Estructuras de Estado
La desigualdad nos empobrece a todos, y la injusticia que supone para una gran parte de la sociedad no es soportable
Hace ya un tiempo se habla en Catalu?a de la necesidad de construir nuevas ¡°estructuras de Estado¡± para el caso de acceder a tener uno nuevo, ya que este car¨¢cter de novedad y de mejora, es la mayor justificaci¨®n de la independencia. Las reflexiones que siguen pueden ser ¨²tiles si ello ocurre, pero ser¨¢n igualmente ¨²tiles para el caso, no s¨¦ si posible o probable, de tener que participar en la reconstrucci¨®n del actual Estado espa?ol. La mayor¨ªa de los defectos a corregir son los mismos en ambos casos. Cito algunos de los que me parecen m¨¢s evidentes. No pretendo dar soluciones, solo detectar problemas.
1. La selecci¨®n pol¨ªtica. Nuestro sistema pol¨ªtico tiene un modelo ineficiente de elegir a sus dirigentes, y ello conduce a que los ciudadanos no se sientan representados por ellos. Les ven alejados de sus preocupaciones e incumplidores de sus promesas. Tanto una cosa como la otra es consecuencia del sistema electoral y del funcionamiento de los partidos. Se ha hablado mucho de la endogamia de los partidos, de los criterios de selecci¨®n de los candidatos (fidelidad al grupo versus competencia personal), de la incapacidad de establecer un v¨ªnculo representado-representante (listas cerradas), de la ausencia de rendici¨®n de cuentas, de la dificultad de entrar y de salir de la pol¨ªtica¡
Es incomprensible que despu¨¦s de casi cuarenta a?os, no se haya revisado a fondo la ley de partidos espa?ola, ni se haya elaborado una ley electoral catalana. Ello es grave porque no creo que exista por ahora una alternativa a la democracia representativa; eso s¨ª, mucho m¨¢s participativa y complementada con otros elementos de intervenci¨®n, pero sin poder prescindir de la intermediaci¨®n que hacen los partidos. La desafecci¨®n ciudadana hacia los pol¨ªticos est¨¢ produciendo una lamentable aversi¨®n de muchos posibles pol¨ªticos competentes hacia la pol¨ªtica. Esto es malo. Hay que reconstruir el edificio, pero no derribarlo, aunque a veces sean comprensibles los deseos de hacerlo.
La diversidad y la pluralidad es el signo m¨¢s claro del futuro. Es diversa Europa, es diversa Espa?a y es diversa Catalu?a. Y en estos tres contextos vamos a tener que vivir
2. La limpieza y el control. La falta de transparencia, la sensaci¨®n de impunidad y la ausencia de mecanismos independientes de control han permitido decisiones y actuaciones irregulares, y en muchos casos delictivas. Aunque no se pueden generalizar, ya que ha habido y hay muchos pol¨ªticos honestos, la extensi¨®n de la corrupci¨®n y su transversalidad, demuestra que es un problema del sistema. Los pactos entre partidos y entidades financieras, grandes empresas, medios de comunicaci¨®n, y otras organizaciones no representativas, han reducido la limpieza y la transparencia. Seguramente hay tres reformas importantes a hacer: exigir la transparencia, aumentar la independencia y la eficacia de la Justicia, y cambiar el sistema de designaci¨®n de los ¨®rganos de control para evitar que se conviertan en prolongaci¨®n del Ejecutivo o de las mayor¨ªas parlamentarias, convirtiendo la vigilancia y el control en una pantomima.
3. La fiscalidad y la desigualdad. El sistema fiscal espa?ol (y por tanto el catal¨¢n) es malo y es injusto. No recauda suficiente y no redistribuye la renta. La falta de recaudaci¨®n degrada los servicios p¨²blicos, y la falta de progressividad aumenta la pobreza y la desigualdad. La clase media que vive de su trabajo est¨¢ sosteniendo, casi sola y con apuros, un Estado del bienestar en crisis que no consigue reducir (ni tan solo estabilizar) la pobreza, mientras las rentas m¨¢s altas no contribuyen como deber¨ªan. Esta situaci¨®n no es sostenible a medio plazo. La desigualdad nos empobrece a todos, y la injusticia que supone para una gran parte de la sociedad no es soportable. Ni Espa?a, ni una Catalu?a independiente, pueden avanzar hacia el futuro sin cambiarla, pues su prolongaci¨®n nos situar¨ªa en una muy mala perspectiva de crecimiento sostenible. La reforma fiscal es urgente, y la prioridad en la lucha contra el fraude, tambi¨¦n.
4. Igualdad y uniformidad. La diversidad y la pluralidad es el signo m¨¢s claro del futuro. Es diversa Europa, es diversa Espa?a y es diversa Catalu?a (que ha aumentado enormemente su poblaci¨®n en el ¨²ltimo medio siglo). Y en estos tres contextos vamos a tener que vivir, intentando aceptar y sacar provecho de la pluralidad. Por ello es necesario saber distinguir el nivel de la unidad y el nivel de la diferencia. Hay partes de la soberan¨ªa que solo pueden ser eficientes si las ejerce Europa. Hay otras que las pueden conservar los estados que nacieron hace dos siglos. Y hay otras que deben estar en manos de los pueblos, ya que responden a su identidad y a su voluntad.
Europa se est¨¢ construyendo buscando la igualdad de derechos entre los ciudadanos, pero nunca la uniformidad entre personas. Si Espa?a sabe hacer lo mismo, como se ha proclamado algunas veces estos ¨²ltimos a?os, puede establecerse una convivencia aceptable. Si se quiere confundir igualdad con uniformidad, va a ser muy dif¨ªcil. Catalu?a debe tambi¨¦n pensar lo mismo, mirando hacia su pluralidad interna, al construir estructuras nuevas.
El nuevo Estado catal¨¢n para empezar a andar, o el renovado Estado espa?ol para seguir haci¨¦ndolo, necesitan emprender tareas de reforma profunda en estos aspectos, y evidentemente en otros. Si no lo hacen, su andadura no ser¨¢ hacia la cumbre sino, como ahora, hacia el valle.
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro.
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