El arte de los sue?os
'Metamorfosis' recorre la carrera de cuatro artistas que elevado la animaci¨®n artesanal
Mientras recorre la zona dedicada a Ladislas Starewitch (1882-1965) de Metamorfosis, visiones fant¨¢sticas, Carolina L¨®pez Caballero, comisaria de la exposici¨®n, relata c¨®mo hace ya dos d¨¦cadas descubri¨® la obra de este pionero ruso de la animaci¨®n. Al parecer en vida tuvo mucho ¨¦xito, tanto en la Rusia zarista como en Francia, donde se exili¨® de forma definitiva en 1920. En la d¨¦cada de 1930 le tentaron desde Hollywood y su personaje el perro F¨¦tiche fue durante un tiempo tan popular como Mickey Mouse.
Pero, tras su muerte en 1965, hab¨ªa sido olvidado y solo 25 a?os m¨¢s tarde sus pel¨ªculas empezaron a ser restauradas. ¡°En los noventa, en un festival franc¨¦s de animaci¨®n programaron una retrospectiva y tuve la sensaci¨®n de haber descubierto un tesoro. Vi todas las proyecciones. Pases a horas muy malas, tipo las nueve de la ma?ana. Hubo d¨ªas en los que en la sala solo est¨¢bamos yo y dos personas m¨¢s que se sentaban en primera fila. Ve¨ªa las siluetas de dos cabezas que se recortaban contra la pantalla. A?os despu¨¦s descubr¨ª que eran los hermanos Quay. Les hab¨ªa ocurrido lo mismo que a m¨ª¡±, cuenta la comisaria.
Pasado el tiempo Stephen y Timothy Quay, gemelos id¨¦nticos y al parecer inseparables, comparten exposici¨®n con Starewitch. Trabajan solos, en filmes retorcidos e inquietantes, cada vez m¨¢s abstractos, de los que se podr¨ªa jurar que Tim Burton ha tomado gran parte de su imaginario. ¡°Burton jam¨¢s lo reconocer¨¢¡±, dice Carolina L¨®pez Caballero. ¡°?l es un genio. Y los genios ni copian ni se inspiran¡±, remata con evidente sorna.
Es un debate que no parece importar mucho a estos artistas de 67 a?os. Tras tres d¨¦cadas de trayectoria, su consagraci¨®n lleg¨® en 2013 cuando el MOMA neoyorquino les dedic¨® una antol¨®gica. Con una timidez impropia de este reconocimiento, admit¨ªan en Madrid el honor que es ser incluidos en el mismo grupo que el pionero ruso y su otro gran modelo, la tercera pata de la exhibici¨®n: el checo Jan Svankmajer, del que aprendieron cuando eran todav¨ªa primerizos, y que, con 80 a?os reci¨¦n cumplidos tambi¨¦n ha viajado a Madrid con su peque?o equipo para colaborar personalmente en la instalaci¨®n de Metamorfosis, que ocupa desde ayer y hasta el 11 de enero toda la superficie expositiva de La Casa Encendida.
La muestra llena 800 metros cuadrados repartidos en cinco espacios de tres pisos dedicados a diseccionar los universos independientes, pero profundamente unidos, de cuatro artistas a lo largo de 100 a?os. El di¨¢logo entre la obra de un entom¨®logo ruso convertido en pionero del cine a principios del siglo XX, un surrealista checo que lleva creando su mundo desde 1964 y dos hermanos provenientes de la Am¨¦rica profunda que se mudaron a Europa con 22 a?os, en 1969, tras descubrir la animaci¨®n que ven¨ªa del este de Europa. Son los grandes del stop motion, esa forma de animaci¨®n que consiste en hacer que los objetos cobren vida fotograma a fotograma. Un trabajo que ha usado hasta la saciedad el cine comercial en estudios fara¨®nicos y ellos han hecho de forma artesana. Y resulta sorprendente que, exceptuando en parte a Svankmajer y el trabajo de los Quay para la MTV, no hayan alcanzado la popularidad.
