Del balanc¨ªn al ¡®Drag¨®n Khan¡¯
En sus dos primeros a?os de gobierno Mas fue el adalid de los recortes de la mano del PP. El resto del tiempo, no ha gobernado
Recordar¨¢n muchos lectores el t¨¦rmino Drag¨®n Khan con el que periodistas y pol¨ªticos motejaban a los gobiernos tripartitos de la Generalitat. Pretend¨ªan significar la agitaci¨®n permanente, el alboroto continuado, en el que tales gobiernos parec¨ªan vivir. Pues bien, vista la cosa con perspectiva, habr¨ªa que decir que dicha situaci¨®n se nos muestra hoy m¨¢s bien como un pl¨¢cido balanc¨ªn de un cuento de Ch¨¦jov comparado con la crispada din¨¢mica que ha introducido Artur Mas en la vida pol¨ªtica catalana.
Admito sin ning¨²n rubor que formo parte del abundante contingente de personas que no consigui¨® entender del todo la propuesta presentada por el President en su multitudinaria conferencia del pasado 25 de noviembre. En el grupo se incluyen tambi¨¦n buen n¨²mero de analistas pol¨ªticos, alguno de los cuales, alineado inequ¨ªvocamente con el soberanismo, ha reconocido que tuvo serias dificultades para cubrir la informaci¨®n del acto porque no consegu¨ªa aclararse con el enrevesado contenido de la propuesta.
En realidad, incluso el tropel de aduladores de Artur Mas ¡ªprestos siempre a considerar como jugada maestra la m¨¢s irrelevante de sus iniciativas¡ª lo que destacaron fue la inc¨®moda situaci¨®n en la que hab¨ªa dejado a Oriol Junqueras, forzado a aceptar el envite so pena de quedar ante la posteridad como el que por razones partidistas impidi¨® que Catalu?a accediera por fin a la tan anhelada independencia. Con otras palabras, elogiaron la habilidad t¨¢ctica de la propuesta, dejando en segundo plano el an¨¢lisis de su contenido.
En efecto, la letra peque?a de la conferencia parece trufada de un sinf¨ªn de gui?os de ojo al l¨ªder de ERC, que subrayan la idea de que en realidad era ¨¦ste el destinatario del mensaje o, tal vez mejor, la persona a la que se quer¨ªa someter a una enorme presi¨®n p¨²blica para que no pudiera rechazar la oferta. Ah¨ª est¨¢ para confirmarlo el lenguaje utilizado por Mas, ahora s¨ª ya decididamente independentista, o la promesa de que, cumplidos los objetivos anunciados en la hoja de ruta, se retirar¨ªa de la pol¨ªtica dej¨¢ndole expedito el camino de la presidencia de la Generalitat a Junqueras.
Se ha utilizado mucho la expresi¨®n ¡°surfear la ola soberanista¡± para describir el sentido de los movimientos del l¨ªder de CiU en los ¨²ltimos a?os. Probablemente la expresi¨®n describa bien sus intenciones, su incansable tacticismo (que ¨¦l gusta de denominar astucia), pero no estoy seguro de que d¨¦ cuenta de la realidad. Tal vez fuera m¨¢s preciso hablar de corrientes que de olas, y de transatl¨¢nticos en vez de tablas de surf. Con estas im¨¢genes, quiz¨¢ nos aproximar¨ªamos en mejores condiciones a lo que est¨¢ pasando.
Sin duda, con su propuesta del otro d¨ªa Mas pretend¨ªa ganarle la partida a Junqueras (aunque hemos visto que ¨¦ste no parece demasiado dispuesto a dejarse engatusar), consiguiendo con ello la hegemon¨ªa del bloque independentista, y convirti¨¦ndose por fin su l¨ªder. El precio que la operaci¨®n ya le est¨¢ suponiendo est¨¢ claro: perder la centralidad de la pol¨ªtica catalana, desentenderse por completo de dos tercios de la ciudadan¨ªa de este pa¨ªs, que bajo ning¨²n concepto van a poder verlo en lo sucesivo como el presidente de todos los catalanes.
A estas alturas, resulta casi imposible dilucidar si, ocupado a tiempo completo como se encuentra Mas en buscarse una salida decorosa a su carrera pol¨ªtica, cualquier otro asunto le parece menor o, directamente, le trae sin cuidado. Pero no estar¨¢ de m¨¢s recordar que, de cumplirse sus planes, de los seis a?os que habr¨ªa estado al frente de la Generalitat, los dos primeros habr¨ªa gobernado, convertido en el adalid de los recortes, de la mano del PP y los cuatro siguientes, sencillamente no habr¨ªa gobernado en absoluto, porque los dieciocho meses que ahora nos aguardar¨ªan estar¨ªan consagrados a lo mismo que la presente legislatura: al proc¨¦s. Y si alguien tiene dudas, la mejor prueba de que la par¨¢lisis de gobierno estar¨ªa asegurada es la inexistencia de programa por parte de la lista unitaria, que, de cumplirse lo que Mas expuso en un primer momento, tendr¨ªa como ¨²nico punto program¨¢tico la consecuci¨®n de la independencia.
Se trata, claro est¨¢, de mantener movilizado y en tensi¨®n a un sector de los ciudadanos. Con un objetivo que tenemos derecho a sospechar que, incluso m¨¢s all¨¢ de lo t¨¢ctico o de lo partidista, es fundamentalmente personal. Recuerdo haber le¨ªdo en este mismo diario, bastante antes de que alcanzara el poder de la Generalitat, un art¨ªculo que caracterizaba como peronista la deriva adoptada por Mas al frente de Converg¨¨ncia. El tiempo ha dado la raz¨®n al autor del texto. Por su parte, L¨®pez Burniol ha se?alado que lo que se le propuso el 25 de noviembre a las fuerzas pol¨ªticas catalanas fue una ¡°suspensi¨®n temporal del funcionamiento normal de la democracia representativa¡±. De ser cierto su juicio, habr¨ªamos sobrepasado a Per¨®n y estar¨ªamos asistiendo a una especie de materializaci¨®n postmoderna de las ideas de Carl Schmitt sobre el soberano y el estado de excepci¨®n. Como para inquietarse severamente...
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