Cuatro capitanes para un barco ef¨ªmero
C¨¢novas, Adolfo y Guzm¨¢n conmemoran sin Rodrigo los 40 a?os del hist¨®rico ¨¢lbum ¡®Se?ora azul¡¯
El saber popular lo deja claro: puede haber muchos marineros, pero quien manda es el patr¨®n. Juan Robles C¨¢novas, Rodrigo Garc¨ªa Blanca, Adolfo Rodr¨ªguez y Jos¨¦ Mar¨ªa Guzm¨¢n integraron en 1974 una de las naves m¨¢s fascinantes que ha conocido la historia del pop espa?ol, pero cometieron un error: los cuatro quisieron ejercer como capitanes y ninguno dispon¨ªa de tripulaci¨®n a su mando. Grabaron uno de los discos m¨¢s asombrosos que ha conocido nuestra m¨²sica popular, Se?ora azul, y se disgregaron sin haber ofrecido ni el primer concierto.
En el fondo nos queremos pero no siempre llevamos las cosas a buen puerto
Las once composiciones que integraban Se?ora azul sonar¨¢n esta noche en la sala Galileo Galilei para demostrar, justo cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, su lozan¨ªa intacta. Pero las cicatrices de esta alianza ¡°eternamente definida por la dualidad amor-odio¡± (Guzm¨¢n dixit) a¨²n perduran. La m¨¢s evidente, la ausencia de Rodrigo, ajeno al mundanal ruido en Chiclana de la Frontera. El autor de las memorables Solo pienso en ti, Nuestro problema (¡°La costumbre engendr¨® el aburrimiento entre los dos¡±) o Se?ora azul (una mal¨¦vola andanada contra la cr¨ªtica musical) se dedica hoy a escribir libros y canciones en estricta soledad y ni siquiera ha recibido la llamada de sus antiguos compa?eros para soplar juntos las 40 velas. ¡°Ya no estamos en contacto con ¨¦l. Despu¨¦s de la ¨²ltima, ya no¡±, admite Guzm¨¢n con gesto resignado. Y Adolfo, m¨¢s severo, apostilla: ¡°No tengo nada que criticarle en lo musical, porque ha hecho grandes cosas, pero mejor que se quede en su casa. De hecho, no deber¨ªa haberse movido de ella en estos 40 a?os¡¡±.
En la azarosa historia del disco tom¨® cartas hasta la censura, que prohibi¨® ¡®Jovencita¡¯
¡°La ¨²ltima¡± a la que alude Guzm¨¢n se remonta a 2005. El cuarteto hab¨ªa ofrecido contra pron¨®stico sus primeros recitales conjuntos e Hispavox anhelaba un ¨¢lbum de reconciliaci¨®n. Los cuatro pactaron que el nuevo disco incluir¨ªa 12 composiciones, a raz¨®n de tres por barba, para evitar suspicacias. Sin embargo, Rodrigo vet¨® el repertorio de Adolfo porque este decidi¨® recurrir como letrista al poeta cordob¨¦s Alejandro L¨®pez Andrada. Y ah¨ª acab¨® todo: ni m¨¢s conciertos, ni nuevo disco, ni nada m¨¢s que hablar.
¡°En el fondo nos queremos y conocemos la val¨ªa de cada uno, pero no siempre sabemos llevar las cosas a buen puerto. Juntar a cuatro mentes que vierten todo su ego en cada canci¨®n siempre fue complicado¡±, recapitula el madrile?o Jos¨¦ Mar¨ªa Guzm¨¢n. Pero, incluso si Rodrigo, prevalece la excelencia de un cancionero asombroso y la calidez de unas armon¨ªas vocales que constituyeron la r¨¦plica hispana de Crosby, Stills & Nash.
