Soluciones y apa?os
Miquel Iceta es el disco duro que almacena casi todos los avatares y los secretos del PSC de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas
Cuando, en diciembre de 2011, el 12? congreso del PSC arranc¨® a Pere Navarro de la pol¨ªtica municipal en la que se hab¨ªa ganado una imagen discreta de buen gestor y lo eligi¨® primer secretario de la formaci¨®n, los appar¨¢tchiki responsables de tal investidura no cre¨ªan que el arrebatador carisma del entonces alcalde de Terrassa fuese a propulsar al partido hacia un revival espectacular. Los s¨ªntomas de declive electoral del socialismo catal¨¢n ¡ªexcepto cuando hab¨ªa que batir al PP en unas generales¡ª eran perceptibles desde dos lustros atr¨¢s, y el balance final de la experiencia de los gobiernos tripartitos no dejaba margen para grandes optimismos.
As¨ª, pues, y por mucho que el lema de aquel congreso fuese el nou PSC, Pere Navarro no accedi¨® al v¨¦rtice del partido para hacer experimentos innovadores ni protagonizar grandes remontadas en las urnas, sino en tanto que garante de la preservaci¨®n del statu quo sobre el que se asienta la hegemon¨ªa del aparato de siempre. Es decir, como mantenedor de la relaci¨®n discretamente subordinada respecto del PSOE, y como alguien capaz de conservar la menguada cuota de poder local resultante de las municipales de mayo de 2011.
Sin embargo, una coyuntura endiabladamente dif¨ªcil para el hist¨®rico papel de bisagra identitaria del PSC, una gesti¨®n timorata y no pocas torpezas propias ¡ªel asunto de la agresora de Terrassa se estudiar¨¢ en las facultades como modelo de comunicaci¨®n pol¨ªtica catastr¨®fica, el brindis con Llanos de Luna, S¨¢nchez-Camacho y Rivera fue otro error may¨²sculo...¡ª o de sus colaboradores m¨¢s cercanos, todo eso ha sometido el liderazgo de Navarro a una erosi¨®n brutal, hasta tal punto que muchos de quienes lo escogieron como salvavidas han pasado a verle como un lastre que era preciso soltar.
?Traici¨®n? ?Deslealtades de ¨²ltima hora? Bueno, los aparatos partidarios, cuando se perpet¨²an, tienden a convertirse en sociedades de socorros mutuos regidas por el instinto de supervivencia. Y, para el aparato del PSC, perder dentro de once meses l'Hospitalet, Tarragona, Santa Coloma, Cornell¨¤, Granollers, Sabadell, etc¨¦tera, ser¨ªa simplemente el fin.
Una vez defenestrado Navarro, todo induce a pensar que la ef¨ªmera precandidatura de N¨²ria Parlon y su brusco desistimiento se inscriben en la misma l¨®gica. Quiero decir que los sempiternos mu?idores de la calle de Nicaragua y de las principales federaciones territoriales vieron de entrada en la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet una figura capaz de cubrir y validar, con su imagen de juventud y renovaci¨®n generacional, el mantenimiento del poder org¨¢nico en manos de ellos, de esos incombustibles mu?idores. Pero parece que, a la hora de concretar los detalles del pacto, algunas de las ideas de Parlon (sobre el v¨ªnculo con el PSOE, sobre el derecho a decidir...) toparon con la f¨¦rrea oposici¨®n del aparato, y la alcaldesa colomense resolvi¨® echarse atr¨¢s para no ser la marioneta de nadie.
Y, en aquel momento de tribulaci¨®n, apareci¨® Miquel Iceta. Rectifico: en realidad, ¨¦l siempre estuvo all¨ª. Miquel Iceta i Llorens (53 a?os) es el disco duro que almacena casi todos los avatares y los secretos del PSC a lo largo de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, desde la fontaner¨ªa monclovita a las ¨®rdenes del vicepresidente Narc¨ªs Serra, pasando por las cocinas de los dos tripartitos de izquierda, hasta la sala de m¨¢quinas de la presidencia de Jos¨¦ Montilla y la conexi¨®n con el PSOE en los convulsos tiempos del ¨²ltimo Estatuto. Dotado de excepcionales habilidad e ingenio ret¨®ricos, reputado experto en el arte de templar gaitas, Iceta es una especie de Maquiavelo soft y, a la vez, un todoterreno de la pol¨ªtica. Es tambi¨¦n la tabla de salvaci¨®n a la que buena parte del PSC se est¨¢ agarrando para evitar el naufragio total.
La suya constituye una opci¨®n plausible siempre y cuando no se confunda su naturaleza, percibiendo como soluci¨®n lo que no puede ser m¨¢s que un apa?o, un parche. Un parche quiz¨¢ imprescindible de cara a pacificar el partido y taponar las v¨ªas de agua que lo hunden. Pero un parche puesto desde la continuidad, desde dentro del establishment partidario, sin ning¨²n prop¨®sito de refundar, ni siquiera de cambiar la l¨ªnea pol¨ªtica del PSC. Si, ¨²ltimamente, el partido se ha desgarrado alrededor del ¡°derecho a decidir¡±, todo lo que Iceta promete en la materia es afrontar el proceso soberanista con ¡°inteligencia, determinaci¨®n¡± y mucha mano izquierda. Es dudoso que tacticismo, prestidigitaci¨®n y decirle a cada interlocutor lo que ¨¦ste quiere o¨ªr basten para capear el pr¨®ximo a?o y medio.
Desde luego, el PSOE no se lo pondr¨¢ f¨¢cil, por muy buena disposici¨®n personal que haya en Ferraz hacia el nuevo l¨ªder del PSC. Acabamos de ver el percance sufrido por Eduardo Madina, que el lunes apostaba por una consulta legal y pactada en Catalu?a, y el martes se ve¨ªa obligado a rectificar, volviendo al redil de la m¨¢s r¨ªgida ortodoxia constitucional. A pesar de lo cual mucho me temo que este desliz autodeterminista le costar¨¢ la secretar¨ªa general del PSOE, en beneficio de Pedro S¨¢nchez.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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