?Dos almas? No: dos partidos
Mientras Navarro ha sido un ejemplo de juego limpio, algunos de sus adversarios internos lo han sido de todo lo contrario
La forma en que N¨²ria Parlon anunci¨® a la prensa que no se presentaba como candidata, es decir, justo antes de entrar en el Consejo Nacional del PSC y en el momento en que Pere Navarro empezaba su discurso de despedida, es un ejemplo de c¨®mo no deben hacerse las cosas. Tras este lamentable incidente, Parlon ha quedado descalificada para hacer pol¨ªtica. En la pol¨ªtica, como en la vida, hay que portarse con buena educaci¨®n, ¨²nica forma de hacer posible y agradable la convivencia.
Porque, efectivamente, la forma, las buenas maneras, han brillado por su ausencia en todo el proceso que ha forzado a Pere Navarro, primer secretario del PSC, a presentar la dimisi¨®n. Que los partidos son nidos de v¨ªboras es cosa sabida, aunque no todos los pol¨ªticos sean v¨ªboras. En un partido puede y debe haber discrepancias, como en todo colectivo, pero estas discrepancias han de ser resueltas mediante el juego limpio y el respeto a las reglas democr¨¢ticas establecidas. Mientras Navarro ha sido un ejemplo de todo ello, algunos de sus adversarios internos han sido ejemplo de todo lo contrario.
En primer lugar, est¨¢ el asunto de los llamados diputados d¨ªscolos. En el debate interno dentro de los ¨®rganos competentes del partido, el asunto de apoyar o no la iniciativa legislativa para que el Estado traspasara sus competencias a la Generalitat en materia de referendos se discuti¨® hasta la saciedad. Se discuti¨® y se vot¨®. Quienes fueron partidarios de dar soporte a esta posici¨®n ¡ªdefendida por CiU, ERC e IC¡ª alcanzaron un 15% de votos y los contrarios el 85%. No hubo unanimidad pero s¨ª una mayor¨ªa aplastante. Pues bien, los diputados Geli, Elena y Ventura, con el apoyo de otros miembros del llamado sector catalanista, incumplieron el acuerdo al votar en el Parlamento de Catalu?a. Primera deslealtad, no solo a Navarro sino a todo el partido, una clara ruptura con lo decidido mediante democracia interna.
Estos tres diputados, a rengl¨®n seguido, se han estado paseando por todos los programas de radio y televisi¨®n catalanas de signo nacionalista quej¨¢ndose de la falta de democracia interna en el PSC: perdieron por 85 a 15, tras debatir y votar, y aun se quejan de falta de democracia, algo ins¨®lito en personas a las que, cuando menos, se les supone una inteligencia media. Los medios de comunicaci¨®n nacionalista metiendo el dedo en la llaga y ellos prest¨¢ndose a hacerles el juego. Un espect¨¢culo bochornoso. Ah¨ª quiz¨¢s Navarro fue demasiado d¨¦bil, demasiado componedor y educado, ya que hubiera debido urgir a la Comisi¨®n de Garant¨ªas para que resolviera inmediatamente estos actos de indisciplina.
La traici¨®n de los que est¨¢n en tu bando siempre duele m¨¢s, constituye una pu?alada trapera que no esperas
Pero lo segundo no fue solo deslealtad sino traici¨®n, alevosa y mezquina: aquellos que estaban de acuerdo con las posiciones de Navarro, que formaban parte del 85% al que antes nos refer¨ªamos, para proteger sus propios intereses locales, bajo mano iban socavando su autoridad y poni¨¦ndole condiciones que le ataban de pies y manos. Sabater, Collboni y Parlon, eran los m¨¢s significados. La traici¨®n de los que est¨¢n en tu bando siempre duele m¨¢s, constituye una pu?alada trapera que no esperas y, dadas las circunstancias, Pere Navarro, una persona digna y con principios, un pol¨ªtico de amplias miras, solt¨® amarras y dimiti¨®.
La crisis del PSC, que viene de lejos, ha dividido al partido con el tema de la independencia. Hasta ahora se dec¨ªa que en el PSC conviv¨ªan dos almas, ahora ya no son dos almas sino dos partidos de convivencia imposible. Los hermanos Maragall fueron los adelantados, las golondrinas que anuncian el vuelo hacia otros nidos. Abandonaron el partido y uno de ellos fund¨® otro, con escaso ¨¦xito, hasta que ha trasmigrado a ERC y se ha colocado de flamante eurodiputado. Despu¨¦s lleg¨® la deslealtad del llamado sector catalanista, jaleado desde los medios independentistas, con las televisiones p¨²blicas catalanas como principal altavoz.
Pero el ¨²ltimo episodio que ha dado lugar a la dimisi¨®n de Navarro ha sido m¨¢s denigrante, no est¨¢ motivado en razones ideol¨®gicas sino en simples intereses personales, en la supervivencia de ciertos alcaldes y los intereses de candidatos a alcaldes bajo el amparo de responsables territoriales de zonas en las que peligraba su actual posici¨®n en las pr¨®ximas elecciones municipales. Se trataba de salvar los muebles de sus cotos cerrados sin importarles el conjunto del partido y, menos a¨²n, las repercusiones en los socialistas del resto de Espa?a.
Navarro era un estorbo, pensaba en una Espa?a federal y era un freno a las aspiraciones independentistas. Ellos no estaban en contra de estos proyectos pero pensaban que hab¨ªa que disimular para no desentonar de la ola medi¨¢tica dominante. La suma de intereses locales no forma un partido sino que lo divide. Para recomponerlo hace falta una direcci¨®n que piense en el conjunto, no en los contrapuestos intereses de sus partes. Un partido solo debe tener un alma, no dos y, menos a¨²n, muchas m¨¢s. Esta es la tarea que le aguarda al pr¨®ximo primer secretario.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional
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