Y el ap¨®stol de Oia baj¨® al infierno
El obispo de Tui-Vigo veta a un 'pescador de almas' hasta ahora bendecido por la Iglesia. La Guardia Civil investiga varios delitos en la orden que fund¨®
Tras Las Murallas de Jerusal¨¦n en granito de Porri?o que escond¨ªan el gran secreto de Oia, ya solo canta un p¨¢jaro enjaulado. Es la ¨²nica voz que suena aqu¨ª despu¨¦s de intervenir in extremisel obispo Luis Quinteiro, y dejar muda por completo a la Orden y Mandato de San Miguel Arc¨¢ngel, una asociaci¨®n p¨²blica de fieles que medr¨® como la espuma, con la bendici¨®n apost¨®lica, en su torre¨®n almenado al borde del mar. La Iglesia estaba encantada con la abnegaci¨®n de los miembros del grupo, pero sobre todo con la capacidad de su l¨ªder para atraer savia nueva y cosechar vocaciones en un desierto de fe. En menos de una d¨¦cada, el obispado pas¨® de entregarles a los adeptos un convento franciscano abandonado en Nigr¨¢n a ponerlos bajo vigilancia de un sacerdote y abrir una investigaci¨®n interna ante el ¡°riesgo grave¡±, reconoce un religioso de la di¨®cesis, de estar ¡°gest¨¢ndose una secta¡±. El ¨²ltimo A?o Santo, varios miembros uniformados de esta sociedad cat¨®lica se hab¨ªan encargado de mantener el orden y el decoro dentro de la Catedral de Santiago. Eran un cuerpo de voluntarios siempre presto a trabajar en procesiones, cursos de catequesis, recitales y desgarradoras representaciones la Pasi¨®n cargadas de dolor y de sangre. Pero hubo denuncias en el cuartel tambi¨¦n, al menos de un par de mujeres que declararon c¨®mo hab¨ªan sido forzadas a seguir atadas al grupo. Y otras personas que enumeraron las sumas inasumibles de dinero que entregaban religiosamente a su adalid.
En marzo, a la vista de las ¡°reiteradas acusaciones en torno a la conducta moral¡± de Miguel Rosendo, el ¡°fundador y presidente de Orden y Mandato¡±, Quinteiro decidi¨® ¡°apartarlo cautelarmente de todas sus funciones¡± y nombrar a un cura diocesano ¡°comisario extraordinario¡± para reconducir el reba?o de fieles que pastoreaba con mano firme el l¨ªder, supuestamente convencido de que hab¨ªa sido tocado con la ¡°espada de fuego y amor¡± (imagen recurrente en el grupo) del arc¨¢ngel con el que compart¨ªa nombre de pila. Un portavoz oficial de la Guardia Civil confirma que la Polic¨ªa Judicial de Pontevedra acaba de abrir su propia investigaci¨®n para dilucidar si en el seno de esta asociaci¨®n cat¨®lica se estaban cometiendo ¡°una serie de delitos¡±. Cuando se le pregunta si estos son de tipo econ¨®mico y sexual, o si tienen que ver con la privaci¨®n de libertad, responde que ¡°de momento las indagaciones est¨¢n totalmente abiertas y se buscan delitos de toda ¨ªndole¡±.
A pesar de que Miguel Rosendo fue apartado en marzo, hasta el pasado d¨ªa 9 el obispado no colg¨® una nota para ¡°informar a los fieles¡± en su web. Lo hizo un d¨ªa despu¨¦s de recibir la llamada de El Mundo, cuando supo que ya no pod¨ªa silenciar el esc¨¢ndalo por m¨¢s tiempo. El peri¨®dico describ¨ªa este lunes unas aberrantes pr¨¢cticas sexuales a cargo del fundador de Orden y Mandato en las que presuntamente se aprovechaba de las ¡°miguelianas¡±, un grupo de j¨®venes pseudomonjas consagradas en la c¨²pula del escalaf¨®n que cre¨®. Para esta tarea de purificaci¨®n, recurr¨ªa a expresiones de la Consagraci¨®n como ¡°tomad y comed¡±, o ¡°tomad y bebed¡±, se segu¨ªa relatando.
Nadie responde al otro lado de ninguno de los tel¨¦fonos que hace solo unos meses atend¨ªan el l¨ªder y sus colaboradores m¨¢s cercanos. Supuestamente se han trasladado a la Sierra madrile?a para refundarse bajo un nombre estrechamente ligado a las batallas del arc¨¢ngel. En la ¡°casa madre¡±, esa mansi¨®n de Moug¨¢s (Oia) hecha a remiendos, que seg¨²n el alcalde tuvo ¡°problemas con una licencia¡± y fue creciendo hasta invadir casi 4.000 metros de finca (en continuas obras de ampliaci¨®n que no acabaron), se ve que hay vida porque hay ropa a secar y un p¨¢jaro que aguanta sin afon¨ªa. En abril fue cuando desertaron la mayor¨ªa, entre ellos muchos integrantes de aquel coro de 93 gargantas, con capa azul y boina amarilla, que cantaban sin tregua mientras desplegaban una suerte de coreograf¨ªa bajo la ventana de Juan Pablo II en marzo de 2005.
