Las cundas campan sin ley
Los vecinos de la zona de Embajadores se quejan de que los taxis de las droga siguen por la zona sin que nadie intervenga para atajar el problema


Bastan minutos en la glorieta de Embajadores, en pleno centro de la capital, para ver el trasiego continuo de toxic¨®manos y de cundas que salen para el poblado chabolista de Ca?ada Real para comprar una papelina. El ir y venir es continuo a cualquier hora del d¨ªa, pero especialmente por la tarde, cuando se incrementa la actividad. Los vecinos y los comerciantes se han quejado del abandono y de la falta de medidas para atajar un problema que se perpet¨²a desde hace a?os.
La escena se repite a diario. Los toxic¨®manos salen del metro. Desali?ados, delgados hasta el extremo, mostrando cierto nerviosismo y, descuidadamente vestidos. Se quedan de pie mirando de un lado para otro. Esperan impacientes a que llegue alguien que les lleve hasta un coche. Puede estar en la propia calle de Embajadores. Otras veces tienen que caminar un trecho para eludir la presencia policial. V¨ªas como Ercilla, Moratines o Mart¨ªn de Vargas son lugares predilectos para intentar pasar desapercibidos. Pero los vecinos los tienen ya muy controlados.
El trayecto hasta la Ca?ada Real cuesta cinco euros y dura unos 20 minutos
Cinco euros. Ese el precio que cuesta desplazarse desde el centro de la ciudad y adentrarse en el submundo marginal de la droga, en un lugar degradado, lleno de suciedad, de pobreza y de papelinas. Un trayecto de unos 17 kil¨®metros en el que se tarda unos 20 minutos.
Uno de los m¨¢s afectados por estas cundas es Juan Carlos Mart¨ªn, due?o del bar que hay justo en la esquina de la calle de Embajadores. ¡°Esto es la ruina de un negocio. ?C¨®mo se va a sentar alguien en la terraza del bar, cuando est¨¢ lleno de toxic¨®manos y que se ponen incluso a orinar en medio de la plaza?¡±, protestaba este empresario que ha visto mermada su facturaci¨®n ¡°de forma muy importante¡±. ¡°Este a?o por ejemplo no vamos a contratar a nadie para el verano. Con los cuatro que somos nos basta. Es m¨¢s, estoy por no pagar al Ayuntamiento la tasa de la terraza, que supone 1.200 euros y que no gano ni de broma¡±, mantiene.
Mart¨ªn tiene calculado hasta el trasiego de drogadictos que pasan por la plaza cada d¨ªa. Seg¨²n el d¨ªa, puede haber unas 200 personas al d¨ªa, como m¨ªnimo. Y en fin de semana, el tr¨¢fico sube. ¡°Si cada uno paga cinco euros, debemos pensar que es un negocio muy rentable, sobre todo, por un trayecto tan corto¡±, se queja este empresario. Y desde luego, rentable debe ser porque muchos de los coches son nuevos, seg¨²n se ve en las matr¨ªculas. En algunos casos no tienen ni un a?o. Lejos han quedado las destartaladas tartanas que eran un aut¨¦ntico peligro para la circulaci¨®n. ¡°Lo que no s¨¦ es como el propio Ayuntamiento no pone un autob¨²s directo a la Ca?ada Real y gana ¨¦l ese dinero. Ser¨ªa una de las l¨ªneas m¨¢s rentables¡±, afirma con iron¨ªa Mart¨ªn. Este calcula que habr¨¢ una veintena de coches.
Ahora no hay ninguna norma que permita impedir esta actividad
La soluci¨®n al problema no parece nada f¨¢cil, al menos con la legislaci¨®n actual. El transporte de personas con destino al mercado de la droga no est¨¢ tipificado ni como delito ni como falta. Legalmente no se puede hacer nada, pese a las molestias que genera ese vaiv¨¦n para los vecinos. Este fen¨®meno no es privativo de Madrid. Tambi¨¦n se da en otros dos puntos de la geograf¨ªa espa?ola: Barcelona y las islas Baleares.
La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, anunci¨® en noviembre de 2012 que se hab¨ªa dado un gran golpe a los llamados taxis de la droga con la detenci¨®n de 21 personas y la incautaci¨®n de 23 veh¨ªculos. Se les acus¨® de asociaci¨®n il¨ªcita, de tr¨¢fico de drogas y un delito contra la Seguridad Social. De poco sirvieron los meses y meses de investigaci¨®n y de grabaciones policiales. Quedaron libres y pudieron ejercer de nuevo su actividad.
