Una ruta contra el despilfarro alimentario
La Cuina Furtiva organiza su primer itinerario de recogida colectiva de alimentos en Benimaclet
Sin estad¨ªsticas ni informes elaborados en despachos oficiales, su propuesta aspira a concienciar a trav¨¦s de la observaci¨®n directa y el di¨¢logo compartido a pie de calle. Ante el creciente n¨²mero de valencianos que viven por debajo del umbral de pobreza, el colectivo La Cuina Furtiva, dedicado a incentivar encuentros para el debate social en torno a la alimentaci¨®n, recorri¨® el pasado s¨¢bado un tinerario de recolecta de alimentos del barrio valenciano de Benimaclet para conocer la realidad de los desperdicios en establecimientos comerciales y de restauraci¨®n. La ruta, que cont¨® con una treintena de participantes, es la primera experiencia de una iniciativa ciudadana en busca de nuevas replicas en otros barrios con el fin de dise?ar un mapa del despilfarro alimentario de la ciudad de Valencia.
Panader¨ªas, cafeter¨ªas, fruter¨ªas y carnicer¨ªas conforman las paradas de un trayecto urbano con 25 puntos a visitar bajo el nombre de Re-col¡¤lecci¨®, que invita a la recuperaci¨®n del instinto humano recolector borrado en la vida urbana. ¡°Nos hemos centrado en los puntos m¨¢s cotidianos de la cadena alimentaria, como son la compra y la cocina, para dar a conocer lo que desperdiciamos en el d¨ªa a d¨ªa. Pero tambi¨¦n se trata de ense?ar las utilidades bot¨¢nicas de parques y jardines que hemos olvidado en la ciudad y que nos ayudar¨ªan a subsistir¡±, apunta Sonia Mart¨ªnez, miembro del colectivo, mientras el grupo de recolectores visita una calle poblada de ¨¢rboles de caquis, abandonada tras la paralizaci¨®n de un PAI, pr¨®xima a la edificaci¨®n Espai Verd.
En un mundo que produce 1.300 millones de toneladas anuales de desperdicios en alimentos, esta propuesta ciudadana coincide con la celebraci¨®n del A?o Europeo contra el Desperdicio Alimentario, designado por la FAO. ¡°La industria alimentaria produce el doble de lo que la sociedad de la opulencia puede consumir, mientras sigue muriendo de hambre gente en el resto del mundo. Este es nuestro trasfondo ideol¨®gico y punto de partida para sensibilizar a los ciudadanos en los h¨¢bitos de consumo de la pr¨¢ctica cotidiana¡±, se?ala Mariv¨ª Mart¨ªn, integrante de La Cuina Furtiva.
Por su pol¨ªtica de aprovechamiento de los restos de alimentos, la verduler¨ªa de Paco, en la calle Vicente Zaragoz¨¢, es una de las paradas obligatorias del itinerario recolector. ¡°La iniciativa es muy necesaria en momentos en los que en el mismo barrio hay familias que pasan hambre¡±, observa Paco Catal¨¢, propietario de un local que genera entre 20 y 40 kilos de merma diaria --el 10% del producto total-- destinada a gente necesitada y entidades de obra social como el Cottolengo del Padre Alegre. Una forma de redistribuci¨®n responsable que comparte con la misma energ¨ªa y dedicaci¨®n con Joan Mic¨®, al frente de la carnicer¨ªa Eusebi: ¡°Lo primero es conseguir que no haya p¨¦rdidas, pero el comerciante siempre tiene la ansiedad de vender. Antes, nuestra defensa era el embutido, que se elaboraba con los restos que sobraban de la venta. Ahora es el congelador para que los productos no se deterioren y podamos al menos donarlos¡±.
La propuesta coincide con el A?o Europeo contra el Desperdicio Alimentario
Tras consultar al 80% de los establecimientos del peque?o comercio de este hist¨®rico barrio arraigado en las tradiciones de la huerta, las integrantes de la Cuina Furtiva lamentan ¡°la pol¨ªtica opaca¡± de los supermercados de la zona, que han rehusado colaborar con la iniciativa de recogida de alimentos. ¡°Los encargados dicen que colaboran con entidades sociales de ayuda a la pobreza pero no han especificado cu¨¢les son. Hay mucho hermetismo. No pueden sacar el producto si no se vende y proh¨ªben tirarlo en contenedores¡±, explica Mart¨ªn, una de las autoras del proyecto que ha contado con la colaboraci¨®n los alumnos del m¨¢ster de Cooperaci¨®n al Desarrollo de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.
Espa?a se sit¨²a en el sexto puesto de la Uni¨®n Europea en desperidcio alimentario, con 7,7 millones de toneladas al a?o. Una laguna informativa son los datos auton¨®micos y locales, como apunta Guillermo Palau, profesor del m¨¢ster. ¡°Solo tenemos algunos datos relativos al campo y la venta con la referencia de las cooperativas, y sabemos que entre el 30 y el 40% de lo cultivado no llega a comercializarse. Pero es muy curioso que no hayamos conseguido nunca tener acceso a los datos locales del desperdicio alimentario en nuestra ciudad. Esta iniciativa demuestra que en estos temas necesitamos tambi¨¦n mayor transparencia y un gobierno abierto que nos sirva para el cambio social¡±, explica Palau, miembro de Ut¨®pika, colectivo acad¨¦mico enfocado a la acci¨®n participativa.
Los supermercados de la zona han rehusado colaborar con la iniciativa de recogida de alimentos
Tras la ¨²ltima parada, que consisti¨® en una visita a los huertos urbanos del barrio, el colectivo sell¨® la jornada con m¨¢s de 20 kilos de alimentos recogidos en un itinerario de dos horas y media de duraci¨®n, una recolecci¨®n que sirvi¨® para preparar una comida colectiva en la que se degust¨® ensalada, arroz meloso de verduras y postre de frutas con chocolate y apel¨® a la reflexi¨®n sobre la responsabilidad colectiva en el destino final de los alimentos. Sin duda, un mejor final que el del contenedor.
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