Recuerdos de oriente en Madrid
La Pagoda de Fisac se derrib¨® en 1999 para contruir un complejo de oficinas
Su nombre evoca lugares lejanos como Vietnam o Jap¨®n, pero la Pagoda de Fisac estaba mucho m¨¢s cerca. Solo hab¨ªa que pasear por el distrito madrile?o de San Blas para admirar el imponente edificio de seis alturas cuya peculiar estructura, vista desde una perspectiva cenital, lo hac¨ªa parecer una estrella de ocho puntas. El truco radicaba en que cada planta estaba girada 45 grados respecto a la anterior, lo que le confer¨ªa una imagen que recordaba a las edificaciones orientales. Por ello, aquella extra?a construcci¨®n de Miguel Fisac, que termin¨® de edificarse en 1965 para albergar las oficinas de Laboratorios Jorba, empez¨® a conocerse como La Pagoda. Su demolici¨®n, en julio de 1999, no estuvo exenta de pol¨¦mica y rumores. Unos atribuyeron el derribo a intereses ocultos del Opus Dei. Otros al factor econ¨®mico. Pero todos los expertos coincidieron en tildarlo como un delito cultural.
¡°Siempre que pasaba por all¨ª me maravillaba. Ten¨ªa fuerza y un concepto de juego exquisito. Tirarlo es un desprecio para todos, como si quemaran un Mir¨®¡±, sentenciaba el arquitecto Juan Navarro Baldeweg un mes despu¨¦s de que el Ayuntamiento concediera la licencia de demolici¨®n. El Colegio de Arquitectos de Madrid conden¨® de forma un¨¢nime el derribo. Y a¨²n hoy, 15 a?os despu¨¦s, siguen recordando la gran p¨¦rdida que supuso.
¡°Se demoli¨® con alevos¨ªa, en verano, cuando no hab¨ªa nadie en Madrid¡±, juzga Mercedes D¨ªez, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Arquitectos. ¡°Y lo m¨¢s triste es que se podr¨ªa haber salvado porque unos meses antes del derribo, parec¨ªa que la empresa propietaria ten¨ªa la intenci¨®n de dejar la pagoda y los elementos m¨¢s significativos¡±, rememora. El propio Fisac relat¨® en una entrevista telef¨®nica con este peri¨®dico que los dos arquitectos a los que el Grupo Lar ¡ªnuevo propietario del terreno¡ª hab¨ªa encargado la ampliaci¨®n del edificio fueron a verlo para comentar el proyecto. ¡°Me dijeron que no ten¨ªan intenci¨®n de destruir un edificio tan llamativo, que se ve¨ªa tan bien desde la autopista de Barajas¡±, contaba el arquitecto. ¡°Luego parece que la cosa se complic¨®. Los arquitectos municipales dijeron que la obra no cumpl¨ªa la normativa contra incendios, pero me pod¨ªan haber llamado para poner unas escaleras exteriores¡±, lamentaba Fisac, que muri¨® en 2006 convencido de que el Opus Dei tuvo mucho que ver en la demolici¨®n. El arquitecto, que fue miembro numerario de la organizaci¨®n religiosa entre 1936 y 1955, afirm¨® en la misma entrevista de 1999 que el derribo respond¨ªa al ¡°inter¨¦s del Opus por destruir su imagen como persona y como arquitecto¡±. D¨ªez considera que esta versi¨®n ¡°no tiene sentido¡± y que la ¨²nica motivaci¨®n fue ¡°el dinero¡±. ¡°Hay multitud de obras de Fisac por todo Madrid y si el Opus hubiera tenido algo que ver, no estar¨ªan¡±.
¡°Se demoli¨® con alevos¨ªa, en verano, cuando no hab¨ªa nadie en Madrid¡±
¡°Al final la torre se tir¨® porque no ocupaba toda la edificabilidad que le permit¨ªa la ordenanza urban¨ªstica vigente en aquella ¨¦poca. Si se dejaba as¨ª los due?os iban a perder mucho dinero porque pod¨ªan duplicar la superficie ¨²til¡±, explica Carlos Asensio-Wandosell, profesor en la escuela de arquitectura de Toledo y experto en la obra de Fisac. ¡°Fue una pura especulaci¨®n permitida por el Ayuntamiento y por los arquitectos que redactaron los informes y que no valoraron lo suficiente el edificio¡±, opina Asensio-Wandosell . ¡°Quiz¨¢ se entiende m¨¢s ahora la torre que cuando la hizo Fisac¡±.
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