¡°Son muy marginales porque no se ha sabido donde meterlos. No eran del todo creadores, ni animadores, ni cineastas. El cr¨ªtico de cine no ten¨ªa generalmente los suficientes conocimientos de literatura y arte para valorarlos, y el de arte consideraba que no era gran arte porque usaban marionetas y animaci¨®n¡±, explica la comisaria. ¡°Esos prejuicios les han aislado¡±.
Eran expertos en hacer que los objetos cobrasen vida en fotogramas
Un aislamiento que hoy ha hecho su discurso m¨¢s potente. ¡°Han seguido su camino sin importarles lo que ocurr¨ªa fuera, son radicales. Les da igual si su arte o sus pel¨ªculas no han encontrado un p¨²blico. Ya vendr¨¢. El reconocimiento les ha llegado despu¨¦s de 20 o 30 a?os, pero est¨¢n al margen de todo esto de una manera muy decidida. Lo primero para ellos es el control creativo. Son cineastas que trabajan como artistas pl¨¢sticos, fuera del engranaje industrial¡±.
La muestra es una producci¨®n realizada a medias con el CCCB, el Centre de Cultura Contempor¨¤nia de Barcelona, donde se estren¨® en marzo y pas¨® cinco meses. ¡°Fue un ¨¦xito fenomenal de cr¨ªtica y tambi¨¦n de p¨²blico. Al final han ido de la mano. Incluso en verano. Eso no pasa siempre, ha sido una especie de milagro¡±, argumenta Mar?al Sintes, director de la instituci¨®n catalana.
Ahora, recala en el edificio de la ronda de Valencia con las modificaciones necesarias debidas al cambio de recinto. ¡°El CCCB es un solo espacio de 1.200 metros, mientras que aqu¨ª lo hemos estructurado en tres. La narrativa cambia. En Madrid no es lineal, como en Barcelona. Aqu¨ª lo hemos planeado para que la gente entre y salga por donde quiera¡±, reconoce la comisaria.
No resulta dif¨ªcil de entender por qu¨¦ muchos de los visitantes en Barcelona la vieron dos y tres veces. Carolina L¨®pez Caballero define el contenido como ¡°un homenaje a la imaginaci¨®n a trav¨¦s de los tiempos¡±. Es un apabullante despliegue de centenares de objetos en el que marionetas, filmaciones, instalaciones, carteles, libros e, incluso, una fascinante venus diseccionada sacada del Museo de Ciencias convierten el edificio en una especie de gabinete de curiosidades. Un cuarto de las maravillas como esos que en el siglo XVII serv¨ªan para exponer las curiosidades tra¨ªdas desde los confines de la Tierra por los exploradores. ¡°Est¨¢ obviamente inspirado en esos gabinetes. Son un producto de una ¨¦poca en la que todav¨ªa no se hab¨ªa decidido que objeto pertenec¨ªa a un museo de Bellas Artes, a uno etnogr¨¢fico o a uno de Ciencias Naturales y todo se mostraba junto¡±, explica.
Solo que en este caso se vinculan a la cabeza de unos creadores inclasificables que se mueven alrededor de sus obsesiones. ¡°Svankmajer suele decir que no tienes nada mejor que tus obsesiones¡±, dice la comisaria, mientras se interna en un abigarrado bosque de objetos. Es f¨¢cil reconocer que los cuatro creadores comparten una genealog¨ªa com¨²n. Sin embargo, nunca hab¨ªan compartido la misma sala de exposiciones. ¡°Se les hab¨ªa relacionado en algunos textos, pero incluso a nivel internacional ha sido un bombazo en el peque?o mundo de la animaci¨®n, porque se les conoce poco fuera del gueto de la animaci¨®n. Que quede claro que vengo de ese gueto y estoy muy orgullosa¡±.
La sensaci¨®n final es que la libertad creativa es algo glorioso. Como dice Svankmajer en el primer punto de su dec¨¢logo. ¡°La poes¨ªa es solo una. La ant¨ªtesis de la poes¨ªa¡±.
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