Jazz con toque ex¨®tico
La m¨²sica Raynald Colom no cuadraba entre el bullicio
Comenz¨® la fiesta mayor barcelonesa pero en la noche del viernes el centro de la ciudad no vivi¨® las grandes aglomeraciones del pasado. Mucho movimiento, eso s¨ª, gente paseando de un lado a otro y gran profusi¨®n de turistas, muchos, que no paraban de hacer todo tipo fotograf¨ªas probablemente por aquello del toque ex¨®tico que la velada ofrec¨ªa pero, ejerciendo de buen turista, sin detenerse demasiado tiempo en cada lugar.
En el inicio de la programaci¨®n musical, en la plaza de Catalunya, los ritmos se desplazaban hacia el ?frica subsahariana. El grupo Alma, multiracial ubicado en Barcelona, planteaba un afro-beat plano sin demasiados alicientes. Sumamente repetitivo y machac¨®n, dos cualidades inherentes a ese tipo de m¨²sica pero que, cuando se pasa de la raya, resultan cargantes. Se mov¨ªan los pies siguiendo el ritmo pero no se bailaba.
Tampoco se bailaba en la plaza de la Catedral pero all¨ª la cosa iba m¨¢s de escuchar. Bastante m¨¢s gente se agolpaba ante las escalinatas del templo que, iluminado en colores pastel/rojizos, volv¨ªa a ejercer de soberbio tel¨®n de fondo tras el escenario transparente. El toque ex¨®tico, de la mano de Casa Asia, hab¨ªa viajado hasta la India con la presencia del grupo Mayookh Bhaumik Black Coffee. Una historia de electr¨®nica pregrabada sobre la que deambulaban un par de instrumentos indios y una vocalista. Un concierto cansino, deshilachado, con una electr¨®nica poco atractiva y muchos espacios muertos. La presencia de danzas muy pl¨¢sticas aguantaron el nivel de una oferta en nada id¨®nea para un noche de fiesta mayor. Tal vez en otro contexto..., pero no all¨ª y en aquellas circunstancias.
Musicalmente todo cambi¨® cuando pasaban treinta minutos de la media noche pero probablemente por la seriedad y profundidad del evento dieron al traste con la fiesta mayor. La propuesta de un Raynald Colom con may¨²sculas no era la m¨¢s adecuada para aplacar las ganas de bullicio del personal. El trompetista tuvo que abrirse paso entre conversaciones a gritos, las proclamas de los lateros nada respetuosos con la m¨²sica y las constantes deserciones que fueron despoblando la plaza.
Un concierto de lujo en un entorno nada apropiado. A¨²n as¨ª la banda, con un magn¨ªfico Marc Miralta a la bater¨ªa, no desmay¨® creando un entramado de melod¨ªas endemoniadas que fueron del jazz contundente, rugoso y profundo al toque m¨¢s jondo, hasta Paco de luc¨ªa recibi¨® un homenaje soberbio ante una plaza que se iba vaciando por momentos.
En realidad la propuesta de Colom, por su calidad, su fuerza y su originalidad fue lo m¨¢s ex¨®tico en una noche que se supon¨ªa exclusivamente festiva.
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