Lavapi¨¦s, un se?or barrio
Humilde y refugio de inmigrantes, este pedazo de Embajadores se est¨¢ aburguesando Como Malasa?a o Chueca antes, vive una eclosi¨®n cultural que ha atra¨ªdo a profesionales liberales
¡°Lavapi¨¦s ingentrificable¡± reza una obra del artista urbano Ruina, pintada en una de las calles del barrio. ?Gentrificaci¨®n? Esta extra?a palabra que va cogiendo popularidad en los ¨²ltimos tiempos alude al proceso por el que los tradicionales habitantes de un barrio se ven sustituidos por otros de mayor poder adquisitivo, gran parte de las veces de profesiones liberales y con fuertes intereses culturales.
Este proceso ¡ªque se podr¨ªa expresar como de elitizaci¨®n o aburguesamiento¡ª ya ha cambiado la fisionom¨ªa y fisiolog¨ªa de lugares como Chueca o Malasa?a, que pasaron de ser zonas degradadas a barrios cool.
Para algunos la gentrificaci¨®n (un tema espinoso) es algo positivo que revitaliza los barrios y mejora las condiciones de vida en zonas castigadas por el tr¨¢fico de drogas, la prostituci¨®n...
Para otros, desplaza injustamente a los m¨¢s pobres, debido a la subida del precio de la vivienda, y transforma la identidad propia de los barrios, transform¨¢ndolos en algo as¨ª como parques tem¨¢ticos. El sector cr¨ªtico se?ala que Lavapi¨¦s y la zona de Ant¨®n Mart¨ªn se encuentran actualmente en la frontera de la gentrificaci¨®n.
Lavapi¨¦s es y ha sido muchas cosas: juder¨ªa, barrio castizo de manolos y manolas, zona de clase trabajadora o de ocio nocturno, el tan cacareado barrio multicultural de la inmigraci¨®n ¡ªla semana pasada se celebr¨® el festival Lavapi¨¦s Diverso¡ª, y tambi¨¦n un pu?ado de calles fuertemente politizadas, nido de diversas asociaciones y centros sociales okupados y autogestionados (y, ¨²ltimamente, cuna de uno de los c¨ªrculos seminales de Podemos). Pero ?Es realmente ingentrificable?
¡°En Lavapi¨¦s ha cambiado el perfil poblacional, y con los a?os cambiar¨¢ a¨²n m¨¢s¡±, explica ?scar Mu?oz, miembro del Observatorio Metropolitano, ¡°es probable que el barrio se rejuvenezca y no precisamente porque vengan familias con ni?os, sino porque los ancianos que fallezcan sean remplazados por la entrada de estos gentrys¡±.
Los cambios en el tejido comercial tambi¨¦n son palpables: la cultura es una de las puntas de lanza de la gentrificaci¨®n, y el barrio es ahora uno de los de mayor densidad de librer¨ªas, salas de teatro alternativas, galer¨ªas de arte o grandes contenedores culturales, como el Teatro Valle-Incl¨¢n, La Casa Encendida, la Filmoteca o el Reina Sof¨ªa. ¡°La instalaci¨®n de c¨¢maras de videovigilancia as¨ª como los recientes planes de seguridad¡±, contin¨²a Mu?oz, ¡°no dejan de ser una torpe estrategia de los poderes p¨²blicos de intentar domesticar y pacificar el espacio para que tanto los nuevos como los futuros inquilinos gentrys se sientan en un entorno seguro ya que el dinero huye de las zonas de conflicto¡±.
El primer paso para la gentrificaci¨®n es que un barrio se encuentre en malas condiciones. Aqu¨ª es claro. En 2010 se anunciaba que una d¨¦cada de rehabilitaci¨®n en Lavapi¨¦s ha permitido ¡ªcon una inversi¨®n de 89,6 millones de euros de las tres Administraciones¡ª recuperar 8.700 viviendas y m¨¢s de 947 locales, mejorar infraestructuras y crear o rescatar equipamientos. Los particulares, con ayudas o sin ellas, hab¨ªan renovado otros 7.000 pisos, pero segu¨ªa habiendo m¨¢s de 8.000 infraviviendas en este barrio con m¨¢s de 40.000 residentes.
La infravivienda es uno de los problemas de un barrio humilde desde su origen en el siglo XVI. La densidad es de 486 habitantes por hect¨¢rea (m¨¢s del doble que en el conjunto de la almendra central). ¡°En el momento en que el barrio tiene una cierta degradaci¨®n e incluso el estigma de peligrosidad es cuando es m¨¢s f¨¢cil convencer a los vecinos de la necesidad de un cambio, pues lo ver¨¢n como algo positivo. Posteriormente ver¨¢n c¨®mo los alquileres suben y terminar¨¢n por abandonar el barrio ante la llegada nuevos vecinos de clase media interesada en el ambiente bohemio, los hoy denominados hipsters¡±, profetizan desde el colectivo Left Hand Rotation (www.lefthandrotation.com) art¨ªfice del taller Gentrificaci¨®n no es nombre de se?ora, y de la iniciativa Museo de los desplazados que documenta estos procesos (www.museodelosdesplazados.com). ¡°Lavapi¨¦s vive ya inmerso en un proceso de gentrificaci¨®n desde que se aprob¨® el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU) de 1997¡± denuncian. ¡°Cabe recordar que la mitad de la inversi¨®n de este plan era capital privado y cualquier empresa privada preferir¨¢ el lucro antes que la vivienda social, precisamente tan necesaria en barrios como este donde abundan los vecinos que todav¨ªa viven en viviendas populares y muchas de ellas degradadas como son las corralas¡±.
