La pisada del franquismo se enquista
La simbolog¨ªa del r¨¦gimen de Franco pervive en escudos, calles y cruces en multitud de Ayuntamientos gallegos aunque la ley obligue a retirarlos
A Galicia le est¨¢ costando agrias pol¨¦micas pol¨ªticas y judiciales borrar de su patrimonio la dolorosa huella de cuatro d¨¦cadas de franquismo incluso 39 a?os despu¨¦s de la muerte del dictador. Ni siquiera la Ley de Memoria Hist¨®rica (52/2007), que hace siete a?os dej¨® claro que las Administraciones p¨²blicas est¨¢n obligadas a retirar cualquier vestigio del r¨¦gimen preconstitucional, ha puesto fin a una controversia que se reabre cada dos por tres.
Escudos preconstitucionales en la fachada de inmuebles o colegios p¨²blicos, placas con el yugo y las flechas, s¨ªmbolo de la Falange, adheridos a grupos de viviendas o en docenas de fuentes o lavaderos repartidos por toda la orograf¨ªa gallega y calles que a¨²n llevan el nombre de los militares que armaron el golpe de Estado contra la II Rep¨²blica en 1936: General Sanjurjo, Almirante Vierna, Francisco y Salvador Moreno Fern¨¢ndez, son algunos ejemplos frecuentes.
El ¨²ltimo caso en alimentar este debate es la Cruz ¡°a los ca¨ªdos¡± del monte de O Castro que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, se niega a retirar aunque una sentencia reciente se lo ordena. Disconforme con el fallo, el regidor socialista anunci¨® que lo recurrir¨¢ hasta donde haga falta para que la cruz franquista se quede donde est¨¢. Este ostentoso monolito de piedra, con sus 12 metros clavados en vertical en la falda del monte vigu¨¦s, lo erigi¨® la Falange para honrar a las v¨ªctimas de un solo bando, el nacional, y a su inauguraci¨®n, en 1961, acudi¨® Franco en persona.
La cruz est¨¢ en el centro de la pelea administrativa que enfrenta al gobierno con la Asociaci¨®n Viguesa pola Memoria Hist¨®rica, que lleva tres a?os pugnando para que el Ayuntamiento se pliegue a la ley y la retire. La primera negativa de Caballero a quitar el monolito de O Castro fue una resoluci¨®n del Gobierno local fechada el 1 de marzo de 2013 que la entidad recurri¨® en los tribunales. El juez, Antonio Mart¨ªnez Quintanar, titular del Contencioso n¨²mero dos de Vigo, les ha dado la raz¨®n en una sentencia fechada el 4 de septiembre que ordena al Gobierno local su retirada inmediata. El socialista se resiste aduciendo que es un s¨ªmbolo religioso sin apellido y limpio de connotaciones fascistas, y vuelve a sintonizar con el PP, su inesperado socio presupuestario, que tampoco ve mayor problema en dejar la cruz en su sitio. Se excusa, Caballero, en el lavado de cara que le hicieron en los ochenta ¡ªfue una decisi¨®n de la primera corporaci¨®n democr¨¢tica en junio de 1981¡ª para retirar los escudos y placas que adornaban la base con loas al r¨¦gimen. No dice lo mismo la sentencia, que dedica dos de las 19 p¨¢ginas a analizar la simbolog¨ªa de la cruz y cita el informe pericial del historiador Jos¨¦ Ram¨®n Rodr¨ªguez Lago, doctor en Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Vigo, para concluir que su naturaleza es ineludiblemente franquista, adem¨¢s de una ¡°humillaci¨®n innecesaria y un sufrimiento a?adido¡± para sus v¨ªctimas.
La cruz de Vigo no es un caso aislado ni el ¨²ltimo rescoldo del franquismo que Galicia tienen pendiente de eliminar aunque probablemente es el m¨¢s ostentoso de todos lo que quedan. El choque entre el Ayuntamiento y las asociaciones de la memoria hist¨®rica tienen su r¨¦plica en otros municipios gallegos. No hace mucho que Ferrol, ciudad natal de Franco, batallaba con el mismo dilema que Vigo. La Cruz de los Ca¨ªdos de la plaza de Amboage, en pleno centro urbano hasta 2010, se retir¨® aprovechando una reforma urban¨ªstica y fue uno de los ¨²ltimos vestigios en salir de un espacio p¨²blico en una urbe que los ten¨ªa por docenas y que a¨²n tiene deberes pendientes en el callejero del Arsenal militar para rebautizar la glorieta del General¨ªsimo, la avenida Salvador Moreno, la plaza Marqu¨¦s de Albor¨¢n y las calles Carrero Blanco, Honorio Cornejo, Almirante Vierna y Crucero Baleares, que rinden homenaje a los golpistas y las fuerzas que arroparon a Franco para derrocar la II Rep¨²blica.
La cruz de Amboage era m¨¢s peque?a que la de O Castro pero compart¨ªa la misma naturaleza falangista y era el blanco favorito de las pintadas independentistas. La pol¨¦mica qued¨® empeque?ecida por el trasiego que ya supuso, en julio de 2002, quitar la enorme estatua ecuestre de Franco que presid¨ªa la entrada a Ferrol por la plaza de Espa?a. Se la llevaron en una jaula, entre aplausos y abucheos, y la aparcaron ocho a?os en la entrada del Museo Naval hasta que el Ministerio de Defensa, en marzo de 2010, se decidi¨® a esconderla dentro de un recinto militar, tapada por una lona, para alejarla de turistas y curiosos que se dejaban caer para hacerse una foto. El Gobierno ferrolano ya retir¨® el escudo preconstitucional de la escalinata del consistorio y otro m¨¢s de la biblioteca. Queda pendiente uno que preside la puerta del edificio de Aduanas, en Ferrol Vello.
