Hijos de Madrid y de los Stones
La banda Burning celebra este viernes 40 a?os de rock aut¨¦ntico y desafiante
En dos momentos diferentes de la conversaci¨®n con Johnny Cifuentes, vocalista, teclista y guardi¨¢n de las esencias de Burning, surgen las definiciones de Madrid como ¡°la mam¨¢¡± del grupo y de los Rolling Stones como ¡°nuestros papis¡±. Es probable que esos dos sean los elementos principales del ADN de Burning, de su inspiraci¨®n musical y l¨ªrica, su actitud y sus dejes. Este viernes celebrar¨¢n sus 40 a?os de existencia en Madrid (sala But), con m¨¢s de dos horas de su repertorio cl¨¢sico, alg¨²n tema de su reciente Pura sangre y al menos una versi¨®n de los Stones.
¡°Son 40 a?os ininterrumpidos, nunca nos hemos tomado un a?o sab¨¢tico, y eso es importante¡±, se?ala Cifuentes desde un taburete de su bar, el Cocodrilo, abierto desde hace 27 a?os y que juega el doble papel de centro rockero del barrio de Lucero y museo de Burning, con fotos, carteles y dem¨¢s artefactos: ¡°Tocar al d¨ªa siguiente de Navidad ya es m¨¢gico, pero lo hace m¨¢s especial el que sea en Malasa?a, porque nosotros ¨¦ramos de barrio y cuando empezamos quer¨ªamos irnos al centro a vivir, cosa que acabamos haciendo¡±.
Que Burning eran muy madrile?os y muy de barrio se dejaba ver en su desafiante rock desde el comienzo, al menos desde que cambiaron el ingl¨¦s chapurreado por un castellano muy cheli y titularon su primer ¨¢lbum como Madrid (1978). Pocos grupos le han cantado tanto y de forma tan intensa a Madrid. Sobre todo, a sus noches y a personajes marginales como ese taleguero Jim Dinamita que declaraba: ¡°En La Elipa nac¨ª y Ventas es mi reino¡±.
El guitarrista Pepe Risi y el cantante To?o Mart¨ªn, los dos Burning ya desaparecidos, eran de La Elipa, y Johnny es de Carabanchel: ¡°El rock & roll de Madrid se nutre del tesoro de los barrios, la gente aguerrida y con coraz¨®n. Mira en la formaci¨®n actual: Carlos [Guardado, bajista] es de Moratalaz y Edu [Pinilla, guitarrista] de Vic¨¢lvaro¡±. Como segundo nexo con los a?os heroicos, el saxofonista Miguel Slingluff, Maikol, que volvi¨® hace un tiempo al grupo.
Burning se juntaron en 1974 en los locales de ensayo del Papi, situados en el kil¨®metro 12 de la A-2: ¡°Curr¨¢bamos todos, yo vend¨ªa piezas en una cooperativa de taxis, sal¨ªa a las 7 u 8 de la tarde y me iba de Carabanchel a Ciudad Lineal en metro y ah¨ª cog¨ªa la camioneta, que era como se llamaba al autob¨²s. Tardaba la de dios. Ensay¨¢bamos dos o tres horas y luego de vuelta para madrugar al d¨ªa siguiente. Buah, me lo merezco todo¡±, cuenta entre risas Cifuentes, de 59 a?os.
Ya a finales de los 70, el grupo se fue a vivir a Torrej¨®n, en una especie de comuna rockera: ¡°Era una casa barata y estaba frente a la base, donde nos nutr¨ªamos de discos e instrumentos. Si no recuerdo mal, Pepe pill¨® la Negrita [su caracter¨ªstica guitarra Gibson Les Paul] a un soldado americano. Adem¨¢s, pod¨ªamos tocar a todas horas porque viv¨ªamos en un bloque con muchos m¨²sicos. Y tambi¨¦n estaba Bibi Andersen, que a¨²n se llamaba Manolo¡±.
Posteriormente, Cifuentes se mud¨® por fin al centro, a la calle Pelayo. En la canci¨®n Chueca (1987) pinta una zona que hoy nos resulta irreconocible, con siniestros camellos y adolescentes toxic¨®manas embarazadas. ¡°Era una ¨¦poca de mucho caballo, y el caballo genera mucha ansiedad alrededor y hace cometer muchos errores a la gente¡±, explica el cantante y teclista del grupo, que sabe de lo que habla, pues tanto Risi como Mart¨ªn cayeron en la cuneta de la hero¨ªna.
Hoy, en 2014, Johnny Cifuentes se muestra contento y agradecido por estas cuatro d¨¦cadas, pese a las muertes prematuras que le empujaron a tomar el mando y el micro del grupo, pese a las jugarretas o el desinter¨¦s de las discogr¨¢ficas por las que han pasado (Pura sangre es autoeditado), pese a la leyenda negra de la mala suerte que les habr¨ªa impedido ocupar el lugar que, como pioneros de una forma muy particular (y madrile?a) de hacer rock, se merecen: ¡°Nosotros ¨¦ramos unos chavales de barrio muy salvajes. Hemos rozado much¨ªsimas veces el cielo y hemos visitado el infierno. Nunca jam¨¢s dir¨¦ que hemos estado minusvalorados, ni pedir¨¦ una estatua para Burning. No debemos nada a nadie, nadie nos debe nada¡±, cuenta en su bar: ¡°Y Burning est¨¢ en un momento superbueno, hay que venir a vernos ahora. Ma?ana tal vez sea demasiado tarde¡±.
Burning act¨²a el viernes, 26 de diciembre, a las 21 h. en la sala But (Barcel¨®, 11). Entradas anticipadas a 22,80 € y 25 € en taquilla.
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