Vacaciones en el mar
Programar Chicago en un auditorio no es que sea un dislate, pero dado el tono del grupo pareci¨® demasiado solemne
Un crucero. All¨ª ser¨ªa maravilloso escuchar a Chicago, banda que tendr¨ªa largas sesiones para explicar su dilatada trayectoria a los largo de cuatro d¨¦cadas de m¨²sica en la que solo ha cambiado en sus componentes la aparici¨®n de canas y alg¨²n que otro peque?o desajuste f¨ªsico resultado de atravesar la vida. Y no, no es que programar a Chicago en un auditorio sea un dislate, pero dado el tono del grupo, que ya se siente legitimado para no tener que demostrar nada a nadie; la actitud de sus m¨²sicos en escena, convertidos en enterteinments que apelaban al sentido del humor careciendo de verg¨¹enza y exudando seguridad para dar pasitos de baile tirando a chistosos, y considerando la inalterabilidad en la ejecuci¨®n de unas piezas que sus instrumentos podr¨ªan tocar sin los m¨²sicos de tanto hacerlas sonar, aquel espacio, con la severidad de la madera y el sonido de las batutas resonando, pareci¨® demasiado solemne.
Y es que imag¨ªnese la situaci¨®n: una noche pl¨¢cida con el mar encalmado y las luces de Capri titilando en el horizonte mientras suena, en directo, If you leave now. Dif¨ªcil imaginar un contexto mejor: la luna, el mar y las voces atipladas de los distintos vocalistas de la banda exprimiendo melod¨ªas que flotan en la memoria colectiva. A¨²n mejor, dada la renuencia del grupo a abandonar el escenario, un concierto con Chicago a bordo comenzar¨ªa en G¨¦nova, Call on me sonar¨ªa frente a Capri y Beginnigs lo har¨ªa atracando en Palermo. Viaje completo.
CHICAGO
Auditori de Barcelona
1 Julio 2014
Como completo fue el repaso a su repertorio, m¨¢s de dos horas y media para intentar acordarse de todo, incluso de lo innecesario, las canciones de los ¨²ltimos a?os. Es cierto que ning¨²n m¨²sico quiere vivir en un museo, pero renovar un repertorio que cuenta con Saturday in the park, I've Been Searching So Long, Just You 'N' Me y Hard to SayI'm Sory entre otras, que son las piezas que mueven al p¨²blico a asistir a un concierto as¨ª, hacen algo f¨²til un repertorio de m¨¢s de una veintena de composiciones que, adem¨¢s, tienen desarrollos muy largos y solos para complacer a todos ¡ªo casi¡ª los egos. Es entonces cuando se nota que al margen de la ilusi¨®n que puedan tener los m¨²sicos por estar en escena, las canciones suenan con la perfecci¨®n pulcra de la radio, mec¨¢nicas e inanimadas aunque formalmente impecables. No se puede negar que Chicago complaci¨® a sus seguidores, muchos de los cuales ponderar¨¢n que no falta entrega a un grupo que lo tiene todo hecho. Menos sonar en un crucero.
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