A Coru?a: la dictadura en 52 huellas
A Galicia le est¨¢ costando agrias pol¨¦micas pol¨ªticas y judiciales borrar de su patrimonio la dolorosa huella de cuatro d¨¦cadas de franquismo incluso 39 a?os despu¨¦s de la muerte del dictador. Ni siquiera la Ley de Memoria Hist¨®rica (52/2007), que hace siete a?os dej¨® claro que las Administraciones p¨²blicas est¨¢n obligadas a retirar cualquier vestigio del r¨¦gimen preconstitucional, ha puesto fin a una controversia que se reabre cada dos por tres.
Escudos preconstitucionales en la fachada de inmuebles o colegios p¨²blicos, placas con el yugo y las flechas, s¨ªmbolo de la Falange, adheridos a grupos de viviendas o en docenas de fuentes o lavaderos repartidos por toda la orograf¨ªa gallega y calles que a¨²n llevan el nombre de los militares que armaron el golpe de Estado contra la II Rep¨²blica en 1936: General Sanjurjo, Almirante Vierna, Francisco y Salvador Moreno Fern¨¢ndez, son algunos ejemplos frecuentes.
El ¨²ltimo caso en alimentar este debate es la Cruz ¡°a los ca¨ªdos¡± del monte de O Castro que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, se niega a retirar aunque una sentencia reciente se lo ordena. Disconforme con el fallo, el regidor socialista anunci¨® que lo recurrir¨¢ hasta donde haga falta para que la cruz franquista se quede donde est¨¢. Este ostentoso monolito de piedra, con sus 12 metros clavados en vertical en la falda del monte vigu¨¦s, lo erigi¨® la Falange para honrar a las v¨ªctimas de un solo bando, el nacional, y a su inauguraci¨®n, en 1961, acudi¨® Franco en persona.
La cruz est¨¢ en el centro de la pelea administrativa que enfrenta al gobierno con la Asociaci¨®n Viguesa pola Memoria Hist¨®rica, que lleva tres a?os pugnando para que el Ayuntamiento se pliegue a la ley y la retire. La primera negativa de Caballero a quitar el monolito de O Castro fue una resoluci¨®n del Gobierno local fechada el 1 de marzo de 2013 que la entidad recurri¨® en los tribunales. El juez, Antonio Mart¨ªnez Quintanar, titular del Contencioso n¨²mero dos de Vigo, les ha dado la raz¨®n en una sentencia fechada el 4 de septiembre que ordena al Gobierno local su retirada inmediata. El socialista se resiste aduciendo que es un s¨ªmbolo religioso sin apellido y limpio de connotaciones fascistas, y vuelve a sintonizar con el PP, su inesperado socio presupuestario, que tampoco ve mayor problema en dejar la cruz en su sitio. Se excusa, Caballero, en el lavado de cara que le hicieron en los ochenta ¡ªfue una decisi¨®n de la primera corporaci¨®n democr¨¢tica en junio de 1981¡ª para retirar los escudos y placas que adornaban la base con loas al r¨¦gimen. No dice lo mismo la sentencia, que dedica dos de las 19 p¨¢ginas a analizar la simbolog¨ªa de la cruz y cita el informe pericial del historiador Jos¨¦ Ram¨®n Rodr¨ªguez Lago, doctor en Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Vigo, para concluir que su naturaleza es ineludiblemente franquista, adem¨¢s de una ¡°humillaci¨®n innecesaria y un sufrimiento a?adido¡± para sus v¨ªctimas.
La cruz de Vigo no es un caso aislado ni el ¨²ltimo rescoldo del franquismo que Galicia tienen pendiente de eliminar aunque probablemente es el m¨¢s ostentoso de todos lo que quedan. El choque entre el Ayuntamiento y las asociaciones de la memoria hist¨®rica tienen su r¨¦plica en otros municipios gallegos. No hace mucho que Ferrol, ciudad natal de Franco, batallaba con el mismo dilema que Vigo. La Cruz de los Ca¨ªdos de la plaza de Amboage, en pleno centro urbano hasta 2010, se retir¨® aprovechando una reforma urban¨ªstica y fue uno de los ¨²ltimos vestigios en salir de un espacio p¨²blico en una urbe que los ten¨ªa por docenas y que a¨²n tiene deberes pendientes en el callejero del Arsenal militar para rebautizar la glorieta del General¨ªsimo, la avenida Salvador Moreno, la plaza Marqu¨¦s de Albor¨¢n y las calles Carrero Blanco, Honorio Cornejo, Almirante Vierna y Crucero Baleares, que rinden homenaje a los golpistas y las fuerzas que arroparon a Franco para derrocar la II Rep¨²blica.
La cruz de Amboage era m¨¢s peque?a que la de O Castro pero compart¨ªa la misma naturaleza falangista y era el blanco favorito de las pintadas independentistas. La pol¨¦mica qued¨® empeque?ecida por el trasiego que ya supuso, en julio de 2002, quitar la enorme estatua ecuestre de Franco que presid¨ªa la entrada a Ferrol por la plaza de Espa?a. Se la llevaron en una jaula, entre aplausos y abucheos, y la aparcaron ocho a?os en la entrada del Museo Naval hasta que el Ministerio de Defensa, en marzo de 2010, se decidi¨® a esconderla dentro de un recinto militar, tapada por una lona, para alejarla de turistas y curiosos que se dejaban caer para hacerse una foto. El Gobierno ferrolano ya retir¨® el escudo preconstitucional de la escalinata del consistorio y otro m¨¢s de la biblioteca. Queda pendiente uno que preside la puerta del edificio de Aduanas, en Ferrol Vello.
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