¡°Fall¨® todo lo que pod¨ªa fallar¡±
El magistrado cree que ¡°codicia, negligencia, actuaciones temerarias y dejaci¨®n de funciones¡± causaron la muerte de cinco j¨®venes en el pabell¨®n municipal
La fiesta celebrada en la noche del 31 de octubre de 2012 en el pabell¨®n municipal Madrid Arena fue, en opini¨®n del juez Eduardo L¨®pez-Palop, ¡°un evento en el que, por negligencia de unos y otros, fall¨® todo lo que pod¨ªa fallar, hubo inactividad criminal por parte de todas aquellas personas que ten¨ªan que haber velado por la seguridad, y se produjo el tr¨¢gico resultado que todos lamentaron pero ninguno, al parecer, previ¨® y mucho menos evit¨®¡±.
Aquella madrugada fallecieron cinco j¨®venes y resultaron heridas otras 10 personas, seg¨²n relata el magistrado en el auto hecho p¨²blico ayer que, casi dos a?os despu¨¦s, cierra la instrucci¨®n judicial. Tal y como adelant¨® EL PA?S, L¨®pez-Palop imputa a 14 personas por cinco homicidios por imprudencia grave, incluido al jefe de la Polic¨ªa Municipal, Emilio Monteagudo, que dimiti¨® ayer tras conocerse el auto; y a otras dos personas ¡ªlos dos m¨¦dicos de la fiesta¡ª por tres homicidios por imprudencia grave.
El juez hace un relato escandalizado de lo acaecido aquella noche a partir de las declaraciones de quienes tomaron parte en la tragedia, de las grabaciones de las c¨¢maras de seguridad y de las pesquisas policiales. Se trata, seg¨²n el auto, de una suma de ¡°codicias, negligencias, dejaci¨®n de funciones y actuaciones irracionales y temerarias que dieron como resultado el fallecimiento de cinco j¨®venes, casi ni?as, que pudo y debi¨® haberse evitado¡±.
La empresa Diviertt organiz¨® el ¡°evento musical¡±, cuya ¡°actuaci¨®n estrella era el DJ Steve Aoki¡±. Se celebr¨® en el Madrid Arena, un espacio propiedad del Ayuntamiento y gestionado por la empresa municipal Madridec. Diviertt se encarg¨® de la venta de entradas y ¡°del funcionamiento interior de la fiesta¡±. La seguridad en el recinto corri¨® a cargo de las empresas Kontrol 34 y Seguriber.
De los 16 imputados, 13 pertenecen a Madridec, Diviertt, Seguriber y Kontrol 34. El jefe policial lo est¨¢ por no evitar el botell¨®n a las puertas del recinto, y los dos m¨¦dicos por no haber atendido correctamente a tres de las v¨ªctimas (las otras dos fueron tratadas por el Samur municipal).
El juez exime de culpa a todos los concejales bajo sospecha
Lissavetzky, contra Botella
La tragedia del Madrid Arena devast¨® el cr¨¦dito pol¨ªtico de Ana Botella (PP), reci¨¦n llegada a la alcald¨ªa apenas diez meses antes. En solo unas horas dimiti¨® Pedro Calvo como concejal de Seguridad, al anunciarse que iba a ser imputado. Nunca lo fue; mantiene su acta de edil, pero apenas participa ya en tareas municipales. Meses despu¨¦s, dej¨® su cargo el vicealcalde, Miguel ?ngel Villanueva, al que informaciones period¨ªsticas quisieron atribuir v¨ªnculos con Miguel ?ngel Flores, el organizador de la fiesta. Nunca se han probado, y el juez en ning¨²n momento le ha imputado.
Tambi¨¦n cayeron el delegado de Seguridad, Antonio de Guindos, muy cercano a la alcaldesa, que prometi¨® dimitir si era imputado. Lo fue, pero ahora ha quedado exculpado. Y se ha sobrese¨ªdo la causa contra la concejal F¨¢tima N¨²?ez, responsable de Seguridad bajo el mando de Guindos, que dej¨® su puesto tras ser imputada aunque mantiene el acta de edil.
