Chunda chunda (b¨¢sicamente)

No exist¨ªa entorno m¨¢s propicio que el festival Cultura Inquieta para Manu Chao, alias El Deseado, verso libre que alterna la molicie, alg¨²n destello de talento y una concepci¨®n m¨¢s bien ajada de la irreverencia. Convertida la plaza de toros de Getafe en una multitudinaria verbena alternativa, con caseta saharaui, adhesi¨®n a la causa palestina, puestecillos de t¨ªteres o mojitos, minis cerveceros al por mayor, mucho porrito rico y un rico muestrario de escotazos femeninos y chicos descamisados, con rastas o en chancletas, solo faltaban las bermudas bombacho del carism¨¢tico l¨ªder para azuzar el cotarro y la sudorina comunitaria. Hubo que esperarle hasta las 22.44, porque la cola en los accesos daba la vuelta al ruedo. Pero el triunfo del francoespa?ol fue tan cantado como rutinario: su apelaci¨®n al esp¨ªritu de Simeone no se corresponde, desde luego, con ninguna capacidad para dar la campanada.

Chao lleva desde 2007 sin publicar nuevo disco, quiz¨¢s porque no sienta ninguna necesidad. Mejor as¨ª: para agrandar los anaqueles del buenrollismo insustancial siempre nos quedar¨¢ Macaco, por ejemplo. El apego de Manu por encadenar las canciones constituye la demostraci¨®n emp¨ªrica de que siempre interpreta m¨¢s o menos la misma, un manido crisol de reggae, ska, rumba y m¨²sica popular del cono sur, con una sirena policial como desquiciante adorno. La exhibici¨®n f¨ªsica es admirable, igual que la de los 5.000 entusiasmados espectadores, pero la experiencia se evapora por el desag¨¹e con el primer duchazo.

Sonaron Mr. Bobby, Se fuerza la m¨¢quina, Clandestino, Qu¨¦ hora son, King Kong Five (por reivindicar tambi¨¦n a Mano Negra) o, ya en los bises, Bienvenida a Tijuana, de lo m¨¢s potable. Casi todo se reduce b¨¢sicamente a un chunda chunda de libro, aunque este, a diferencia de las orquestas para fiestas patronales, se presente en versi¨®n progre, lumpen, ecosolidaria, fronteriza, etec¨¦. Al final, el ¨ªdolo antisistema resulta m¨¢s previsible que los vetustos Stones.