Una voz mimada

Un autor que mima la voz, la ama y se recrea en su belleza intr¨ªnseca m¨¢s all¨¢ e independientemente de su condici¨®n de portadora de significados: Vivaldi. Un cantante que mima la voz, la ama, ama y se ama a trav¨¦s del canto, lo cuida, lo controla y sabe de su belleza inefable, perturbadora, m¨¢s all¨¢ de los significados: Philippe Jaroussky.

El encuentro entre Vivaldi y Jaroussky, en el Auditori, en el concierto estrella del Festival de M¨²sica Antiga, fue felic¨ªsimo y dio lugar a un concierto memorable que acab¨® en apoteosis.

Acompa?ado por el competent¨ªsimo Ensemble Artaserse, un conjunto con personalidad y sonido propios que trasciende largamente la funci¨®n subalterna de dar coj¨ªn instrumental al divo de turno, el c¨¦lebre contratenor franc¨¦s ofreci¨® un programa integrado exclusivamente por obras de Vivaldi, religiosas en la primera parte y profanas en la segunda, intercaladas entre intervenciones del conjunto instrumental interpretando obras tambi¨¦n de Vivaldi.

En la primera parte se pudo escuchar Stabat Mater Rv 621 y el motete Longe mala, umbrae, terrores Rv 629 y en la segunda las arias Se in ogni guardo de de la ¨®pera Orlando finto pazzo, Vedro con mio diletto de Il Giustino y las arias Mentre dormi y Gemo in un punto e fremo de l¡¯Olimpiade. Arias de emoci¨®n diversa que iba de la furia al dolor y la pena y que permitieron al cantante desplegar todos los matices y recursos expresivos de su voz.

Con 36 a?os a cuestas, Jaroussky est¨¢ en el momento dulce de su carrera, su diafragma corre como una liebre y le permite un canto de agilidad inmaculado, exacto, preciso como los violines que doblaban su l¨ªnea de canto. El control de la respiraci¨®n es de exhibici¨®n y el control de la presi¨®n del aire le permite un ajuste milim¨¦trico de la din¨¢mica hasta conseguir unos apianamientos de una belleza subyugante en donde la voz se adelgaza hasta convertirse en un hilo transparente. La voz, entonces, es una verdadera voz de cristal. Para redondear el prodigio, la emisi¨®n es homog¨¦nea y el timbre, claro, con poco peso, se mantiene regular en todo el registro, algo no muy frecuente en los contratenores. Va un poco corto de graves, pero los agudos le son f¨¢ciles y de afinaci¨®n y colocaci¨®n perfectas.

Seducido por la belleza de aquella voz el Auditori se puso un¨¢nimemente en pie al final del concierto y el cantante, generoso, ofreci¨® hasta tres bises.