La Real Filharmon¨ªa estrena en Vigo ¡®Mar ao norde¡¯, de Buide

La Real Filharmon¨ªa de Galicia ha estrenado Mar ao norde, de Fernando Buide del Real, en un concierto celebrado en el Centro Cultural Afundaci¨®n de Vigo. Paul Daniel, titular de la RFG, present¨® ante el p¨²blico vigu¨¦s a Buide, quien hizo una breve introducci¨®n a su obra.

Las notas iniciales de la trompa y su eco en trompeta y flautas crean un ambiente de movimiento que provoca la respuesta de los chelos. El di¨¢logo entre estos ¨Ccada uno con su parte individual, como solistas- y el resto de la orquesta da a la obra un cierto aire de concerto grosso, con unas alternativas din¨¢micas que recuerdan el vaiv¨¦n de las olas y su resaca y la alternancia de las mareas.

Buide emplea en Mar ao norde una orquestaci¨®n que crea un ambiente sonoro en la mejor l¨ªnea de evocaciones marinas de autores como Britten o Rimski-Korsakov, sobre la que engarza como peque?as gemas sonoras esos elementos r¨ªtmicos y peque?os trazos mel¨®dicos tan caracter¨ªsticos de su escritura. En su conjunto, Mar ao norde a?ade a su solidez estructural una notable luminosidad y transparencia que facilita su primera escucha de principio a fin de la obra, lo que caus¨® una excelente recepci¨®n del p¨²blico vigu¨¦s, que premi¨® la obra y su ejecuci¨®n con una c¨¢lida ovaci¨®n.

La segunda obra programada, Midsummer Marriage, four ritual dances, de Michael Tippet fue presentada por Paul Daniel haciendo uso de sus notables dotes de comunicador y de la traducci¨®n de Buide. Su interpretaci¨®n al frente de la RFG resalt¨® toda la capacidad descriptiva y brillantez de la obra de su compatriota.

Cerr¨® la velada la interpretaci¨®n por Tedi Papavrami del Concierto para viol¨ªn, op. 47 de Sibelius. Papavrami mostr¨® su enorme dominio t¨¦cnico y poder¨ªo sonoro en este concierto que tuvo que ser revisado por Sibelius a la vista de las casi insalvables dificultades que su ejecuci¨®n presentaba a sus primeros int¨¦rpretes. Desde la primera respuesta de bravura del solista a la oscuridad inicial de la orquesta, el viol¨ªn de Papavrami surgi¨® con la luminosidad de una estrella fugaz.

Las agilidades diab¨®licas escritas por el autor finland¨¦s fueron superadas con esa dif¨ªcil facilidad de los grandes, incluidos unos incre¨ªbles arpegios en ricochet y una afinaci¨®n perfecta. Pero fue su gran musicalidad, la serenidad del Adagio di molto o el dramatismo del Allegro ma non tanto final donde demostr¨® el gran m¨²sico que es, como ya hizo hace a?os en A Coru?a en un memorable concierto en el que mostr¨® la mucha m¨²sica que se esconde dentro de la aparente pirotecnia de los Veinticuatro caprichos para viol¨ªn solo de Paganini; m¨²sica que solo los grandes como Papavrami son capaces de encontrar y mostrar, como quien extrae un diamante del fondo de la mina. Fue una versi¨®n de referencia del concierto de Sibelius.

El acompa?amiento de Daniel y la Filharmon¨ªa estuvo a la gran altura del violinista alban¨¦s, con un excelente colorido orquestal y grandes prestaciones de todas sus secciones y solistas. A destacar, la interpretaci¨®n de los seis componentes de la secci¨®n de violonchelos en la obra de Buide, en la que actuaron como aut¨¦nticos solistas.