P¨²blico o privado
La exigencia de regeneraci¨®n debe incluir la revisi¨®n de las relaciones profesionales entre pol¨ªtica y empresas
Finalmente ¡ªy afortunadamente¡ª se ha creado una corriente muy mayoritaria de exigencia de regeneraci¨®n y limpieza de nuestra sociedad, especialmente de su componente pol¨ªtico. Para evitar los maquillajes o las simples simulaciones, pero tambi¨¦n las posibles exageraciones, ser¨ªa bueno que tuvi¨¦ramos claros algunos criterios a la hora de utilizar las palabras y de analizar los comportamientos de las personas para ver si se corresponden a las funciones y a los objetivos que se les atribuyen por el papel que en cada momento tienen en la sociedad. Intentar¨¦ aportar mi visi¨®n de algunos casos concretos.
Sector p¨²blico y sector privado. Creo que esta divisi¨®n radical responde a una simplificaci¨®n excesiva y tiene el peligro de confundir los intereses colectivos con los intereses privados. Me gusta hablar de cuatro tipos de actividades que hay que considerar de forma distinta: 1. Trabajar para intereses colectivos desde el sector p¨²blico (pol¨ªtica). 2. Trabajar para intereses colectivos desde organizaciones del sector privado sin af¨¢n de lucro (Tercer Sector Social, ONG, fundaciones). 3. Trabajar en organizaciones empresariales con af¨¢n de lucro (empresas, cooperativas, profesionales liberales¡). 4. Gestionar intereses p¨²blicos en entidades o empresas de capital p¨²blico. En todos y cada uno de estos casos existen reglas, normas, incentivos y objetivos que permiten hacer el juicio de una actuaci¨®n, pero no son los mismos. Veamos:
Pol¨ªtica. En este campo la regla fundamental es que el pol¨ªtico debe estar al servicio de los ciudadanos que le han encomendado que les represente y que han aceptado los objetivos que les ha propuesto. Sus actuaciones deben estar dirigidas a la consecuci¨®n de estos objetivos colectivos, y su actuaci¨®n no deber¨ªa entrar en contradicci¨®n con ellos, excepto que las circunstancias coyunturales le obliguen a cambiarlos (cambio que si es importante requerir¨ªa una consulta previa¡).
Hay que separar aquellas organizaciones no mercantiles que prestan servicios sociales sin af¨¢n de lucro, de aquellas empresas que son concesionarias de servicios p¨²blicos
Una de las desviaciones intolerables es la ocultaci¨®n o la mentira, ya que rompe radicalmente la confianza en la que est¨¢ basada la representaci¨®n obtenida. La otra, m¨¢s evidente a¨²n, es la anteposici¨®n de intereses personales o de partido a los generales; y en casos muy graves, la satisfacci¨®n de intereses particulares a cambio de un lucro personal, o la utilizaci¨®n de dinero p¨²blico para finalidades particulares. Estos ¨²ltimos aspectos son los que normalmente se conocen como corrupci¨®n, pero yo pienso que la corrupci¨®n deber¨ªa incluir tambi¨¦n otros casos.
Tercer sector social. Es un ¨¢mbito de un gran valor, a apoyar y extender. Pero en ¨¦l operan a veces organizaciones que no responden a lo que su nombre indica. Hay que separar claramente aquellas organizaciones no mercantiles que prestan servicios sociales sin af¨¢n de lucro, de aquellas empresas que son concesionarias de servicios p¨²blicos pero que, leg¨ªtimamente, buscan a trav¨¦s de esta actividad un beneficio econ¨®mico. En estos casos la obtenci¨®n del beneficio puede entrar en contradicci¨®n con la calidad o la extensi¨®n del servicio, y por tanto las normas a trav¨¦s de las cuales se act¨²a no pueden ser las del mercado sino las que se fijen muy claramente en el ¡°encargo¡± y se comprueben con regularidad.
La actitud del sector p¨²blico frente a una y a otras deber¨ªa ser distinta ya que es distinta su motivaci¨®n. Tambi¨¦n deber¨ªa clarificarse el papel de organizaciones diversas que toman la forma de fundaciones acogi¨¦ndose a este r¨¦gimen, cuando son en realidad asociaciones sin capital fundacional, y que a veces obedecen a finalidades que no son exclusivamente de servicio p¨²blico.
Cambio de sector. Es bueno ser exigente para evitar que personas con una trayectoria vital puramente pol¨ªtica encuentren al final de la misma un acomodo en empresas privadas, simplemente para aprovechar su capacidad de relaci¨®n personal. Esto es m¨¢s claro a¨²n si se trata de empresas privatizadas por Gobiernos anteriores en los que ellas participaron. Pero no creo que fuera bueno impedir que se pueda pedir a personas con una larga trayectoria de gesti¨®n en el sector privado que aporten su experiencia y capacidades al servicio de los intereses generales, como gestores de empresas o de intereses p¨²blicos, y que por tanto es l¨®gico que una vez finalizada esta etapa puedan volver con toda naturalidad, y sin cr¨ªticas, al sector privado.
Estas dos situaciones expuestas ponen de manifiesto tres problemas que hay que abordar: las dificultades de la ¡°reincorporaci¨®n¡± de los pol¨ªticos al mundo privado (excepto los que tienen fortuna o posibilidad de conseguir una excedencia¡); la creciente ¡°inhibici¨®n¡± de muchas personas ante las ofertas de incorporaci¨®n al sector p¨²blico; y (en menor grado) los sistemas de retribuci¨®n de los cargos de dicho sector, en comparaci¨®n con el privado. La soluci¨®n de los mismos podr¨ªa mejorar la composici¨®n del sector p¨²blico, y un mayor acercamiento al conjunto de la ciudadan¨ªa. Una importante consecuencia ser¨ªa la desaparici¨®n del t¨®pico de la ¡°clase pol¨ªtica¡±, que es la plasmaci¨®n de este distanciamiento.
La deseada y proclamada ¡°regeneraci¨®n¡± pide muchos cambios legales y sociales. Pero tambi¨¦n, entre otros, abordar los problemas indicados con rigor y sin demagogia.
Joan Maj¨®, ingeniero y ex ministro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.