Control de carretera
Jim¨¦nez Fortes escuch¨® los tres avisos en el ¨²ltimo toro de un buen encierro de Pedraza de Yeltes
Los primeros d¨ªas de agosto son fechas de mucho tr¨¢fico, no s¨®lo del taurino sino tambi¨¦n en las carreteras. El comienzo de las vacaciones es lo que tiene, atascos, controles... y lo normal es que sean d¨ªas complicados para quienes cogen el volante. A los toreros que actuaron en la ¨²ltima de la este s¨¢bado feria de Azpeitia tambi¨¦n se les complic¨® el tr¨¢fico. Tuvieron delante una aut¨¦ntica corrida de toros, con trap¨ªo y seriedad de plaza de primera, ejemplares con m¨¢s de seiscientos kilos y con la vitola de corrida de Madrid. Un aut¨¦ntico lujo que deja muy a las claras la categor¨ªa e un ciclo que a?o tras a?o sube un escal¨®n en la importancia de los festejos.
Los numerosos aficionados franceses y bilba¨ªnos desplazados a los tendidos de la centenaria bombonera no son m¨¢s que un fiel reflejo del inter¨¦s que despierta la feria azpeitiarra. Y ocurri¨® como en la carretera. Alberto Aguilar fue el primero en encontrar un control; sus dos toros le pidieron los papeles con exigencia. Terriblemente serios, m¨¢s a¨²n ante la diminuta figura del madrile?o, fueron dos ejemplares exigentes a los que entendi¨® bien el diestro siempre en su corte batallador. La oreja que pase¨® fue un justo premio a su esfuerzo y saber hacer sin perder nunca el sitio ni mostrar la m¨¢s m¨ªnima duda.
Tercera de la Feria San Inazio
Seis toros de Pedraza de Yeltes, de excelente presentaci¨®n y desigual juego; el quinto fue premiado con la vuelta al ruedo.
Alberto Aguilar: estocada (oreja) y media estocada (saludos tras aviso).
Juan del ?lamo: media, pinchazo y estocada ca¨ªda (saludos tras aviso) y estocada baja (oreja).
Jim¨¦nez Fortes: estocada contraria (silencio tras aviso) y pinchazo, media y cinco descabellos (pitos tras tres avisos).
Antes de comenzar el festejo, el ganadero de Pedraza, Luis Uranga, recibi¨® el premio a la mejor ganader¨ªa del pasado a?o y tambi¨¦n se entreg¨® el de triunfador a David Mora, que fue recogido por el presidente de la Comisi¨®n taurina. Joxin Iriarte.
Dos tercios de entrada.
Juan del ?lamo tuvo un lote m¨¢s propicio para el ¨¦xito. Lidi¨® al quinto, un toro premiado de forma ben¨¦vola con la vuelta al ruedo, pues a su brillante pelea en el caballo -recibi¨® tres puyazos- le sigui¨® una faena en la que acab¨® buscando las tablas. Estuvo mal lidiado en banderillas, su imponente trap¨ªo caus¨® cierto desconcierto y eso no ayud¨®. El salmantino recet¨® dos buenas series con la derecha, pero no acab¨® de ajustarse al natural y la labor se fue diluyendo antes de firmar un baj¨®n a?o que emborron¨® su trasteo.
Con todo, se le vio cuajado, con las ideas claras y siempre muy dispuesto, aunque en su primero pecara de un toreo excesivamente recto. El alto se lo echaron los gendarmes a Jim¨¦nez Fortes, capaz de dilapidar sus buenas maneras, su entrega y su decisi¨®n con un absurdo relajo que le hizo escuchar los tres avisos en el que cerr¨® la feria.
Nadie se merec¨ªa ese deslucido final, ni los organizadores de este soberbio ciclo ni los espectadores, que ayuntaron en los tendidos bajo la lluvia un buen tramo de la tarde, ni siquiera el malague?o, que pech¨® con un lote al que le falt¨® transmisi¨®n con la cabeza siempre a media altura. Escuch¨® el primer aviso antes de entrar a matar y despu¨¦s no supo reaccionar ante las urgencias. Un borr¨®n no por ser mal torero sino por no saber resolver cuando llegan los problemas. Al final, la gente se decant¨® por el toro mientras entraba a los corrales y oblig¨® a saludar al mayoral de forma un tanto desconcertante, porque la corrida fue buena, pero lejos de un encierro exitoso.
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