El interventor que llam¨® al maquinista del Alvia se persona como perjudicado
Marug¨¢n neg¨® inicialmente haber telefoneado a Garz¨®n, que se despist¨®
El interventor del tren Alvia siniestrado en Santiago el 24 de julio del pasado a?o, Antonio Mart¨ªn Marug¨¢n, autor de la llamada telef¨®nica que capt¨® la atenci¨®n del maquinista durante m¨¢s de un minuto justo antes de llegar a la curva de Angrois en la que acab¨® descarrilando, acaba de solicitar personarse en la causa judicial como ¡°perjudicado¡±. M¨¢s de un a?o despu¨¦s del accidente, y tras negar inicialmente haber llamado al maquinista, que a su vez intent¨® mantenerlo al margen y asumi¨® en solitario la responsabilidad, la petici¨®n de Mart¨ªn Marug¨¢n se ampara en un parte forense que detalla las lesiones menores que sufri¨® entonces y las peque?as cicatrices que le quedaron. Ello podr¨ªa permitirle recibir una indemnizaci¨®n cuando concluya el juicio penal, como al resto de viajeros heridos o a los familiares de los fallecidos.
Dos minutos antes del siniestro del Alvia, el interventor, segunda autoridad a bordo del tren, telefone¨® al maquinista, Francisco Jos¨¦ Garz¨®n, para preguntarle por la v¨ªa en la que iba a parar en la estaci¨®n de Pontedeume, en la que pretend¨ªa facilitar la bajada de pasajeros. Para esa parada a¨²n quedaba una hora y media y cinco estaciones intermedias, lo que llev¨® a todas las partes de la causa a considerar que la llamada no era urgente y a censurar que se prolongase m¨¢s de lo necesario. Hablaron de la cuesti¨®n durante cien segundos, mientras el tren circulaba a cerca de 200 kil¨®metros por hora, hasta que la llamada se cort¨® dentro de un t¨²nel 11 segundos antes de que descarrilase el primer vag¨®n. Garz¨®n, que declar¨® luego ante el juez que circulaba despistado, fue entonces consciente de que estaba a punto de entrar en la curva de Angrois, limitada a 80 kil¨®metros por hora, y activ¨® todos los frenos del tren, pero este acab¨® descarrilando a 179 kil¨®metros por hora. Murieron 79 personas y hubo m¨¢s de 140 heridos de diversa gravedad.
En su primera declaraci¨®n ante el juez, el maquinista no mencion¨® la llamada de Mart¨ªn Marug¨¢n y nadie le pregunt¨® si hab¨ªa mantenido alguna conversaci¨®n adem¨¢s de con el centro de control de la circulaci¨®n. Cuando se abri¨® la caja negra del tren y sus grabaciones revelaron su existencia, Garz¨®n confes¨® su contenido y argument¨® que no hab¨ªa querido implicar a su compa?ero en un despiste que consideraba de su exclusiva responsabilidad.
Por su parte, el interventor, que conoc¨ªa a Garz¨®n desde antes de que este se hiciese maquinista, tampoco dijo nada de la llamada en su primera declaraci¨®n judicial, dos d¨ªas despu¨¦s del accidente, e incluso neg¨® expresamente a este diario que existiese. Solo en su segundo testimonio, cuando la caja negra y Garz¨®n ya la hab¨ªan revelado, Mart¨ªn Marug¨¢n argument¨® que no recordaba en qu¨¦ momento del viaje se hab¨ªa producido y que cuando el tren descarril¨® ¨¦l ya ten¨ªa el tel¨¦fono en el bolsillo. En los d¨ªas siguientes, Mart¨ªn Marug¨¢n repiti¨® su versi¨®n de los hechos en diversas televisiones. ¡°En ning¨²n momento me he considerado culpable¡±, dijo entonces. El juez instructor lo dej¨® libre sin imputarle ninguna responsabilidad. Luego intent¨® conseguir la grabacion de su comparecencia ante el juez como testigo. De baja laboral, sus compa?eros interventores no volvieron a saber de ¨¦l hasta que a principios de este a?o se prejubil¨®.
Ahora, en un escrito fechado el lunes de la pasada semana y que ha sido entregado al resto de las partes, su abogado acaba de pedir su personaci¨®n en la causa judicial ¡°como perjudicado y actor civil¡±, lo que podr¨ªa permitirle cobrar una indemnizaci¨®n por el siniestro. Seg¨²n un informe forense fechado en noviembre del pasado a?o y presentado tambi¨¦n en el juzgado, Marug¨¢n, entonces con 60 a?os, se rompi¨® una costilla, se hiri¨® el p¨®mulo derecho y sufri¨® ¡°hematomas y erosiones en pierna¡± y ¡°hematoma lumbar¡±, ¡°habiendo invertido en su curaci¨®n 30 d¨ªas¡± en los que ¡°estuvo impedido para desarrollar su ocupaci¨®n o actividad habitual¡±. El parte se?ala que las ¡°secuelas¡± que le quedan del siniestro son cinco peque?as cicatrices: una en la mejilla derecha y cuatro en distintos puntos de la pierna derecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.