Wojtyla hab¨ªa ingresado en la Cl¨ªnica Gemelli de Roma, ya con un pie en el m¨¢s all¨¢, y la prensa de ese medio mundo cristiano que hac¨ªa guardia en la agon¨ªa papal se entreten¨ªa retratando a esos cantantes de acento gallego y est¨¦tica paramilitar que vest¨ªan los mismos colores de la Guardia Suiza. Los reporteros los bautizaron como ¡°papaboys¡±, aunque no ten¨ªan nada que ver con esa otra deriva de las juventudes cat¨®licas. Las voces que amenizaban el trance de la inminente muerte al papa entonaban varios de los temas que pronto se convirtieron en discos compactos y banda sonora de alguna pel¨ªcula p¨ªa. Eran los hits de la asociaci¨®n vinculada a la di¨®cesis de Tui-Vigo. El tema S¨ªguele, con sus guitarras el¨¦ctricas, se convirti¨® en todo un himno de las Jornadas Mundiales de la Juventud en 2011.
Todo hab¨ªa empezado ocho a?os antes en la trastienda de una herborister¨ªa que prosperaba sigilosamente en el barrio vigu¨¦s de O Calvario. Su due?o, Feliciano Miguel Rosendo Dasilva, comenz¨® fundando un coro con la clientela que recalaba en el negocio en busca, m¨¢s que de hierbas, de un gu¨ªa espiritual. Con sus embaucadores consejos barnizados de doctrina de fe y ese hilo musical, el tambi¨¦n masajista fue cosiendo un grupo de varios cientos de incondicionales, probablemente unas 400 personas dispuestas a obedecerle ciegamente, m¨¢s otras tantas simpatizantes que se apuntaban a las peregrinaciones de tres d¨ªas a F¨¢tima que organizaba el iluminado mentor.
El azul y el amarillo tambi¨¦n son los colores del santuario portugu¨¦s. All¨ª, en Cova de Iria, ante la Capelinha das Apari?oes, el ¡°Padre Miguel¡±, autoerigido emisario del arc¨¢ngel guerrero que arroj¨® a Lucifer a los infiernos, echaba sus redes y pescaba almas desasosegadas. Hay testimonios sobrecogedores, como el de la modelo Olalla Oliveros, que pas¨® de anunciar cereales y compresas a dejarlo todo, incluso el mejor papel que le hab¨ªa salido hasta el momento en una serie, para vestir los h¨¢bitos (azul y amarillo) y hacerse migueliana. Hoy, como Olalla del S¨ª de Mar¨ªa, es una de los 31 miembros de Orden y Mandato que no se alejaron espantados ni siguieron al jefe y optaron por quedar bajo la tutela de la di¨®cesis. Atiende, con otras tres miguelianas, una residencia de ancianos en Bustarviejo (Madrid). Pero entre las almas que hench¨ªa Miguel se puede encontrar de todo. Desde funcionarios y psic¨®logos hasta presos de A Lama, camellos y prostitutas, espa?oles y extranjeros, que creyeron oir la voz de Dios a trav¨¦s de este gu¨ªa terrenal. Todos insisten en que ahora viven una vida de ¡°entrega al pr¨®jimo¡± y repiten hasta la saciedad un lema que les inculc¨® el ahora proscrito caudillo: ¡°Amar por amor¡±.
El saludo: ¡°Buena huella¡±
Los pocos integrantes de Orden y Mandato que quedaron tras la siega del obispo, siguen reuni¨¦ndose semanalmente en el cenobio de Nigr¨¢n y se afanan en borrar el penetrante rastro del fundador, que lo impregnaba todo. ¡°En eso estamos ahora¡±, confirma uno de ellos. En su web, con muchos apartados que se esfumaron en pocas horas, a¨²n se pueden leer testimonios de fieles cargados de veneraci¨®n por el ¡°Padre Miguel¡±.
En cualquier lugar, si no iban ataviados con alguno de sus uniformes, los adeptos se reconoc¨ªan por su saludo, "buena huella", que invitaba a seguir las pisadas del gu¨ªa en la senda hacia Dios. "Ya ir¨¦is sabiendo", ataja un vecino de un municipio al norte de Vigo que sigue en el grupo depurado por la Iglesia, "ahora queremos guardar silencio". Buena parte de su familia, incluidos ni?os, son de Orden y Mandato. En la "casa madre" viv¨ªan varios matrimonios con hijos, adem¨¢s de las miguelianas y los miguelianos, los c¨¦libes ungidos por el l¨ªder. Los dem¨¢s eran "exploradores" con funciones de apostolado. Los adolescentes, encantados con su traje a lo boy scout azul y amarillo, se denominaban "camino a la huella" y los beb¨¦s, "huellita de ¨¢ngel".
El alcalde de Oia, Alejandro Rodr¨ªguez (PP), cuenta que los seguidores de Miguel participaban en la parroquia y hasta echaban una mano al Ayuntamiento. La casa del l¨ªder, "ya casi septuagenario", pod¨ªa llevar "unos 15 a?os", y alrededor de aquella finca, en Porto Moug¨¢s, se fueron construyendo sus propias viviendas "otra media docena" de miembros. Es casi una urbanizaci¨®n migueliana de "chal¨¦s buenos" y "gente culta", describe el regidor, "porque el que no es abogado es m¨¦dico, perito o ingeniero". Y despu¨¦s se r¨ªe: "Iban a votar en grupo... en alg¨²n pleno los de la oposici¨®n me acusaron de que les puse una farola y de que todos me votaban a m¨ª".
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