Psic¨®logos y corredores de fondo
Profesionales que siempre han tenido dif¨ªcil salida laboral, ahora sufren los recortes en los servicios sociales, aunque creen que la sociedad les valora mejor
Ejercer como psic¨®logo ha sido siempre una carrera de obst¨¢culos. Terminar el grado universitario solo es una primera etapa que debe seguir con a?os de formaci¨®n y estudio, sin garant¨ªas de llegar al destino y con una v¨ªa p¨²blica, el PIR, a la que solo accede en cada convocatoria un centenar de estudiantes, entre m¨¢s de 3.000 candidatos. As¨ª que quienes aspiran a tratar pacientes en la especialidad cl¨ªnica, que son la mayor¨ªa, deben prepararse para un duro viaje en el que la crisis es solo un escollo m¨¢s. Hay que mentalizarse.
?As¨ª lo ven, al menos, Belinda Mart¨ªnez, pontevedresa de 30 a?os, que en la actualidad trabaja en una ONG y lleva un a?o cimentando la clientela de su consulta, y Cristina Rodr¨ªguez, que a sus 22 a?os termin¨® la carrera en 2013 y como la mayor¨ªa de sus compa?eros de promoci¨®n (¡°que yo sepa solo ejerce uno¡±, dice) ha hecho este a?o un m¨¢ster, con sus ansiadas pr¨¢cticas, y piensa cursar otro a partir de oto?o. Cuando se les pregunta por el efecto de la crisis, sonr¨ªen antes de empezar a hablar. ¡°En muchas comunidades aut¨®nomas han desaparecido los servicios sociales¡±, dice Mart¨ªnez. ¡°Yo trabajaba en Madrid hace 11 a?os y all¨ª muchos psic¨®logos estaban en ¨¢reas sociales, como la infancia, la drogodependencia o el abuso sexual. Todos esos sectores, con la crisis, empezaron a recibir menos dinero y esa gente se qued¨® sin atenci¨®n¡±
Pero al mismo tiempo, la sociedad ya no es la de hace unos a?os y la aceptaci¨®n de la profesi¨®n, que todav¨ªa conserva un halo de recelo, se va ampliando. ¡°Respecto a la consulta siempre hubo un poco de reticencia, de miedo, porque se desconoce la parte cient¨ªfica que hay detr¨¢s¡±, comenta Belinda. Cristina Rodr¨ªguez est¨¢ de acuerdo. ¡°Falta conocimiento. En Estados Unidos est¨¢ mucho m¨¢s valorada y hay mucha m¨¢s divulgaci¨®n. Aqu¨ª, en general, no se habla nunca. Cuando uno est¨¢ deprimido, por ejemplo, o tiene ansiedad, no se lo plantea hasta que se ve en el extremo¡¡± ¡°O hasta que le dicen: ¡®No te aguanto, ve al psic¨®logo¡±, a?ade Mart¨ªnez. Aunque cada vez es menor, permanece todav¨ªa en cierto grado la confusi¨®n entre los legos sobre la psiquiatr¨ªa y la psicolog¨ªa, que, m¨¢s que competir, se complementan, a juicio de ambas. ¡°Es que hay veces en que no puedes trabajar hasta que una persona ha visitado un psiquiatra. Depende de la formaci¨®n de cada uno. A veces en terapia ya sabes hasta que punto puedes llegar y tienes un psiquiatra de mano con el que trabajas en equipo¡±, indica Mart¨ªnez.
Al mismo tiempo, la frustraci¨®n que ha provocado el par¨®n econ¨®mico en muchos ciudadanos, con otro tipo proyectos profesionales en los a?os de bonanza, supone un nicho en el que el psic¨®logo puede echar una mano. ¡°Mucha gente se encontr¨® en situaciones dif¨ªciles que no sab¨ªa gestionar. Hab¨ªa otras expectativas, y se produjeron estados de malestar que hicieron m¨¢s visible el papel del psic¨®logo¡±, opina Belinda, que entiende que el choque ha sido fuerte para los de su generaci¨®n. ¡°Nosotros hab¨ªamos vivido una etapa de cierta estabilidad. Sab¨ªamos c¨®mo buscar trabajo, y de repente te encuentras con que todo lo que te hab¨ªan ense?ado como que funcionaba, ya no funciona. Ya no se busca trabajo as¨ª. Esto genera incertidumbre¡±, reflexiona. Quienes se quieren incorporar progresivamente al mercado laboral, como Cristina, asumen que las cosas han cambiado. ¡°Acabas y no sabes qu¨¦ hacer. Es un agobio, pero se lleva¡±, relata. Coincide con su colega en que ¡°terminar y trabajar se puede hacer, pero no es una buena opci¨®n. Necesitas mucha pr¨¢ctica antes de ponerte delante de un paciente, porque tiene que notarse que sabes lo que est¨¢s haciendo, que no dudas¡±.