Cifuentes asegura que es una de las prioridades de su departamento y que lo conoce de cerca, ya que ha ido al lugar para comprobar su alcance y las molestias que generan. Ella fue la que pidi¨® que se incluyera por parte del Ministerio del Interior un art¨ªculo en la futura Ley de Seguridad Ciudadana que permita el decomiso de los coches. ?Cu¨¢ndo saldr¨¢ esa ley y se podr¨¢ aplicar? Eso ya es materia parlamentaria y los tr¨¢mites pueden ser largos.
Desde la Delegaci¨®n del Gobierno recuerdan tambi¨¦n que los toxic¨®manos son enfermos y que la respuesta no debe ser exclusivamente policial.
Fuentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa mantienen una versi¨®n distinta de los vecinos y comerciantes. Aseguran que la incidencia de estas cundas es mucho menor que tiempo atr¨¢s y que su presencia no es tan inquietante. Rebajan el n¨²mero de coches a cinco o seis taxis. ¡°Estamos ah¨ª, les molestamos para que sepan que no pueden campar a sus anchas. Pero aparte de pedirles la documentaci¨®n y comprobar si tienen alguna reclamaci¨®n judicial y cachearles, poco m¨¢s podemos hacer¡±, aseguran estas fuentes policiales. ¡°Van ya con el dinero, la consumen en la Ca?ada y no traen nada de droga cuando vuelven¡±, a?aden.
En la operaci¨®n de control de las cundas tambi¨¦n participa la Polic¨ªa Municipal de Madrid. De forma conjunta hacen controles en especial de los veh¨ªculos. Les piden la documentaci¨®n y les hacen controles de alcoholemia a los conductores. ¡°Si vemos que tienen s¨ªntomas y que dan negativo, les llevamos al hospital Gregorio Mara?¨®n para hacerles una anal¨ªtica de sangre y ver si han consumido drogas¡±, explica un mando de Arganzuela. El problema es que para imputarle un delito tienen que demostrar que lo ha consumido en las ¨²ltimas horas y que puede afectarle para conducir. El mando tambi¨¦n mantiene que las cundas han bajado, frente a la opini¨®n vecinal.
Mientras, el deambular de drogadictos contin¨²a y los conductores se los rifan para subirlos a sus coches. ¡°Son tan precavidos que hasta le ponen el tique de la hora¡±, concluye un polic¨ªa.
Una inseguridad palpable
Si algo dicen sufrir los vecinos de la glorieta de Embajadores y de sus alrededores, eso es inseguridad. Afirman que no est¨¢n tranquilos, en especial, por las noches, y que muchas personas prefieren salir por la salida de metro del paseo de las Acacias para no toparse con los drogadictos que esperan a una cunda.
¡°El barrio se ha degradado, y mucho, en los ¨²ltimos a?os. Hace poco hab¨ªa una relojer¨ªa pero tuvo que cerrar porque la gente no se atrev¨ªa a comprar de valor y que lo robaran nada m¨¢s salir de la tienda¡±, explica el cliente de un bar mientras apura una cerveza.
Los conocedores de la zona mantienen que aquello es un aut¨¦ntico mercadillo. ¡°Basta una persona se sienta un rato en un banco de la plaza. Enseguida ver¨¢ a alguien que le ofrece un tel¨¦fono m¨®vil o una televisi¨®n. A veces incluso vienen con bicicletas, de las que mejor no es saber ni la procedencia¡±, afirman algunos residentes de la zona.
Los afectados tambi¨¦n reconocen que de vez en cuando se ve alg¨²n veh¨ªculo con la ventanilla rota, seguramente para robarle algo de valor que hab¨ªa en el interior. En los garajes tambi¨¦n hay carteles en las puertas en los que se pide a los vecinos que esperen a que se cierren para evitar que se cuelen personas y roben tanto en los trasteros como en el interior de los veh¨ªculos.
Fuentes policiales descartan, sin embargo, que la presencia de los toxic¨®manos en Embajadores haya generado un aumento de la delincuencia en la zona y, mucho menos, que se comentan robos en coches. ¡°El que se mete a una cunda ya llega a la plaza con el dinero justo para su dosis y no comete ning¨²n delito por la zona¡±, afirman un alto mando policial.
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