El ¡®Arctic Sunrise¡¯ acude ¡®al rescate¡¯ de los 17 acusados de Greenpeace

Nunca antes, en sus 30 a?os de actividad en Espa?a, se hab¨ªa enfrentado la organizaci¨®n ecologista Greenpeace a la petici¨®n de tantos a?os de c¨¢rcel. 16 de sus activistas, adem¨¢s de un fotoperiodista independiente, pueden recibir penas de casi tres a?os, as¨ª como el pago de multas e indemnizaciones por valor de cerca de 360.000 euros. As¨ª, al entenderlo una causa mayor ¡ªsu "juicio m¨¢s duro"¡ª, el colectivo ha enviado al rescate a su emblem¨¢tico buque Arctic Sunrise, que ha llegado a Valencia para servir de apoyo medi¨¢tico en la causa.

Los hechos se remontan a 2011, cuando los acusados entraron en la central nuclear de Cofrentes. All¨ª, en la torre de refrigeraci¨®n, desplegaron unas pancartas ("Cierre Cofrentes ya") e hicieron una espectacular pintada ("Peligro nuclear"). Uno de los guardas de seguridad, seg¨²n su testimonio, sali¨® herido leve al ser cortado con la radial con que los activistas romp¨ªan la valla met¨¢lica. Los que fueron detenidos aquel 15 de febrero est¨¢n acusados por el Ministerio Fiscal, Iberdrola?¡ªque regenta la central nuclear en cuesti¨®n¡ª y la empresa de seguridad que custodiaba la instalaci¨®n de delitos de desobediencia a la autoridad y de lesiones.

Sin embargo, la responsable de la campa?a antinuclear y que ejerce de portavoz, Raquel Mont¨®n, asegura que "en este caso, como en todos hasta ahora, Greenpeace actu¨® de manera pac¨ªfica. Ser¨¢ el juez quien tenga que decidir si es cierto o no, pero nuestra organizaci¨®n jam¨¢s ha sido condenada por hacer da?o a nadie".

Fuentes de Iberdrola niegan que la protesta fuese pac¨ªfica. Muy al contrario, aseguran que hubo "importantes da?os materiales, lesiones f¨ªsicas a dos vigilantes y la declaraci¨®n de emergencia" por la irrupci¨®n de los intrusos en el complejo de Cofrentes.

Raquel Mont¨®n recuerda que, aprovechando la llegada del Arctic Sunrise, habr¨¢ visitas y campa?as divulgadoras. "El barco tienen funciones reivindicativas y tambi¨¦n educativas", explica.?

"Coincidencias"

Tambi¨¦n recuerda que, cuando se hizo la acci¨®n de protesta, se estaba negociando alargar 10 a?os la vida de la central de Cofrentes. Y que, el d¨ªa que se aprob¨® la ampliaci¨®n de permiso, fue el mismo en que tuvo lugar el desastre nuclear de Fukushima, "en una de esas casualidades que ocurren". Pero las casualidades, dice, no acaban ah¨ª. Mont¨®n puntualiza que el constructor de la tristemente famosa central japonesa fue el mismo que el de la de Cofrentes, General Electric, y que se trata de dos modelos similares (MARK-1 y MARK-3, respectivamente). Durante las protestas denunciaron que se trata de una central peligrosa, entre otros motivos, por ser un blanco confeso de grupos terroristas internacionales.