que ya se ha iniciado, era la cr¨®nica de una muerte anunciada
El pasado s¨¢bado se reun¨ªa en la Ciutat de les Arts de Valencia un grupo de exministros para presentar la Fundaci¨®n Espa?a Constitucional. El simbolismo es evidente, pues el ¨²ltimo gobierno de la II Rep¨²blica tuvo su sede precisamente en nuestra ciudad, Los componentes del grupo, pertenecientes a los partidos mayoritarios que se han turnado en Moncloa, UCD, PSOE y PP, parec¨ªan una familia bien avenida, tanto que los medios se apresuraron a calificar el acontecimiento de oportuna reivindicaci¨®n de unos valores que ahora mismo se est¨¢n tambaleando: la monarqu¨ªa, la constituci¨®n y la unidad de Espa?a. L¨¢stima que la foto exhale el inconfundible olor de la melancol¨ªa. Era como un retrato en sepia donde se recrea un mundo que ya no volver¨¢, el de la mantilla de la abuela y las partidas de tute en el casino del abuelo. Seguramente ese mundo de personas reunidas en Valencia, que ejercieron grandes responsabilidades de gobierno, pero para las que sigue habiendo vida fuera de la pol¨ªtica, tampoco volver¨¢ (borren de la foto a Fabra y a Barber¨¤, que solo estaban en su calidad de anfitriones: m¨¢s que antiguos, son anticuados). Aquel era un mundo de gente valiosa y, a la vez, digna de confianza: imag¨ªnense una fotocomposici¨®n en la que los sustituy¨¦semos por sus equivalentes actuales ¡ªSalgado por Montoro, Garmendia por Wert, Bono por Fern¨¢ndez D¨ªaz¡ª y tendr¨¢n la verdadera medida del desastre. No quiero hacer una lectura partidista: algunos ministros de Aznar tambi¨¦n daban cien vueltas a sus hom¨®logos del gobierno Zapatero. Ahora, ni en unos ni en otros se ve la luz al final del t¨²nel: la gente pasa del PSOE, pero tambi¨¦n del PP (antesdeayer el p¨²blico burgu¨¦s de ese mismo Palau de la foto abucheaba a la consellera Catal¨¤). Tampoco le va mejor, contra lo que parece, a la tercera pata del banco institucional, a CiU, donde un gigante como Jordi Pujol ensombrece inevitablemente al mesi¨¢nico Artur Mas que ha llevado a su partido a un callej¨®n sin salida.
Hemos ido progresivamente a peor porque nuestra pol¨ªtica de fichajes fue alocada y prepotente. En vez de elegir a los m¨¢s preparados, se opt¨® por los que ten¨ªan fortunas personales que defender, estilo Rato, o por los que no hab¨ªan hecho otra cosa en su vida que conspirar en las covachuelas sectarias, modelo cargo org¨¢nico del partido o del sindicato. Pues s¨ª, nuestros bolivarianos a la violeta tienen raz¨®n en esto (pero no en lo otro ni en lo de m¨¢s all¨¢): aunque les moleste, todos estos pol¨ªticos instalados en el sistema forman una casta. Estamos exactamente igual que cuando Ortega escrib¨ªa sobre el casticismo a las puertas de una rep¨²blica que, vistos los antecedentes, no pinta mejor que la que el fil¨®sofo vio morir despu¨¦s de haberla alumbrado. El mismo cainismo, la misma xenofobia, la misma corrupci¨®n. Y lo que es peor: la misma falta de alternativas. As¨ª, la disoluci¨®n de Podemos, que ya se ha iniciado, era la cr¨®nica de una muerte anunciada, pues dif¨ªcilmente puede sobrevivir un movimiento cuyos l¨ªderes se han apresurado a apuntarse a soluciones antidemocr¨¢ticas que esconden la vieja dial¨¦ctica clasista, solo que aline¨¢ndose con los que dicen que los pobres les roban. Tampoco tengo claro que una rep¨²blica, cuyo presidente ser¨ªa hoy d¨ªa el que impusiese el partido mayoritario, o sea, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, es lo que de verdad reclaman con alegre inconsciencia las manifestaciones multicolores que recorren Espa?a. Mal asunto: ag¨¢rrense que vienen curvas.
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