Valencia siembra su nueva Horta
Cada vez m¨¢s agricultores intentan reinventar un paisaje y un modo de vida amenazados Vienen secundados y se confunden con una red de movimientos sociales
Algo nuevo, aunque de ra¨ªz vieja, empieza a moverse en la tercera ciudad de este pa¨ªs en crisis que es Espa?a. El descontento general y la consecuente b¨²squeda de alternativas, presentes en todo el territorio, tienen en Valencia un ingrediente propio. Sus habitantes miran cada vez m¨¢s hacia la Huerta, uno de los pilares de su idiosincrasia y un enclave cultural, paisaj¨ªstico y medioambiental ¨²nico en el mundo, particularmente amenazado durante los a?os de voracidad urban¨ªstica.
Tierras de una fertilidad extraordinaria abandonadas ante la falta de rentabilidad y relevo generacional; alarmantes tasas de poblaci¨®n desocupada, y una creciente demanda de alimentos de calidad, se han conjugado en el territorio irrigado por las ocho acequias del tramo final del Turia. Cada vez m¨¢s personas cogen la azada y se ponen a plantar verduras. Algunos como hobby y suplemento de su despensa. Otros, con preparaci¨®n y aspiraciones profesionales. Su af¨¢n por retomar valores m¨¢s respetuosos con la salud humana y la naturaleza est¨¢ arropados por una tupida red de movimientos sociales.
Documental de 2013 donde se tratan desde distintos enfoques las amenazas y? las posibles soluciones para el entorno de la Huerta de Valencia. / TVE
Urbanitas y agricultores
Miguel Miranda se levanta de lunes a viernes con el sol. Luego, este ingeniero agr¨®nomo, m¨¢ster en Agricultura Ecol¨®gica por la Universidad de Barcelona, pedalea unos quince minutos hasta las cuatro hanegadas de tierra que ¨¦l y Jos¨¦ Alabau tienen alquiladas en la zona de la Fonteta de Sant Llu¨ªs. Una vez all¨ª, a labrar el campo. Jos¨¦ y Miguel constituyen desde enero Tot al Pot!, una empresa de conservas y encurtidos agroecol¨®gicos.
En Tot al Pot! intentan moverse y hacer los transportes ¡ªsiempre que pueden¡ª? en bici para reducir emisiones
Todo comenz¨® con el proyecto fin de m¨¢ster de Miguel: "Quer¨ªa gastar ese tiempo en hacer algo para m¨ª, y vi un hueco en el mercado de ecol¨®gicos: no hab¨ªa oferta de productos transformados", narra este valenciano de 26 a?os.
Tienen claro que, a la vez que se aseguran un medio de vida, quieren poner su granito de arena para crear nuevo un sistema alimentario. Incluso van, vienen y transportan siempre que pueden la mercanc¨ªa en bicicleta para reducir emisiones. "Aunque Jos¨¦ se est¨¢ aburguesando y viene alg¨²n d¨ªa en coche", bromea Miguel. A¨²n no han hecho balance del a?o, pero han tenido que alternar Tot al Pot con otros trabajos para ir tirando del carro.
Plantando labor social
El Centro de Educaci¨®n Medioambiental Julia est¨¢ a cinco minutos a pie de la parada de metro de Paterna. Cuesta creer que distan solo cinco kil¨®metros de una urbe de 800.000 habitantes. "Es lo que tiene Valencia, que permite estas interfases", cuenta, andando entre frutales, Fernando G¨®mez. Lleva involucrado en la granja desde su fundaci¨®n, hace ya casi 25 a?os. En ella, ayudan a j¨®venes conflictivos o alquilan huertos sociales por 20 euros al mes. Siempre con los valores tradicionales de la Huerta como pivote.
Hemos demostrado, con un modelo autogestionado y sin inversi¨®n, que se puede sacar mucho con poco Enric Valero, de Terra i Canya
Lo ¨²ltimo, desde 2013, es un programa de autoempleo dise?ado junto a la Plataforma de Parados de Paterna, bautizado como Terra i Canya. Tienen un equipo multidisciplinar, que cuenta con ingenieros t¨¦cnicos agr¨ªcolas de diferentes especialidades. A pesar de las ganas que han puesto, las cuentas no les salen. Apuntan a los hurtos de las cosechas o la falta de mecanizaci¨®n como principales razones, y denuncian la falta de ayudas p¨²blicas.
"Hemos demostrado, con un modelo autogestionado y sin inversi¨®n, que se puede sacar mucho con poco. No solo para producir y dar empleo, tambi¨¦n para poner en valor este entorno. Si no, desaparecer¨¢", vaticina Enric Valero, coordinador del proyecto y activista de Ca Revolta.
La azada como salida
L'Aixada com Eixida, una cooperativa agroecol¨®gica de Picassent, constituye una prueba de que, a pesar de la falta de apoyo institucional, se puede apostar por una vuelta al campo, y ganar. Venden hortalizas frescas, conservas y productos de higiene. Ra¨²l, uno de sus seis miembros, deja claro que su actividad est¨¢ centrada en combatir el estado de cosas: "Hacemos un acercamiento global a la problem¨¢tica, concienciando, dando charlas y promoviendo que la gente venga a ver qu¨¦ se hace aqu¨ª".
El siguiente paso es fomentar la uni¨®n entre productores y consumidores
El trabajo de todos estos agricultores de nuevo cu?o viene respaldado por numerosas plataformas sociales, cuyo n¨²mero ha aumentado desde el 15-M y que aportan un bagaje ideol¨®gico a esta vuelta al campo. Destacan Per l¡¯Horta y la Plataforma para la Soberan¨ªa Alimentaria del Pa¨ªs Valenciano. La primera ha sido uno de los principales interlocutores con el Govern en la tramitaci¨®n del Plan de Acci¨®n sobre el Territorio de la Huerta, que por ahora ha quedado en nada. Desde Soberan¨ªa intentan aunar estudios interdisciplinares y fomentar los contactos entre productores y compradores. Con un aumento en Valencia de cinco a m¨¢s de 60 grupos de consumidores ecol¨®gicos en cinco a?os, se revela como el siguiente paso para ahondar en los cambios.
Mapa con los sitios en que comprar productos ecol¨®gicos. / PER L'HORTA
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