Un ascensorista teatrero
El director del Teatro Espa?ol traza una ruta entre la autobiograf¨ªa y los escenarios
1. Hospital de la Cruz Roja San Jos¨¦ y Santa Adela. Ah¨ª nac¨ª yo. Es una arquitectura madrile?a, la de ladrillo rojo, que me gusta. Cuando mi madre le pregunt¨® al m¨¦dico "?a qui¨¦n se parece?" el m¨¦dico, en broma, le dijo: "es igualito que yo, hija m¨ªa". Tiene un punto surrealista, como yo, que soy muy surrealista (Reina Victoria, 22).
2. Bravo Murillo. Es la calle m¨¢s americana de Madrid, sobre todo la que conoc¨ª de joven. Es largu¨ªsima, cruza varios distritos y, con sus casitas bajas junto a edificios grandes, cines y bingos, todo sin cuadrar del todo, da la sensaci¨®n de los Estados Unidos locos y desparramados. Conserva ese esp¨ªritu.
3. El Retiro. Ah¨ª tengo el primer beso y la primera multa que me pone un polic¨ªa, por quitarme la camiseta: 300 pesetas. Todav¨ªa me pregunto si sigue en mi expediente. He preparado obras yendo al Retiro solo a las ocho de la ma?ana; es un lugar que, inexplicablemente, muchos madrile?os tienen olvidado.
4. El Banco de Espa?a. Trabaj¨¦ en ¨¦l m¨¢s de diez a?os, desde los 15. Empec¨¦ de ascensorista, vestido de capit¨¢n de nav¨ªo, y llegu¨¦ a llevar en el ascensor a Franco, ya muy viejo. Mont¨¦ all¨ª una compa?¨ªa de teatro con los empleados que se llamaba Echegaray. Para una obra le ped¨ª al gobernador Mariano Rubio su alfombra y su sof¨¢ como escenograf¨ªa. Hab¨ªa algo de provocaci¨®n (Alcal¨¢, 48).
5. Plaza de Isabel II. En el Teatro Real estaba la Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico, donde fui compa?ero de Juan Echanove, Imanol Arias, Laila Ripoll o Pepe Viyuela. ?ramos unos locos maravillosos. Durante la ¨¦poca de La Movida la zona de ?pera era m¨¢s canalla.
6. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Cuando fui director del Centro Dram¨¢tico Nacional me encontr¨¦ que el teatro ten¨ªa termitas. Era como un c¨¢ncer y hubo que rehabilitarlo entero: mi vida privada se acab¨®, el trabajo fue ingente. Espero que ning¨²n director tenga que enfrentarse a cosas como estas. Entonces tambi¨¦n constru¨ª el Teatro Valle-Incl¨¢n en la antigua sala Olympia (Tamayo y Baus, 4).
7. Teatro Espa?ol. Todo director madrile?o piensa alguna vez en dirigir este teatro, el m¨¢s antiguo del mundo. Es nuestro teatro, nuestro emblema, donde tienen que convivir los grandes autores espa?oles con los m¨¢s j¨®venes. No podemos perder nuestra idiosincrasia (Plaza de Santa Ana).
8. Casa Emilio. Es un bar de mi barrio, La Prospe, que lleva desde los a?os 40 y donde me gusta ir los domingos con mis amigos a tomar el verm¨². Tambi¨¦n he de citar el Caf¨¦ Gij¨®n y sus tertulias, porque una ciudad no puede perder los espacios que han formado parte de su historia (L¨®pez de Hoyos, 98).
9. Naves del Espa?ol en Matadero. Fuera, tanto en Am¨¦rica como en Europa, el espacio teatral del que se habla es este. Es el sue?o de todo director y donde yo voy a dirigir mis producciones. Las posibilidades que tiene son infinitas: es la respuesta al teatro del siglo XXI. Me pone (Paseo de la Chopera, 14).
10. Librer¨ªa La Avispa. Esta librer¨ªa teatral fue todo un referente para mi generaci¨®n. Se tomaba caf¨¦, se charlaba, se tomaba el pulso al teatro madrile?o. Si no estabas all¨ª no estabas en la onda. All¨ª celebr¨¦ mi entrada en la escuela de arte dram¨¢tico. Estaba en la calle San Mateo. Ahora hay una peluquer¨ªa unisex.
Pasi¨®n por el teatro
Apasionado de Arrabal, Max Aub, Valle-Incl¨¢n y otros grandes del teatro patrio, Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente (Madrid, 1959) es director teatral de larga trayectoria y actualmente director del Teatro Espa?ol y las Naves del Espa?ol de Matadero. Ha sido, adem¨¢s, director del Centro Dram¨¢tico Nacional.
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