Actualmente no queda ning¨²n pol¨ªtico imputado, tan solo el jefe de la Polic¨ªa Municipal, que dej¨® de serlo ayer, y varios excargos de la empresa municipal Madridec, que gestionaba el pabell¨®n. El Ayuntamiento (propietario del Madrid Arena) ha sido declarado responsable civil subsidiario. El juicio se celebrar¨¢ en oto?o de 2015, es decir, tras las elecciones municipales.
El l¨ªder municipal socialista, Jaime Lissavetzky, conmin¨® ayer a Botella que "empiece a conjugar el verbo dimitir", por "coherencia", pues, en su opini¨®n, ella, como Monteagudo, "tambi¨¦n tiene responsabilidad".
El concejal de Izquierda Unida ?ngel Lara censur¨® por su parte que el Ayuntamiento mantuviera hasta ayer a Monteagudo en su puesto. Y el portavoz de UPyD, David Ortega, calific¨® la dimisi¨®n del inspector jefe de la Polic¨ªa Municipal como ¡°tard¨ªa y forzada¡±, recordando adem¨¢s que tiene otra causa abierta por un presunto caso de falsedad documental relacionada tambi¨¦n con el Madrid Arena.
El aforo autorizado por el Ayuntamiento era de 10.620 personas; el juez dice que se vendieron ¡°en torno a 23.000 entradas¡±, pero no cifra cu¨¢nta gente entr¨® al pabell¨®n. Apunta, eso s¨ª, sin detallar c¨®mo lo deduce, que ¡°en un momento determinado, por negligencias diversas de diferentes imputados, [se] llega a ¡®amontonar¡¯ de la forma m¨¢s confusa y ca¨®tica hasta un n¨²mero cercano a las 30.000 personas¡±.
¡°Como consecuencia del enorme sobreaforo, la pista central se encontraba no solamente saturada, sino en una situaci¨®n de aglomeraci¨®n y contacto f¨ªsico entre las personas que las imped¨ªa desplazarse en la direcci¨®n deseada, situaci¨®n de angustia para muchas de ellas que dif¨ªcilmente pod¨ªan soportar f¨ªsicamente la situaci¨®n creada, que notoriamente ven¨ªa agravada por el estado de embriaguez m¨¢s o menos avanzado de muchos de los asistentes¡±, relata el juez. El presunto responsable del sobreaforo es Miguel ?ngel Flores, propietario de Diviertt.
¡°Toda la organizaci¨®n del evento era de su responsabilidad, y tuvo direct¨ªsima participaci¨®n en el n¨²mero de entradas que se vendieron y el caudal de personas que entraron en la fiesta¡±, concluye L¨®pez-Palop. Flores es ¡°plenamente consciente¡± de que se sobrepas¨® el aforo permitido debido a su ¡°desmedido af¨¢n de beneficios econ¨®micos, sacrificando la seguridad¡±. Una vez que se produjo la tragedia, actu¨® adem¨¢s con una ¡°notoria mala fe¡±, al ocultar de manera ¡°premeditada y maliciosa¡± varias de las urnas que conten¨ªan las entradas vendidas. Fueron halladas por la polic¨ªa d¨ªas despu¨¦s en un recinto anexo al pabell¨®n que no estaba operativo.
Mientras una multitud se apretujaba en el interior del recinto, fuera ten¨ªa lugar ¡°una concentraci¨®n de personas¡± que celebraban desde horas antes ¡°un acontecimiento l¨²dico-alcoh¨®lico conocido coloquialmente como botell¨®n¡±. El juez no detalla cu¨¢nta gente hab¨ªa, pero s¨ª que ocupaban, ¡°como m¨ªnimo, todo el espacio existente¡± entre la estaci¨®n de metro de Lago, junto a la Casa de Campo, y los accesos al Madrid Arena, incluido su aparcamiento.
