?Viva las emociones!
Los requiebros de Diego el Cigala ponen la piel de gallina al auditorio del Palau de la M¨²sica
Diego El Cigala ha dado vueltas por todo el mundo demostrando que su jondura, mucha y muy profunda, se puede aplicar a casi cualquier cosa que tenga ritmo y melod¨ªa. Su jondura, que no la de todos; y ah¨ª est¨¢ el secreto. Y as¨ª ha dejado a muchos p¨²blicos muy diferentes temblando de emoci¨®n. Eso s¨ª, el flamenco, el de toda la vida, siempre ha estado en la base, en lo m¨¢s profundo, y cuando el de Lavapi¨¦s ha dejado el m¨ªnimo resquicio ese flamenco lo ha vuelto a inundar todo.
En octubre de 2012 Cigala hizo un par¨®n en sus flirteos sonoros y se zambull¨® en sus propias ra¨ªces flamencas en un concierto hist¨®rico en el Palau de la M¨²sica barcelon¨¦s. Ahora ese concierto se ha transformado en un ced¨¦ de inequ¨ªvoco t¨ªtulo Vuelve el flamenco (autoeditado) y l¨®gicamente su autor ha escogido el mismo Palau para presentarlo. Un acierto porque el coliseo modernista se le da bien al cantaor.
?xito rotundo y merecido para un nuevo regreso al flamenco practicado con todas las de la ley: voz, guitarra, palmas y percusi¨®n (el caj¨®n no ser¨ªa tan de ley pero a estas alturas ?quien se acuerda de sus ancestros peruanos?). L¨®gicamente, el paquete lleva cierta anarqu¨ªa esc¨¦nica que casa a la perfecci¨®n con la apuesta vital de Cigala. Hasta uno de los percusionistas hab¨ªa sido reclutado esa misma tarde en Barcelona. Claro que Pira?a, el percusionista en cuesti¨®n, es mucho Pira?a y no solo no se not¨® sino que supo a?adirle una buena dosis de apabulle r¨ªtmico cuando fue necesario.
VUELVE EL FLAMENCO
Diego El Cigala
Palau de la M¨²sica Catalana Barcelona, 19 de junio
Cigala comenz¨® con un martinete, como mandan los c¨¢nones, y casi no se apart¨® de la tradici¨®n perfectamente maleada a su antojo y con esos requiebros tan suyos que ponen la carne de gallina. Un bolero y un tango aparecieron y desaparecieron en su trituradora jonda.
Diego del Morao fue, una vez m¨¢s, no solo la base inquebrantable sobre la que el madrile?o se apoy¨® una y otra vez: su guitarra volvi¨® a volar muy alto, llen¨® todos los espacios y supli¨® a la perfecci¨®n los tiempos muertos con solos que le a?adieron un plus de alegr¨ªa.
En su primer parlamento, Cigala casi no habl¨®, pero enton¨® un sentido ¡°?Viva las emociones!¡±. Y as¨ª fue: al final, todos los presentes lo suscrib¨ªan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.