Uber no arranca en Madrid

¡°M¨®ntate mejor delante, que con el l¨ªo que hay hoy con los taxistas¡­¡±. A las cuatro de la tarde de ayer, el Hyundai de Juan Luis era uno de los pocos veh¨ªculos disponibles en la capital para los usuarios de Uber, seg¨²n indicaba el mapa de la aplicaci¨®n. Nada en Chueca, nada en Gran V¨ªa, nada en Callao, nada en Alonso Mart¨ªnez. Por mucho que el pasajero se empe?ara, ayer entre las cuatro y las cinco de la tarde la aplicaci¨®n solo ten¨ªa una respuesta: ¡°No hay coches disponibles¡±. El mapa de la empresa, a la que la Comunidad abri¨® expediente la semana pasada por operar sin licencia, aparec¨ªa vac¨ªo, mientras en la calle las luces verdes de los veh¨ªculos oficiales pasaban sin cesar.

¡°Nos preocupa la ilegalidad¡±, dice la asociaci¨®n gremial ?lite

Uber, que pone en contacto a usuarios para desplazarse en veh¨ªculo privado como alternativa al taxi, lleva funcionando tres semanas en Madrid, y ya se ha encontrado con varios obst¨¢culos. Por una parte, los taxistas, que celebraban ayer la segunda protesta, entre Atocha y Cibeles, contra la aplicaci¨®n desde su llegada a la capital. Estaban alertados por sus compa?eros de Barcelona (donde la app estadounidense opera desde abril), que han llegado a pedir a la Generalitat que castigue a los usuarios del servicio. Por otra, la Comunidad, que amenaza con multar con 18.000 euros a la sociedad y con m¨¢s de 4.000 a sus conductores si no presentan la licencia de transporte.

El resultado: en Barcelona, los taxistas estiman que hay entre 700 y 800 conductores de Uber en activo; en Madrid, ni las asociaciones ni la empresa dan cifras. Juan Luis, de 50 a?os y en paro, se incorpor¨® a la lista de conductores de Uber en la capital el pasado viernes. Ayer, tras recoger a tres usuarios por la ma?ana, el iPhone que le hab¨ªa proporcionado la empresa le avis¨® poco antes de las cuatro de la tarde de que un nuevo pasajero esperaba en Las Ventas. ¡°La semana pasada, cuando fui a recoger el equipo, hab¨ªa unos cuatro o cinco compa?eros m¨¢s, listos para empezar, pero no s¨¦ cu¨¢ntos somos¡±.

En cualquier caso, Uber no es fuerte todav¨ªa en Madrid. Lo admite Armando Monterrubio, taxista desde hace cuatro a?os, y uno de los cientos de manifestantes congregados ayer: ¡°No hemos notado mucho [en los ingresos] la llegada de Uber, la verdad¡±. Lo corroboraban otros cinco asistentes a la protesta, as¨ª como Concha Guardado, de la asociaci¨®n de taxistas ?lite, una de las m¨¢s guerreras contra la aplicaci¨®n. ¡°Es m¨¢s el bombo que se le est¨¢ dando que lo bien que funciona¡±, aseguraba, intentando hacerse o¨ªr por encima de los petardos y las bocinas. Esta taxista, que ha adquirido su licencia hace solo unos meses por 150.000 euros asegura no estar preocupada por la competencia que supone Uber, sino por su ¡°ilegalidad¡±.

¡°El concepto es compartir gastos¡±, insiste Juan Luis, tras parar su coche enfrente del Bernab¨¦u, justo delante de un taxi. El trayecto, de diez minutos y 4,6 kil¨®metros, cuesta 5,6 euros. ¡°Me voy a casa ya¡±, dice el conductor, mientras se desconecta de la aplicaci¨®n. ¡°Mira qu¨¦ hora es y todav¨ªa no he comido¡±.