La memoria de Chueca
El fot¨®grafo Alexis W es un pionero del Orgullo. Su obra cuelga de los balcones de la calle Pelayo
La calle de Pelayo fue hace unos 15 a?os el origen del actual Orgullo Gay de Madrid. Pero poco queda de aquellas fiestas en que la calle se cortaba de manera espont¨¢nea por los organizadores con payasos para los ni?os, el escenario de las travestis (ahora drag-queens) del bar LL, la merienda para los mayores y un pasacalles brasile?o que fueron tan tradicionales como la carrera de tacones que se ha recuperado este a?o. ¡°Soy de los pocos que aguanta¡±, dice satisfecho el fot¨®grafo Alexis W. (El Pinar, El Hierro, 1972), un testigo de excepci¨®n de la evoluci¨®n de las fiestas.
Hace 12 a?os, Alexis comenz¨® a instalar, en los balcones de la calle de Pelayo, entre las de Augusto Figueroa y Gravina, sus cajas de luz, fotograf¨ªas en las que ha ido retratando la sociedad del barrio, primero, y ¡°la de Espa?a de este principio de siglo¡± despu¨¦s.
Este a?o el proyecto se centra en la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica: 12 cajas con una doble imagen. A un lado, la del represaliado, el desaparecido durante el franquismo. Al otro, el de su descendiente, una inquietante hija o nieta con los ojos vendados. ¡°Ellas son las guardianas de la memoria¡±, dice Alexis W. de la que es su presentaci¨®n ¡°probablemente m¨¢s reivindicativa¡±, y que enlaza con otras v¨ªctimas del franquismo, como prostitutas, gais, lesbianas o transexuales que tambi¨¦n ha retratado y han sido parte de sus exposiciones.
Las im¨¢genes, como en todas las series de este artista, son tremendamente simb¨®licas. ¡°El pa?uelo en los ojos recuerda a un fusilamiento y las invisibiliza, un gui?o a su situaci¨®n. Pero tambi¨¦n es una alusi¨®n a la diosa de la Justicia, Themis, que se representa vendada¡±.
De todas, Alexis se queda con el de una mujer de 94 a?os a la que tuvo que ir a buscar a su residencia. ¡°Por supuesto, antes de la foto quiso pasar por la peluquer¨ªa. Y luego, con los ojos vendados, mientras le hac¨ªa la foto, se puso a recitar una carta que su padre hab¨ªa escrito seis horas antes de que le fusilaran, en la que perdonaba a sus verdugos. ?La hab¨ªa tenido 30 a?os sin abrirla, y luego se la aprendi¨® de memoria!¡±, recuerda emocionado.
El fot¨®grafo ya us¨® el recurso de tapar las caras. Por ejemplo, cuando represent¨® a mujeres dedicadas a la prostituci¨®n con m¨¢scaras hechas por ellas mismas. Pero no es una constante en su obra. En sus primeras exposiciones se trataba de dar visibilidad a las personas del barrio, sobre todo a los gais, lesbianas y transexuales y sus familias, con primeros planos de los clientes del Eagle, el bar del que fue socio, o las fotos de algunos de los personajes de Chueca desnudos en sus casa, en sus sof¨¢s. Tambi¨¦n hubo un homenaje a Dolores, la vecina que muri¨® de c¨¢ncer y que cada tarde pasaba por el Eagle ¡ªen principio un bar gay dedicado a los amantes del sexo m¨¢s fuerte¡ª a tomarse un refresco de lim¨®n.
La presencia continua de Alexis W. en las fiestas de Chueca le da una visi¨®n casi hist¨®rica de lo sucedido estos a?os. ¡°Es una pena lo que ha pasado. Cualquier Ayuntamiento aprovechar¨ªa una iniciativa popular como esta, que surgi¨® sin ninguna ayuda oficial, y que, aparte de ser una reivindicaci¨®n de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales, se convirti¨®, sobre todo, en la fiesta de un barrio que no ten¨ªa¡±, afirma. Recuerda especialmente aquellas primeras convocatorias. ¡°Como la del a?o 1995 o 1996, cuando cerramos la calle con las vallas de una obra sin permiso ni nada y la polic¨ªa, al ver lo que pasaba, en vez de echarnos se uni¨® a la fiesta, metiendo las motos para que los ni?os se subieran y tocaran las sirenas. En la organizaci¨®n y financiaci¨®n participaban todos los comercios, no solo los dedicados a un p¨²blico homosexual. Brome¨¢bamos con que no eran solo las fiestas del Orgullo Gay, que eran las de San Pelayo, que casualmente cae el 28 de junio¡±, dice.
De aquella ¨¦poca, en la calle ¡°solo quedan las guirnaldas, las ganas de fiesta y la acogida de Madrid¡±, dice Alexis, quien pas¨® de vivir en la misma calle de Pelayo a irse, hace tres a?os, de vuelta a Canarias, donde ha desarrollado gran parte de su carrera como fot¨®grafo. De hecho, esta edici¨®n de La Ventana Indiscreta es parte de un proyecto mayor sobre la memoria hist¨®rica que se abrir¨¢ en la sala La Recova, de Santa Cruz de Tenerife, en septiembre.
Esa distancia le permite ser cr¨ªtico o halagador, seg¨²n de lo que se trate. ¡°A diferencia de lo que pasa en otras capitales, no son solo fiestas gais; el porcentaje de heterosexuales en la manifestaci¨®n y por la calle lo demuestra. Cualquier ciudad del mundo querr¨ªa tener un evento as¨ª¡±, concluye.
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