Strauss y sus cuatro mujeres

La temporada l¨ªrica organizada por la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia y Amigos de la ?pera de A Coru?a ha presentado el segundo espect¨¢culo de su programa principal. Las mujeres de Strauss -gala l¨ªrica pensada como el mayor homenaje programado en A Coru?a a Richard Strauss (M¨²nich 1864-1949) para conmemorar el 150? aniversario de su nacimiento- ven¨ªa rodeada de grandes expectativas por la gran calidad de las cantantes contratadas. El repertorio programado, parte de la m¨²sica para ¨®pera m¨¢s representativa escrita por el autor muniqu¨¦s, ha refrendado la altura del homenaje.

Tras una interpretaci¨®n algo irregular por parte de Neuhold del Waltz sequence n? 1 de El caballero de la rosa, la actuaci¨®n de las cuatro cantantes marc¨® la pauta de la noche. El list¨®n de la calidad fue puesto a gran altura por la primera en actuar, Mercedes Arcuri, que hizo una gran versi¨®n de una de las piezas mas dif¨ªciles escrita por el autor de Munich, Grossm?chtige Prinzessin, we verst¨¹nde nicht¡­, de Ariadna en Naxos. Sus endiabladas agilidades y los dif¨ªciles intervalos mostraron la capacidad vocal de la soprano argentina. Su interpretaci¨®n tue testimonio de una gran musicalidad y capacidad de expresi¨®n del texto.

Tras la actuaci¨®n de Acuri, lleg¨® todo un torrente de voz y expresi¨®n de la mezzo Daniela Sindram, en una gran versi¨®n de Sein wir wieder gut, tambi¨¦n de Ariadna¡­, que elev¨® la electricidad del ambiente antes de la interpretaci¨®n de Mondnacht musik, de Capricho, en el que La OSG super¨® no solo las dificultades propias de la partitura sino tambi¨¦n las a?adidas por la direcci¨®n de Neuhold. Fue m¨¢s que notable c¨®mo toc¨® la trompa David Bushnell, en un solo que es muestra de la escritura para trompa de Strauss, absolutamente adecuada al instrumento pero a veces- como en este caso- de enorme dificultad, acostumbrado como estaba a la gran capacidad como trompista de su padre.

Lise Lindstrom cerr¨® la primera parte con una muestra de la excelente Electra que puede representar por su voz, t¨¦cnica -con unos filados realmente impresionantes y una gradaci¨®n din¨¢mica de gran amplitud y matizaci¨®n-, adem¨¢s de una presencia esc¨¦nica que es en su sobria elegancia una lecci¨®n de teatro cantado. Teatro y canto del grande fue la interpretaci¨®n de las dos piezas programadas de El caballero de la rosa. Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno se uni¨® a Lindstrom y a Sindram en el tr¨ªo Marie There¡¯s! Hab mir¡¯s gelobt, Ihn lieb zu haben, donde esa chispa m¨¢gica que une el escenario con el p¨²blico, que ya hab¨ªa saltado con la Electra de Lindstrom, se hizo corriente permanente de comunicaci¨®n entre ambos.

El d¨²o entre el Octavio de Sindram y la Sof¨ªa de Moreno fue la elevaci¨®n del lirismo a su m¨¢ximo grado; un b¨¢lsamo que con el apoyo del acompa?amiento orquestal ¨Cque casi podr¨ªamos traducir visualmente como un lecho de flores por su colorido timbre- seren¨® esp¨ªritus antes del v¨¦rtigo de la Danza de los siete velos y la terrible mezcla de dureza y amorosa ternura del aria Ah! Du wolltest mich nicht deinen Mund, que Salom¨¦ canta a la cabeza cercenada del Bautista. La justa y calurosa ovaci¨®n del p¨²blico oblig¨® a saludar repetidas veces a todos los ¨Cespecialmente a las- int¨¦rpretes.