¡°Haber estado en la prisi¨®n es un estigma que no se borra nunca¡±
Un exrecluso por homicidio relata las dificultades a las que debe hacer frente para ser aceptado tras pasar 27 de sus 53 a?os entre rejas
¡°Llevo tres a?os fuera y todav¨ªa sue?o con esto por las noches. Tengo un cartel en mi espalda que pesa much¨ªsimo y me cuesta levantar la cabeza. Haber estado en la prisi¨®n es un estigma que no se borra nunca¡±. Alfonso Garc¨ªa sabe que tiene un pasado oscuro. Siete bancos, una joyer¨ªa y varios atracos acabaron con su primera condena en 1982. Pero no la lleg¨® a cumplir. Secuestr¨® funcionarios de La Modelo y se fug¨® de la c¨¢rcel. Afuera, m¨¢s atracos y una vida a salto de mata hasta que lo cogieron de nuevo. Pero consigui¨® fugarse otras tres veces m¨¢s. Como un pez que se muerde la cola, el ciclo vicioso no se deten¨ªa. M¨¢s robos, m¨¢s condenas.
La ¨²ltima vez que escap¨® fue en 1997. Se tirote¨® con la polic¨ªa. Cometi¨® un homicidio. Durante 27 a?os ha recorrido m¨¢s de siete centros penitenciarios de todo el pa¨ªs. Tiene estipulada una pena de 40 a?os, pero en 2011 consigui¨® la libertad condicional. Con 53 a?os de edad y acostumbrado a vivir casi tres d¨¦cadas tras rejas, Alfonso crey¨® que afuera le esperaba algo distinto. Pero la anhelada libertad se trastoc¨® por una segunda condena impl¨ªcita: el rechazo social. ¡°Lo notas en todo¡±, asegura y lo reitera en cada frase que pronuncia. Alquilar una habitaci¨®n, compartir una copa o hasta encontrar empleo. ¡°Si llegan a saber de tu pasado, la mayor¨ªa te cierra la puerta¡±.
La subdirectora general de Programas de Rehabilitaci¨®n y Sanidad de la Direcci¨®n General de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, Paula Montero, explica que la reinserci¨®n social no s¨®lo es competencia del Gobierno o de las entidades sociales. ¡°La gente tiene que asumir que los presos tambi¨¦n son suyos. Que alg¨²n d¨ªa saldr¨¢n de la c¨¢rcel. La sociedad debe comprender que son personas que han nacido en la sociedad y volver¨¢n a ella¡±, a?ade. Desde mediados de los 80, las c¨¢rceles catalanas trabajan diferentes proyectos de reinserci¨®n social con los internos. Dependiendo del perfil de la persona, se piensa a qu¨¦ actividad vincularla. Un cuerpo de asistentes sociales, psic¨®logos, crimin¨®logos y universitarios implementan la tarea.
Seg¨²n la subdirectora, aproximadamente un 80% de la poblaci¨®n reclusa se vincula voluntariamente con actividades rehabilitadoras. Y los resultados son favorables. Un estudio realizado en el colectivo de delitos sexuales indica que aquellos internos que participan tienen una reincidencia del 6% mientras que los desvinculados reinciden en un 32%. En materia de violencia de g¨¦nero, de cada 10 reclusos que trabajan en las actividades, reincide solamente uno; mientras que quienes no lo hacen, reinciden cinco.
La Generalitat defiende los programas de reinserci¨®n
Seg¨²n Montero, una de las mayores dificultades en este tipo de rehabilitaci¨®n es cuando llega el momento de salir en libertad. ¡°Hoy llevo una vida normal. Me levanto a las siete, compro el pan y salgo a buscar trabajo. Intento relacionarme lo mejor que puedo, pero si saben de mi pasado, no me aceptan. Con una mirada ya sabes si te est¨¢n condenando y eso pasa mucho en esta sociedad. Si t¨² las has hecho, t¨² las pagas, dicen, y no se imaginan lo caro que lo he pagado all¨ª dentro¡±. La c¨¢rcel fue la experiencia de aislamiento m¨¢s fuerte que ha vivido Alfonso. El sentimiento de soledad es tan grande, cuenta, que incluso se corre el riesgo de perder la lucidez mental. ¡°Llega un momento que no quieres saber de nada y simplemente te a¨ªslas en ti mismo. Pero te a¨ªslas durante a?os, y a?os. Es dif¨ªcil de imaginar. Despu¨¦s de 27 a?os de encerrado, pasas de todo. Son pocos los que logran salir cuerdos¡±, cuenta. ?l lo consigui¨® ¡°gracias al deporte y la lectura¡±.
Tras recibir diferentes tratamientos propuestos por la Generalitat, una vez afuera este hombre no dud¨® en acercarse a la fundaci¨®n IRES. Una asociaci¨®n que hace 45 a?os, desarrolla programas de prevenci¨®n y atenci¨®n social de reclusos y exconvictos con el prop¨®sito de favorecer su reinserci¨®n. ¡°Tenemos que trabajar mucho con los empresarios para explicarles que de una acci¨®n no se deriva una vida. Las personas cambiamos y transmitir esta filosof¨ªa es lo que nos lleva a ayudar a estas personas¡±, se?ala Monserrat Toh¨¤, directora de la organizaci¨®n. Lo importante, dice, es hacer pedagog¨ªa en el asunto. Cuando una empresa trabaja con un expresidiario y le funciona bien, se le quita el miedo y la sinergia acaba siendo favorable para ambas partes.
A trav¨¦s del programa Aferrat, la fundaci¨®n trabaja con el usuario las necesidades b¨¢sicas y materiales, el nivel psicosocial y las competencias transversales del ¨¢mbito laboral. Apuestan para que el usuario visualice sus propias fortalezas y, a partir de ellas, pueda armar un plan de trabajo que lo ayude a combatir sus debilidades. Gracias a su colaboraci¨®n, el 100% de los usuarios mejora su nivel de ingresos y de autonom¨ªa. Ocho de cada 10 avanzan en materia de vivienda, autoestima y de formaci¨®n educativa. Y un 22% de los exreclusos encuentran empleo. ¡°Esta gente te levanta la moral cuando no eres capaz de ver ni una luz. Te hacen comprender cosas importantes y te dan ganas de salir adelante con la cabeza alta. Hay que animarse a pedir ayuda y confiar en que uno es capaz de construir una nueva vida¡±, anima Alfonso.
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