Aunque los precios de la vivienda ven¨ªan cayendo irremediablemente como consecuencia de la crisis, seg¨²n datos del portal inmobiliario Idealista.com se atisba cierta recuperaci¨®n: el precio del alquiler en el distrito Centro ha bajado un 0,9% en el ¨²ltimo a?o (en 2013 cay¨® un 2,2%) y el de venta se ha recuperado un 0,7% en el ¨²ltimo a?o (en 2013 cay¨® un 4,6%). Un mercado al alza es propicio para la gentrificaci¨®n que, adem¨¢s, se produce en plazos de tiempo largos. En el barrio, sin embargo, el cambio de tendencia se nota menos: seg¨²n el portal, los precios en la zona de Embajadores cayeron un 2,6% entre junio de 2013 y de 2014.
La Asociaci¨®n de Vecinos La Corrala no muestra preocupaci¨®n ante este proceso: ¡°Este era un barrio degradado, donde los comercios cerraban y nadie quer¨ªa vivir. Ahora la poblaci¨®n se est¨¢ rejuveneciendo y ha dejado de ser uno de los barrios m¨¢s viejos de Madrid: hay un cambio generacional que se dec¨ªa que iba a desplazar a los inmigrantes y eso no ha pasado¡±, explica Manuel Osuna, su presidente, ¡°aunque ahora es m¨¢s dif¨ªcil encontrar un piso porque mucha gente quiere vivir aqu¨ª¡±. Osuna opina que los verdaderos problemas del barrio son la suciedad o la paralizaci¨®n del plan de rehabilitaci¨®n por parte de la Comunidad de Madrid, y reconoce que se ha mejorado mucho en temas como la inseguridad, que ha bajado notablemente, o la integraci¨®n de los inmigrantes.
?Se producir¨¢n en el barrio cambios como los que se han operado en la zona de la calle de Ballesta, en Malasa?a, promovidos por la asociaci¨®n de comerciantes TriBall, que en los ¨²ltimos a?os se ha poblado de bares y comercios modernos y de dise?o (para algarab¨ªa de unos y horror de otros)?
El hecho de que muchos locales de Lavapi¨¦s sean propiedad de inmigrantes y el activismo pol¨ªtico propio del barrio puede ser un freno, seg¨²n reconoce ?scar Mu?oz, del Observatorio Metropolitano, ¡°pero tambi¨¦n es cierto que esta misma identidad de tradici¨®n rebelde y combativa del barrio puede ser recuperada de forma perversa, empaquetada e incorporada a la marca Lavapi¨¦s como producto sugerente para ofertar a los gentrys deseosos de nuevas experiencias vitales¡±.
Algunos de los fen¨®menos m¨¢s rese?ables a simple vista son la proliferaci¨®n de nuevos locales en la zona de Ant¨®n Mart¨ªn o de galer¨ªas de arte en la calle del Dr. Fourquet. Joaqu¨ªn Garc¨ªa Mart¨ªn, de Garc¨ªa Galer¨ªa, lleva 15 a?os viviendo en el barrio: ¡°No entiendo la palabra riesgo unido a gentrificaci¨®n. Se plantea como algo negativo o como si se perdiera algo interesante. El barrio como tal desapareci¨® cuando los vecinos y parroquianos de siempre vendieron sus pisos y sus negocios y se fueron. Hicieron su buen dinero y no se preocuparon del impacto que provocaba el que su antigua vivienda familiar se convirtiera en un piso patera. Los fen¨®menos de gentrificaci¨®n (pienso en un caso brutal como ha sido Williamsburg, en Nueva York) los lleva a cabo la gente, pero la lectura que suele hacerse es la de una operaci¨®n de pelotazo inmobiliario cuando no es el caso¡±.
El galerista celebra la eclosi¨®n cultural y considera las quejas gratuitas ante los verdaderos problemas que diagnostica: ¡°Como vecino mi problema es esquivar las mierdas de perro, las meadas, los v¨®mitos y las latas de cerveza del botell¨®n de la noche anterior, intentar conseguir dormir mientras debajo de mi ventana est¨¢n gritando a las cuatro de la madrugada o que los camellos de la esquina no vuelvan a pelearse una vez m¨¢s¡±, dice, ¡°el hecho de que haya gente que sea capaz de poner en marcha algo en lo que creen para m¨ª es un milagro y un regalo¡±.
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