Censura el magistrado la actuaci¨®n ¡°contemplativa¡± de la Polic¨ªa Municipal, que deber¨ªa haber evitado ¡°un botell¨®n notoriamente ilegal¡±. ¡°Si bien fuera excesivo decir que brill¨® por su ausencia, puede afirmarse que estuvo de forma manifiestamente insuficiente, espor¨¢dica y con una pasividad totalmente inadecuada para la gravedad de los hechos que estaban aconteciendo¡±, a?ade. L¨®pez-Palop reconoce que el botell¨®n ¡°no es, obviamente, constitutivo de un il¨ªcito penal¡±, pero en su opini¨®n s¨ª tiene ¡°una importancia decisiva como desencadenante de la tragedia¡±. Por ello, imputa a aquel que en su opini¨®n no hizo lo necesario para evitarlo: el inspector jefe de la Polic¨ªa Municipal, Emilio Monteagudo.
En su auto, el juez detalla que la responsable del dispositivo del Madrid Arena era C¨¢ndida Jim¨¦nez, y que entre ella y Monteagudo hab¨ªa tres mandos m¨¢s. Sin embargo, imputa s¨®lo a Monteagudo como ¡°m¨¢ximo responsable de la actuaci¨®n del cuerpo¡±. El botell¨®n ¡°no fue la ¨²nica causa, pero fue una de las causas de la tragedia, y como la encargada de impedirlo era la Polic¨ªa Municipal, el m¨¢ximo responsable debe responder por su negligencia¡±.
El Ayuntamiento, que dirige Ana Botella (PP), comunic¨® ayer la dimisi¨®n de Monteagudo, que llevaba en el cargo desde diciembre de 2007, ¡°una vez conocido que el juez manten¨ªa de forma formal su imputaci¨®n en la causa¡±. Recalc¨® en cualquier caso ¡°la profesionalidad de todos los componentes del cuerpo, que ha quedado demostrada a lo largo de la historia¡±. ¡°En algunas semanas¡± se conocer¨¢ al sustituto de Monteagudo, seg¨²n el Ayuntamiento.
?C¨®mo influy¨® el botell¨®n en lo ocurrido en el interior del pabell¨®n? Seg¨²n el juez, ¡°en un momento determinado de la madrugada¡± que no precisa, esa multitud tuvo noticia del inicio del ¡°n¨²mero estelar¡± de la noche, a cargo de Aoki.
Se produjo entonces ¡°una aglomeraci¨®n de personas, la mayor¨ªa de ellas en inequ¨ªvoco estado de embriaguez¡±, que intent¨® acceder al recinto. Para entonces, ¡°ya no exist¨ªa ning¨²n control exterior de las entradas¡±, seg¨²n el juez. El desencadenante final de la tragedia fue la apertura de un port¨®n destinado a mercanc¨ªas y, en caso necesario, a salida de emergencias, que permite el acceso directo desde el exterior a la pista sin pasar por las dos plantas superiores del pabell¨®n. Por all¨ª entr¨® una ¡°riada humana¡±, ¡°en n¨²mero no menor a 3.000 personas¡±, a una pista que ya estaba ¡°sobresaturada¡±.
La orden de abrir el port¨®n la dio, seg¨²n afirma el juez a partir de ¡°indicios abrumadores¡±, Francisco del Amo, coordinador de proyectos de Madridec. Seg¨²n el auto, telefone¨® a Jos¨¦ Antonio D¨ªaz, jefe de equipo de Seguriber, que transmiti¨® la orden por walkie-talkie al empleado que ten¨ªa el mando del port¨®n. Tanto Del Amo como D¨ªaz est¨¢n imputados por ello. D¨ªaz asegur¨® en su descargo que, aunque pens¨® que la orden era ¡°una barbaridad¡±, deb¨ªa cumplir ¡°sin rechistar¡± lo que mandaban los jefes de Madridec, ¡°una especie de obediencia debida¡± que el juez rechaza.
