La masiva afluencia de turistas divide a los comerciantes de La Boqueria
Un paradista abre una p¨¢gina de Facebook con im¨¢genes de suciedad e incivismo
A pesar de que en un d¨ªa pueden pasar por La Boquer¨ªa cerca de 45.000 personas, algunos de los paradistas afirman que el mercado es como un pueblo. La mayor¨ªa de los trabajadores se conocen desde hace muchos a?os e incluso algunos llevan generaciones ocupando sus paradas. Y como en todos los pueblos, cuando existe una pol¨¦mica no se habla de otra cosa. En la ¨²ltima semana no ha habido otro asunto que del provocador perfil de Facebook que ha abierto uno de los paradistas con el nombre La Boqueria se ha convertido en una porquer¨ªa.
¡°S¨¦ que es pol¨¦mico pero al menos est¨¢ sirviendo para que se discuta alguna cosa¡±, dice el autor del perfil, V¨ªctor Robles. Ha ilustrado la p¨¢gina con fotograf¨ªas de turistas borrachos de despedida de soltero en el mercado o decenas de visitantes sentados en el suelo comiendo los productos envasados que algunos vendedores despachan sin descanso. Tambi¨¦n hay im¨¢genes de suciedad, de papeleras que rebosan con vasos de pl¨¢stico, latas, bandejas¡
El debate que ha abierto Robles ha creado malestar. ¡°Hay tensiones¡±, reconoce Esmeralda Mont¨®n, que vende los pollos y conejos m¨¢s fotografiados del mercado. ¡°Los clientes de siempre se agobian con tanta gente y tanta despedida de soltero y dejan de venir¡±, lamenta. ¡°Hay que hacer algo s¨ª o s¨ª¡±, avisa. ¡°Algunos vienen borrachos con meg¨¢fonos y tocan el g¨¦nero¡±, a?ade Carles Guirado.
No todos opinan igual. Los paradistas que han visto el fil¨®n y se han adaptado al gusto de los turistas no est¨¢n dispuestos a renunciar a nada. ¡°Yo he invertido mucho dinero¡±, advierte Paqui Mart¨ªn, due?a de dos paradas de pescado seco. Hace cuatro a?os decidi¨® ¡°enfocarlo al turismo¡± y transform¨® una de las dos: reform¨® el espacio, cambi¨® la licencia, instal¨® dos hornos, cuatro freidoras y ahora vende bandejas de fritura de pescado y verdura. ¡°No se puede criticar al turismo porque vivimos de ¨¦l. En La Boquer¨ªa, en Barcelona y en toda Espa?a. ?Bendito turismo!¡±, exclama.
Pese a estar disgustada con el perfil de Facebook, Mart¨ªn sigue comprando la carne a Robles, que no deja escapar la ocasi¨®n de sacar el tema mientras apunta en su libreta los solomillos que debe preparar: ¡°Paqui no puede ser que los que mandan en Barcelona hayan decidido que la ciudad es para los turistas¡±. Y a?ade: ¡°Por culpa de la comida que vend¨¦is algunos paradistas el mercado est¨¢ sucio y lleno de gente comiendo en el suelo¡±. Paqui, que adem¨¢s de invertir en la nueva parada ha estudiado ingl¨¦s y franc¨¦s para atender al nuevo comprador, se defiende: ¡°T¨² tambi¨¦n podr¨ªa haber transformado tu parada. Me parecer¨ªa bien que todos pudierais hacer cambios para ganaros la vida con los turistas¡±.
Desde hace a?os, en el mercado no se pueden abrir m¨¢s bares, ni restaurantes, ni tiendas que vendan zumos o fruta envasada. ¡°Es que yo quiero que siga siendo un mercado, y adem¨¢s, los turistas vienen aqu¨ª porque algunos seguimos vendiendo carne y pescado pero nos hacen las fotos a nosotros y se dejan el dinero con vosotros¡±, responde el carnicero.
Las agencias de viajes y Turismo de Barcelona anuncian en sus webs que la visita a La Boqueria es ¡°obligada¡±, pero la situaci¨®n es cada vez m¨¢s tensa. En la p¨¢gina hay vecinos que aseguran que ya no van a comprar porque ¡°es una misi¨®n imposible¡± y otros que advierten: ¡°Dejen de despotricar, porque no se equivoquen: el d¨ªa en que el extranjero deje de visitar el mercado lloraremos todos porque no tendremos m¨¢s remedio que cerrar¡±. El alcalde Xavier Trias reconoci¨® a principios de mes este conflicto y apost¨® porque Turismo de Barcelona evite la entrada de grupos masivos ¡°como quien va a un espect¨¢culo¡± pero admit¨ªa que ¡°es dif¨ªcil intentar impedir la presencia¡± de turistas.
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