A la tranquilidad no contribuye la enrevesada regulaci¨®n profesional, que lleva m¨¢s de una d¨¦cada en un limbo jur¨ªdico. A partir de octubre ser¨¢ obligatorio para los psic¨®logos que opten por la especialidad mayoritaria, la cl¨ªnica ¡ªhay otras, centradas en los recursos humanos, la educaci¨®n y el ¨¢rea social y jur¨ªdica¡ª cursar un m¨¢ster, que, de momento, se imparte en muy pocos centros y con plazas escasas, de forma que se genera un cuello de botella similar al del PIR, pero tambi¨¦n para quienes trabajan por cuenta propia. ¡°Es bastante problem¨¢tico y se ha hecho a trompicones¡±, entiende Cristina, que recuerda que mientras estudiaba no se aclar¨® cu¨¢ntos cr¨¦ditos espec¨ªficos era necesario cursar para acceder a este postgrado. ¡°Nuestra carrera lleva a?os en el limbo¡±, dice Mart¨ªnez, que estuvo trabajando en Per¨² y regres¨®, entre otros motivos, porque tem¨ªa que, pese a su experiencia y formaci¨®n, no se homologase su capacitaci¨®n. ¡°Y entonces no podr¨ªa tener una consulta¡±, resume. Cursar el nuevo m¨¢ster u homologar los estudios previos no significa que el estudio se termine. ¡°Tienes que estar actualiz¨¢ndote siempre¡±, afirma Rodr¨ªguez. Su colega ha visto como ¡°en cinco a?os¡± se han aprobado terapias que entonces eran experimentales y ahora est¨¢n validadas.
La profesi¨®n en cifras
En Galicia hab¨ªa a principios de este a?o 2.540 colegiados inscritos, seg¨²n el Colexio Oficial de Psic¨®logos de la comunidad aut¨®noma. De ellos, la mayor parte estaban dedicados a la psicolog¨ªa cl¨ªnica, seguida de la jur¨ªdica, y en menor medida, la educativa, la de intervenci¨®n social y la del trabajo.
Los datos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa del pasado junio contabilizaban 10.200 parados entre los psic¨®logos en toda Espa?a, de los cuales el 40,5% lo son de larga duraci¨®n. Hay 33.600 profesionales de esta especialidad registrados como demandantes de empleo.
Lo que tienen claro ambas es que no eligieron una ocupaci¨®n sencilla. ¡°De los que empezaron conmigo, los que conseguimos llegar al final no fuimos tantos. Muchos se est¨¢n dedicando a otras cosas y hay gente que ni siquiera tuvo la primera oportunidad de trabajar, despu¨¦s de las pr¨¢cticas¡±, asegura Belinda. ¡°Es que no hay oferta, y lo de echar curr¨ªculum tampoco sirve, ni siquiera se consiguen entrevistas¡±, a?ade. ¡°Mi idea es ir haciendo contactos e ir meti¨¦ndome un poco donde pueda. A trav¨¦s de las pr¨¢cticas se puede conocer gente que est¨¦ buscando a alguien para complementar unas horas en una consulta¡±, se?ala Cristina.
Tampoco la emigraci¨®n es f¨¢cil. ¡°Es una profesi¨®n en la que es necesario conocer perfectamente el idioma en el que trabajas, as¨ª que en Europa es muy complicado¡±, entiende la m¨¢s joven de la charla. ¡°Yo estuve en Suram¨¦rica e incluso all¨ª parece otro idioma. La cultura es distinta, hay conceptos diversos, por ejemplo sobre la moral, que tienes que reaprender¡±, explica Mart¨ªnez.
Con tantas piedras en el camino, se entiende que la vocaci¨®n es un factor definitivo. ¡°En casa al principio me dijeron: ¡®Estudia cualquier cosa menos eso¡¯. Quienes entramos sab¨ªamos que no iba a ser f¨¢cil, pero tampoco que ser¨ªa tan dif¨ªcil¡±, recuerda Belinda. La experiencia de Cristina es muy parecida. ¡°Quiz¨¢s habr¨ªan preferido que hubiese estudiado Derecho o algo as¨ª, pero les dije que tambi¨¦n me interesaba el teatro, y eso s¨ª que ni de broma¡±, r¨ªe Cristina, que recuerda que lo que le atrajo es estudiar los porqu¨¦s ¡°de todo¡±: ¡°Por qu¨¦ nos comportamos y nos relacionamos de una manera, por qu¨¦ hay trastornos mentales¡±.
Al final, lo indispensable es tener capacidad de adaptaci¨®n, concluye Belinda. ¡°Te abres, cambias el concepto. Cuando empec¨¦ pensaba que a lo mejor trabajar¨ªa en una empresa, pero ahora pienso m¨¢s en trabajar por mi cuenta, y combinarlo con proyectos sociales. Ya no me creo eso de que no se puede. Salir de Espa?a me ayud¨® mucho a cambiar ese concepto. A perseverar¡±.
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