Pere Navarro no es el problema
Hay poderosos indicios para desconfiar de que un nuevo liderazgo pueda solucionar los problemas de los socialistas catalanes
El PSC se enfrenta a un inquietante futuro. Los paup¨¦rrimos resultados obtenidos en las pasadas elecciones europeas no han tardado en pasar factura a la direcci¨®n del partido. El primer secretario del PSC, Pere Navarro, decidi¨® tirar la toalla y dejar paso a un nuevo liderazgo. Se trata, sin duda, de una decisi¨®n acorde con la gravedad del momento. No obstante, no parece razonable esperar que, con la elecci¨®n de un nuevo l¨ªder, el PSC empiece por fin a ver la luz al final del t¨²nel. Y es que Pere Navarro representaba, en realidad, el menor de los problemas de los socialistas catalanes.
Tanto Espa?a como el resto de democracias parlamentarias de nuestro entorno se encuentran inmersas desde hace tiempo en un proceso de personalizaci¨®n de la pol¨ªtica. Los l¨ªderes de los partidos han ganado protagonismo y tanto medios de comunicaci¨®n como ciudadanos tienden cada vez m¨¢s a concebir la pol¨ªtica como una lucha de personalidades. El candidato tiene hoy una posici¨®n predominante en la competici¨®n pol¨ªtica, lo que provoca que acabemos por atribuir al l¨ªder un exceso de responsabilidad en el eventual ¨¦xito o derrota electoral de un partido pol¨ªtico.
Es por este motivo que muchos han visto en la renuncia de Pere Navarro una oportunidad para enderezar la crisis del socialismo catal¨¢n. No obstante, existen poderosos indicios para desconfiar de que un nuevo liderazgo en el partido sea la soluci¨®n a los problemas que tiene el PSC. En Catalu?a, a pesar de que la figura del l¨ªder tambi¨¦n tiene una gran presencia en los medios de comunicaci¨®n, su influencia sobre el voto es cada vez menor. Seg¨²n el trabajo de la profesora de Ciencia Pol¨ªtica Sandra Berm¨²dez recogido en el libro Catalu?a en la encrucijada (Marcial Pons), los l¨ªderes pol¨ªticos son cada vez menos relevantes para los catalanes a la hora de decidir su voto. La evidencia indica, pues, que el electorado no tiene en la actualidad una particular preocupaci¨®n por el atractivo de los candidatos, pues existen otros elementos en la agenda pol¨ªtica de mayor envergadura.
As¨ª, parece poco razonable responsabilizar de la imparable debacle electoral del PSC a Pere Navarro, quien adem¨¢s alcanz¨® como candidato una valoraci¨®n ciudadana similar a la de su predecesor, Jos¨¦ Montilla. Por desgracia para el PSC, la p¨¦sima situaci¨®n en la que se encuentra el partido poco tiene que ver con un simple problema de liderazgo. El verdadero drama del PSC es que el origen de su crisis electoral est¨¢ relacionado con factores externos al partido y que se escapan, en gran medida, a su control.
Parece poco razonable responsabilizar de la debacle del PSC a Pere Navarro, que alcanz¨® como candidato una valoraci¨®n ciudadana similar a la de Jos¨¦ Montilla
En primer lugar, el PSC est¨¢ pagando por los errores cometidos por el presidente Rodr¨ªguez Zapatero durante su segundo mandato. La gesti¨®n de la crisis por parte del Gobierno socialista y muy especialmente su sumisa actitud ante el recetario econ¨®mico de la UE, provocaron una enorme desafecci¨®n entre su electorado. El PSC no conseguir¨¢ volver a crecer hasta que el socialismo espa?ol consiga desligarse del sombr¨ªo legado de Rodr¨ªguez Zapatero, algo que est¨¢ fuera del alcance de los dirigentes catalanes. En este sentido, el PSC deber¨ªa estar m¨¢s preocupado por los acontecimientos que ocurran en Ferraz que por la carrera sucesoria dentro de su propio partido.
En segundo lugar, y a¨²n m¨¢s importante, el PSC es v¨ªctima de un nuevo escenario pol¨ªtico en el que la cuesti¨®n identitaria se ha situado en un primer plano. Hoy la pol¨ªtica catalana debe interpretarse m¨¢s en clave nacional que bajo la tradicional l¨®gica izquierda-derecha. Esto ha representado una verdadera desventaja para el PSC, un partido tradicionalmente transversal, con un electorado heterog¨¦neo en su identidad nacional, y que, como admiti¨® Pere Navarro el d¨ªa de su renuncia, nunca estuvo preparado para elegir entre Catalu?a y Espa?a.
En la actualidad, la agenda pol¨ªtica catalana est¨¢ fuertemente tutelada por una sociedad activa y vigilante. Las ¨¦lites pol¨ªticas tienen hoy muy poco margen para manipular el debate p¨²blico y llevarlo a su terreno. Nada puede hacer el PSC para desactivar el conflicto nacional y volver al escenario pol¨ªtico de a?os atr¨¢s. Los socialistas se encuentran, pues, ante el inevitable dilema de decidir entre una nueva y cruel dicotom¨ªa: Catalu?a versus Espa?a.
Hasta ahora el partido ha optado por no alinearse con los favorables al dret a decidir, lo que ha provocado una estampida de sus ya menguadas bases catalanistas. No obstante, no parece razonable pensar que un nuevo l¨ªder con posturas m¨¢s cercanas al catalanismo pueda conseguir mejores resultados. El votante catalanista ha demostrado ser m¨¢s vol¨¢til y exigente. Para recuperarlo, el PSC deber¨ªa adoptar posturas maximalistas dif¨ªcilmente asumibles para su electorado espa?olista, tradicionalmente m¨¢s numeroso e identificado con el partido. Es de esperar que una eventual recuperaci¨®n del PSC se produzca gracias a este colectivo y no a sus antiguos votantes catalanistas, muchos de los cuales se fueron para no volver. En definitiva, Pere Navarro ser¨¢ pronto reemplazado. Otra cuesti¨®n m¨¢s dudosa es si, con ello, el PSC conseguir¨¢ enderezar alguno sus graves problemas.
Llu¨ªs Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica
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