Anoche tuve un sue?o
A d¨ªa de hoy, desde que comenz¨® la fiesta, una ardilla hubiera podido saltar de cabeza en cabeza, sin tocar ni una sola vez la de alguien que estuviera verdaderamente sobrio. Quien m¨¢s quien menos, aqu¨ª todo el mundo sopla de lo lindo. Unos van de trago fino y rollo de bayas y enebro, y otros de trago baratongo en vaso de pl¨¢stico guarrete. Pero ah¨ª se acaban las diferencias, porque en cuanto cruzas cuatro palabras con cualquiera, percibes un perfume a alcohol que tumba. Y a poco sociable que seas, no necesitas ni beber para llegar a casa trompa. Con que pegues la hebra con media docena de conocidos, acabas como el Capit¨¢n Haddock.
Luego te acuestas y pasas unas noches terribles. Yo anoche tuve un sue?o, pero no fue como el de Martin Luther King, qu¨¦ m¨¢s quisiera. Fue una pesadilla en toda regla. Estaba en medio del Arenal, caminando entre las txosnas tan contenta, cuando las sandalias se me pegaban al suelo, y ya no hab¨ªa forma de dar un paso. Y mientras me ca¨ªa encima esa mezcla repugnante que inicia nuestra fiesta, compuesta por huevos, harina y ese l¨ªquido inclasificable que algunos llaman champ¨¢n, y me dejaba albardada y tiesa como un filete de tres d¨ªas, ve¨ªa acercarse a la txupinera y al pregonero surfeando sobre un tsunami de kalimotxo. Anunciaban a gritos que por orden del alcalde, la Aste Nagusia iba a prolongarse hasta mayo, y que esta especie de Marina-d?Or-ciudad-de-vacaciones-d¨ªgame que es Bilbao en fiestas, iba a convertirse en un bucle infinito de juerga y desmadre. ¡°Yo no puedo m¨¢s¡±, les dije agobiad¨ªsima, ¡°este ritmo de pasacalles, verm¨², hoteles, tertulias taurinas, barracas, encuentros con amigos, teatro, cenitas y txosnas, va a acabar conmigo. ?Necesito descansar!¡±. Ellos me miraron con desprecio y se alejaron camino de alg¨²n concierto.
Me despert¨¦ con un sobresalto may¨²sculo. Hasta que record¨¦ aliviada que hoy, por fin, se acaba esto. Fue lindo mientras dur¨® y el Producto Interior Bruto se ha portado mejor que nunca, pero todo debe tener un fin. Y es que otras ciudades dedican sus fiestas a v¨ªrgenes pac¨ªficas y a santos, pero aqu¨ª la anfitriona es una gigantona con cara de duquesa de Alba, que tiene una marcha agotadora y nos obliga a sudar la camiseta. Pues bien: hemos cumplido y esta noche podremos despedirla sin complejos. Agur, Marijaia, bonita, ve con dios y tanta paz lleves como aqu¨ª dejas. Duerme hasta el a?o que viene. Te esperaremos y a?oraremos. Pero al fin descansaremos, que algunos hemos pasado ya de los veinte y como dir¨ªan los Cohen, en jaias ¨¦ste no es pa¨ªs para viejos.?
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