En situaci¨®n parecida se encuentran Juan Jos¨¦ Paris y Ra¨²l Monterde, jefes de equipo de Seguriber, que tampoco cuestionaron la orden de abrir el port¨®n. Adem¨¢s, el juez les achaca haber relajado, tambi¨¦n por mandato de Del Amo, los controles a aquellos que intentaban acceder al recinto (para evitar que introdujeran bengalas, petardos, etc¨¦tera).
Por no haber dado la voz de alarma cuando esa era su funci¨®n est¨¢ imputado Jos¨¦ Ruiz, t¨¦cnico de Madridec, como lo est¨¢ tambi¨¦n por lo sucedido en el pabell¨®n el director de Seguridad de Madridec, Rafael Pastor. A Santiago Rojo, director general de Diviertt, le imputa el juez por haber escuchado la orden de abrir el port¨®n y no haber hecho nada para evitarlo. Y a Carlos Manzanares y Emilio Belliard, como responsables de Kontrol 34, la empresa encargada de mantener la seguridad dentro del recinto.
Al llegar esa ¡°riada humana¡± a la pista ya sobresaturada, ¡°se produjo una situaci¨®n tan insoportable que algunos j¨®venes, que no pod¨ªan ni respirar, buscaron la salida¡±. Deb¨ªa haber ocho vomitorios, pero cinco de ellos se encontraban ¡°cerrados por motivos diversos tales como estar tapados por el escenario o encontrarse pr¨®ximos a los camerinos de los artistas¡±. Por ello est¨¢ imputado Miguel ?ngel Morcillo, empleado de Diviertt y responsable de la ubicaci¨®n de las barras, que ¡°bloqueaban total o parcialmente la mayor¨ªa de vomitorios¡±. Y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, coordinador de Seguridad de Madridec, que no hizo nada por remediar todas estas irregularidades.
Aquellos que quer¨ªan salir de la pista se encontraron adem¨¢s con los que deseaban entrar a escuchar a Aoki, lo que produjo ¡°una colisi¨®n confusa, tumultuaria y de todo punto incontrolable¡±. A las 3.40 tuvo lugar una avalancha humana, con j¨®venes ¡°cayendo al suelo, tropezando y formando una aut¨¦ntica barrera¡±.
Cinco chicas quedaron atrapadas en la base, y resultaron ¡°pura y simplemente aplastadas¡±. El juez imputa a Roberto Mateo, responsable de las c¨¢maras de seguridad, por haber abandonado su puesto en repetidas ocasiones, no haber avisado de avalanchas anteriores, y haber guardado un ¡°inexcusable silencio¡± sobre el hecho de que la c¨¢mara con la que deb¨ªa vigilar el pasillo de la tragedia no exist¨ªa, era s¨®lo una carcasa.
Dos de las j¨®venes fueron sacadas del recinto y atendidas en el exterior por el Samur. Bel¨¦n Langdon falleci¨® el 3 de noviembre. Teresa Alonso, el 29 de noviembre. Las otras tres chicas fueron llevadas a la enfermer¨ªa del Madrid Arena, al cargo del doctor Sim¨®n Vi?als, de 77 a?os, y de su hijo Carlos. Est¨¢n imputados por aceptar (a cambio de 1.920 euros) prestar servicio en ¡°un cuarto trastero, sin ventilaci¨®n ni luz ni agua corriente¡±, y sin ¡°medio material o instrumental alguno¡±.
Cristina Arce, Katia Esteban y Roc¨ªo O?a fueron dadas por muertas pese a que se encontraban en parada cardiorespiratoria. Sim¨®n Vi?als, ¡°paralizado y bloqueado¡± por la situaci¨®n, ni siquiera las atendi¨®; dej¨® adem¨¢s a Esteban en manos de dos t¨¦cnicos de ambulancia a los que no dio instrucciones y que nada pudieron hacer. Cuando lleg¨® el Samur, pudo recuperar a O?a, que falleci¨® poco despu¨¦s, tras ser trasladada al Hospital Cl¨ªnico. Arce y Esteban murieron dentro del Madrid Arena.
La fiesta continu¨® hasta las seis de la ma?ana, cuando se encendieron las luces y el resto de asistentes fue desalojado.
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