El juez env¨ªa a prisi¨®n al l¨ªder de la secta acusado de abusos sexuales

El fundador de la Orden y Mandato de San Miguel Arc¨¢ngel, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, ingres¨® este domingo sin posibilidad de fianza en la prisi¨®n pontevedresa de A Lama por orden del Juzgado Mixto n¨²mero 1 de Tui. Est¨¢ acusado de abusos sexuales y asociaci¨®n il¨ªcita, seg¨²n inform¨® el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. El instructor, Marcos Amboage, decidi¨® en la noche del s¨¢bado dejar en libertad con cargos por asociaci¨®n il¨ªcita a Marta Paz, una de las monjas de la agrupaci¨®n religiosa con sede en la localidad pontevedresa de Oia, se?alada como secta por los familiares de sus adeptos y descabezada el pasado marzo por el Obispado de Tui-Vigo, tras denuncias internas recurrentes sobre pr¨¢cticas irregulares.

?La Guardia Civil actu¨® con celeridad tras las detenciones de Rosendo y Paz el pasado jueves en un chal¨¦ de Collado Villalba (Madrid), al que el l¨ªder y un grupo de adeptos se hab¨ªan desplazado tras perder finalmente el favor del obispado gallego. Los agentes trasladaron al imputado el viernes al chal¨¦ de Oia donde hasta su partida hab¨ªa residido con sus colaboradores m¨¢s cercanos y registraron la finca durante dos horas. Se llevaron dos ordenadores.

Rosendo sali¨® ayer camino de prisi¨®n pasadas las dos de la tarde, despu¨¦s de que en la noche del s¨¢bado Marta Paz, estrecha colaboradora y una especie de monja en el difuso escalaf¨®n de la orden, saliese de los juzgados de Tui en libertad con cargos por asociaci¨®n il¨ªcita. La esperaban en el exterior sus padres, que trataron de convencerla para que pasase la noche con ellos. ¡°Fue como hablar con un tabl¨®n¡±, lamentaba ayer por tel¨¦fono el padre, Carlos Paz. ¡°Est¨¢ cabread¨ªsima con nosotros, nos toma por los causantes¡±, coment¨® sobre su breve encuentro, de ¡°cinco o diez minutos¡± a la salida del juzgado, acompa?ada de un abogado ¡°joven y bien trajeado¡± a quien no supieron identificar. Paz y su esposa, junto a representantes de otras ocho familias de miembros de la presunta secta, hab¨ªan comparecido p¨²blicamente la v¨ªspera de las detenciones para reclamar a la Iglesia m¨¢s contundencia contra Rosendo. El l¨ªder, seg¨²n sus sospechas, segu¨ªa manejando al grupo desde Collado Villaba con una nueva denominaci¨®n, Los hijos de Serviam, pese al veto del Obispado de Tui.

¡°Mi misi¨®n ahora es conseguir que vuelva a casa¡±, explic¨® Paz, que conf¨ªa en que la imputaci¨®n de su hija, obligada a comparecer semanalmente ante el juzgado, no se prolongue demasiado. ¡°Solo el hecho de que ya no est¨¦ en contacto con ese se?or es una victoria¡±, celebra. Paz y su mujer comenzaron a colaborar con Miguel Rosendo en la d¨¦cada de los noventa, antes siquiera de que la orden tuviese nombre. A su hija empezaron a llevarla a las reuniones con nueve a?os, y cuando cumpli¨® los 16 ya era un miembro plenamente integrado. Ahora tiene 29. ¡°Lleva 12 a?os barren¨¢ndole el cerebro¡±, maldice Paz, ya desvinculado de la agrupaci¨®n. ¡°Quisimos hacerle comprender que si lo hab¨ªan detenido era porque hab¨ªa cometido un delito¡­ A ver si va recapacitando¡±. Los familiares, algunos de los cuales son reacios a dar sus nombres por temor a alienar todav¨ªa m¨¢s a sus hijos, a los que incluso antes de que estallase el caso solo pod¨ªan ver en ocasiones tasadas, estudian ahora contratar a un abogado para personarse en la causa.

El descosido de la Orden y Mandato de San Miguel Arc¨¢ngel ha dejado mientras tanto un resto de retales en el limbo. La orden como tal sigue existiendo, pero ahora bajo supervisi¨®n directa del obispado. A la supuesta secta pertenece la residencia de ancianos de Bustarviejo (Madrid) que atienden cuatro miguelianas, denominaci¨®n con que la agrupaci¨®n se refer¨ªa a quienes juraban celibato. Los familiares tambi¨¦n tienen localizada una casa con finca en San Lorenzo de El Escorial en la que residen 17 j¨®venes ¡°que se creen que son monjas¡±.

La orden y sus esquejes siguen teniendo a unos 40 fieles de los en torno a 400 que lleg¨® a reunir en su momento de mayor expansi¨®n y exposici¨®n medi¨¢tica. Eran los tiempos en que un coro de 93 personas, vestidas de azul y amarillo, cantaron bajo la ventana de un agonizante Juan Pablo II en 2005. O cuando, durante el ¨²ltimo A?o Santo Compostelano, en 2010, miguelianos uniformados se encargaban de velar por que los peregrinos cumpliesen con el orden y el decoro en la catedral de Santiago.