Juntar a cuatro que vierten su ego en cada canci¨®n siempre fue complicado
C¨¢novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm¨¢n hab¨ªan nacido de las cenizas de Solera, la a¨²n m¨¢s ef¨ªmera banda que Guzm¨¢n y Rodrigo compartieron en 1973 con los hermanos Jos¨¦ Antonio y Manolo Mart¨ªn. ¡°Quer¨ªamos completar una banda espectacular¡±, rememora Guzm¨¢n, ¡°y Adolfo, de Los ?beros, nos parec¨ªa la mejor voz del pop en Espa?a. En cuanto a C¨¢novas, reun¨ªa tres virtudes: era bater¨ªa [en Franklin], cantaba y le gustaban los Beatles¡±. Adolfo Rodr¨ªguez ya hab¨ªa despuntado en 1968 con la irresistible Summertime girl, grabada en Londres sin saber una sola palabra de ingl¨¦s: el cantante tuvo que trabajar con transcripciones fon¨¦ticas en las que el t¨ªtulo se convert¨ªa en ¡°S¨¢mertaim gueerl¡±. ¡°En realidad¡±, nos revela ahora, ¡°mi vida pudo cambiar para siempre en 1969, cuando coincidieron en Palma de Mallorca unas actuaciones de Los ?beros en la discoteca Barbarela y una convenci¨®n de la revista Billboard. Unos directivos de la Tamla Motown [el sello de Marvin Gaye o Stevie Wonder] quisieron contratarme como vocalista. Mis compa?eros no les interesaban, porque dec¨ªan que ya dispon¨ªan de suficientes m¨²sicos de sesi¨®n. Y yo, como buen joven rom¨¢ntico, declin¨¦ la oferta¡¡±.
Quedan cicatrices de esta alianza, definida por la dualidad amor-odio
Adolfo apenas particip¨® en las sesiones de Se?ora azul porque le coincidieron con la representaci¨®n de Rocky Horror Picture Show en la discoteca Cerebro (Plaza de los Cubos), junto a Mayra G¨®mez-Kemp o Pedro Mari S¨¢nchez y con la direcci¨®n musical de Teddy Bautista. Mientras tanto, sus tres compinches preparaban la grabaci¨®n en las inmediaciones de la casa de C¨¢novas, en Marcelo Usera. ¡°Nos reun¨ªamos en una de esas cafeter¨ªas de barrio con mesas de aluminio. No recuerdo su nombre, pero la llam¨¢bamos con guasa Haw¨¢i¡±, evoca Guzm¨¢n. Y prosigue: ¡°All¨ª concebimos todos los arreglos. Ten¨ªamos un gran cuaderno cuadriculado e ¨ªbamos anotando en qu¨¦ comp¨¢s entraba cada voz, las congas, las panderetas¡ ?ramos ambiciosos y pejigueras¡±.
La grabaci¨®n se fragu¨® en los m¨ªticos estudios de la calle Torrelaguna, durante apenas tres semanas y bajo la c¨¦lebre supervisi¨®n del productor milan¨¦s Rafael Trabucchelli, el mismo que hab¨ªa definido el sonido de Miguel R¨ªos, M¨®dulos, Karina o Los Mitos. ¡°Era un tipo fino y sutil que se animaba con lingotazos de whisky porque dec¨ªa que eran buenos para las arterias¡±, anota Guzm¨¢n, que aport¨® delicias como Si pudieras ver, El r¨ªo o Supremo director. En la azarosa historia del disco tom¨® cartas hasta la censura, que prohibi¨® Jovencita por considerarla una descocada oda al amor con una adolescente. Pero su autor, Rodrigo, les col¨® un gol estratosf¨¦rico a los censores con Mar¨ªa y Amaranta, canto al amor l¨¦sbico que se anticip¨® 14 a?os al c¨¦lebre Mujer contra mujer, de Mecano.
C¨¢novas, Adolfo y Guzm¨¢n act¨²an el lunes 13 de octubre a las 21.30 en Galileo Galilei (c/ Galileo 100). Entrada: 12 euros
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