Venecia, Barcelona y los cruceros
Cada barco contamina como 12.000 coches. La ciudad del V¨¦neto tiene m¨¢s poluci¨®n que si estuviera atascada de tr¨¢fico
En los ¨²ltimos 15 a?os la expansiva industria tur¨ªstica ha desarrollado un nuevo campo de viaje masivo con los cruceros: en Venecia entre 1997 y 2011 han aumentado en un 439%, llegando a 1.795.000 pasajeros, y en Barcelona se ha pasado de los 115.000 cruceristas en el a?o 1990 a 2,6 millones en 2013. Este gigantismo naval est¨¢ pensado para un nuevo target, clases medias y bajas, preferentemente jubilados y parejas con hijos, m¨¢s gregarios que los que van en buses y viajes organizados, y que encuentran una manera de ver mundo r¨¢pida, distra¨ªda y encantadora, masificando puertos y aeropuertos.
Un crucero puede transportar hasta 5.000 viajeros, que descienden de golpe en las ciudades, dedic¨¢ndoles pocas horas y exigiendo visitas r¨¢pidas y lugares de consumo eficaces. Ante tal afluencia, tiendas, restaurantes, discotecas y museos compiten para acogerlos, aunque sea unos minutos. Barcelona ya ha sufrido los efectos de algunos fines de semana colapsada de cruceristas y buses tur¨ªsticos. Y Ecologistas en Acci¨®n ya han demostrado la creciente contaminaci¨®n atmosf¨¦rica ocasionada en Barcelona por estas naves; cada crucero, que no detiene sus motores, contamina como 12.000 autom¨®viles.
Un crucero puede transportar hasta 5.000 viajeros, que descienden de golpe en las ciudades, dedic¨¢ndoles pocas horas y exigiendo visitas r¨¢pidas y lugares de consumo eficaces
El problema llega a l¨ªmites escandalosos en Venecia, donde no solo se sufren estos efectos, sino que los cruceros cada ma?ana y cada tarde hacen su tour por el Canal de la Giudecca y el Bacino di San Marco, ofreciendo a sus pasajeros una vista ins¨®lita de la ciudad ducal desde una altura aproximada de doce pisos, al mismo tiempo que ocultan y sobrepasan los monumentos de Venecia. Hay pocas visiones m¨¢s tristes y apocal¨ªpticas que las preciosas arquitecturas de Palladio empeque?ecidas por las grandes naves.
Pero esta es solo la parte est¨¦tica del problema, ya que los efectos para la ciudad son altamente nocivos. Cada vez que un crucero atraviesa la laguna, seg¨²n su velocidad, tama?o y peso levanta el nivel del agua por la proa, lo baja por los laterales y recupera su nivel por la popa. Ello provoca un desplazamiento de toneladas de agua, que crean cadenas de olas, elevan artificialmente los niveles de los canales internos y erosionan los ya muy desgastados y d¨¦biles cimientos y muros de una infraestructura veneciana que en el 2100 se habr¨¢ hundido unos 5 cent¨ªmetros, al tiempo que, por el calentamiento global ocasionado por el cambio clim¨¢tico, el nivel del agua habr¨¢ subido unos 10 cent¨ªmetros. Tras el paso de cada nave, la suspensi¨®n de los sedimentos en el agua dura 20 minutos y con tantos barcos esta ciudad sin autom¨®viles tiene el aire m¨¢s contaminado de plomo y mercurio que si tuviera avenidas atascadas de tr¨¢fico.
Hace algunos a?os que la ciudadan¨ªa lucha contra este abuso de apropiaci¨®n indebida del ecosistema veneciano, organizados en el Comit¨¦ No Grandi Navi-Laguna Bene Comune, manifest¨¢ndose y colgando pancartas ¡°contra la mafia¡±, y ¡°contra el paso de las grandes naves¡±. Ante estas quejas, la autoridad portuaria y las grandes compa?¨ªas de navegaci¨®n, que son las que mueven el negocio, han planteado un nuevo proyecto de canal en la laguna para facilitar este paso invasivo de los cruceros, proyecto al que se oponen los venecianos, proponiendo alternativas para que los grandes barcos no atraviesen la laguna.
Mientras tanto, cada vez que un crucero se planta frente a Venecia se produce el espect¨¢culo de la mutua contemplaci¨®n del colapso: miles de turistas que est¨¢n en la isla contemplan estupefactos y sorprendidos los buques que ocultan los monumentos; y les hacen fotos. Al mismo tiempo, los pasajeros en la cubierta, m¨¢s o menos conscientes de una transgresi¨®n que ojal¨¢ tenga los meses contados, observan la bella y fr¨¢gil ciudad y a los turistas que los contemplan; y les hacen fotos.
La UNESCO, que vela por Venecia como patrimonio mundial, est¨¢ sumamente preocupada y amenaza con retirarle la calificaci¨®n. Y el Ministerio de Infraestructuras del Gobierno italiano consigui¨® hace pocos a?os prohibir el paso de los cruceros tan cerca de Venecia. Navieras y autoridad portuaria recurrieron y consiguieron que la Magistratura dictaminase a favor del derecho de las grandes naves a atravesar Venecia. Se comprueba as¨ª que las autoridades portuarias son igual de especuladoras y carentes de escr¨²pulos en todos lados. Aprovechan vorazmente las cualidades de la ciudad contigua, sin importarles los efectos nocivos que puedan producir sobre su ecosistema. Al puerto de Venecia y a las compa?¨ªas no les importa si la ciudad se deteriora. Es similar a la avaricia de la Autoridad Portuaria de Barcelona: la Ley de Puertos le permite hacer lo que le de la gana y a¨²n le hemos de agradecer la rebaja de unos pisos del alegal hotel W y que haya conseguido una inversi¨®n tan lujosa y transparente para privatizar el puerto con la Marina del Port Vell. Les es igual si Venecia se hunde o Barcelona se hace invivible: ellos tienen previsto huir en un barco de lujo a las monta?as de Suiza.
Josep Maria Montaner, arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC.
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