Ferrero Rocher
El 'baladista' John Legend explot¨® en el Auditori del F¨®rum su tan exitosa como acaramelada virtud musical
Italianas acical¨¢ndose. Con esmero. Vestidas y maquilladas de s¨¢bado noche, rematando los atuendos con pulseras de bisuter¨ªa reci¨¦n adquiridas que iban colocando en sus mu?ecas con expresiones de coqueto j¨²bilo. Una de ellas atildaba su melena rubia con estudiados meneos de cabeza mientras la otra, morena, se situaba el chal sobre los hombros mientras preparaba el tel¨¦fono para inmortalizar el instante y comprobaba de soslayo el despe?adero de su escote. Ocurr¨ªa en el metro. El revoloteo de miradas que concitaban recordaba a los documentales de la siesta, apartado paradas nupciales en el Serengueti. Un espect¨¢culo antes del espect¨¢culo que nos hablaba del propio espect¨¢culo. S¨®lo un baladista moderadamente negro, con cara de buen chico con estudios, canciones de pop-soul sabanero y buen vocalista aplicado en las letras al monocultivo del amor puede generar escenas como la de las dos italianas. Iban en direcci¨®n La Mina, pero se apearon en el F¨®rum. La noticia hubiese sido que no lo hiciesen.
Colas perfumadas e incluso vestidos de noche ante la masa azul del auditorio, con su aire de porci¨®n de quesito demasiado enmohecido. Babel de idiomas acallados luego en el interior, cuando la ausencia de luz previa al inicio del concierto hizo pensar que la se?alizaci¨®n del lugar est¨¢ patrocinada por el Colegio de Traumat¨®logos. Silencio. Un cuarteto de cuerda impone la seriedad y finura propia de los instrumentos tocados con arco. Sale John Legend, que se apellida en realidad Sthepens, apellido que consider¨® poco legendario. Emboca Made To Love y todo son suspiros. El baladista inicia su acaramelada demostraci¨®n de melindre servida por una voz que cualquier madre desear¨ªa para su hijo, educada y flexible, nacida para decir te quieros aterciopelados siempre a la novia correcta. Tonight (Best You Ever Had) sigue la senda y luego John cuenta parte de su vida ante el piano con la soltura de un entertainment. Es un artista genuinamente norteamericano y domina todos los registros del escenario.
John Legend
Auditori F¨®rum
Barcelona, 6 de noviembre de 2014
Como tal, mostr¨® dos o tres caras a lo largo de un show que pautaron las baladas y que alcanz¨® su c¨¦nit r¨ªtmico con una remilgada versi¨®n del Rock With You de Michael Jackson. Es un cantante de soul que tiene cuna en el g¨®spel, pero curiosamente resulta inodoro. Se acerca tambi¨¦n al standard de jazz, pero sin rastro de humo y bordea el funk siempre desnatado. Y no se trata de una acusaci¨®n, es m¨¢s bien una constataci¨®n, como lo ser¨ªa decir que la franja roja del Rayo Vallecano va de izquierda a derecha. John Legend reh¨²ye el sudor de su m¨²sica, que todo y ser soul carece de carnalidad, siempre y cuando no se entienda por carnalidad comerse un Ferrero Rocher. Es una f¨®rmula que John Legend explot¨® en el Auditori del F¨®rum con un entorno visual cl¨¢sico, con candilejas en el proscenio, alternancia de piezas ac¨²sticas y el¨¦ctricas, piano como mayest¨¢tico rey de la noche y una elegancia de libro. Eso que se llama concierto ¡°de calidad¡±.
La segunda versi¨®n de la noche fue, como la primera, muestra de que cuando el artista sale de su coto se le descosen las costuras. Bridge Over Trouble Water, de Paul Simon, son¨® ajena a la delicadeza, cantada por John Legend con la seguridad de que necesitaba una nueva orientaci¨®n cuando en realidad recibi¨® una desorientaci¨®n. Su interpretaci¨®n marc¨® el inicio del final del show. You & I (Nobody in the World), Ordinary People, So High y All of Me, fueron la tumba abierta al apote¨®sico aplauso final que coron¨® la pulidez de un artista que parece vivir en un mundo perfilado por la publicidad. Pero no enga?a. Y, a diferencia de la publicidad, cumple. Sobradamente.
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