Cerrojazo a 6.500 viejos comercios
El final de la pr¨®rroga marcada por la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 provoca el final de numerosos negocios tradicionales del centro de la capital
La antigua sala de conciertos del edificio Montano se ha vuelto a quedar vac¨ªa. Durante meses, en los ventanales del n¨²mero 3 de la calle de San Bernardino, en lugar de guirnaldas navide?as colgaban los carteles de liquidaci¨®n. El espacio que fue testigo de las actuaciones del guitarrista Daniel Fortea o el violonchelista Pau Casals se convirti¨® hace 44 a?os en una galer¨ªa de pintura con una oficina de exportaci¨®n de productos espa?oles que, poco a poco, se fue transformando en lo que era, hasta hace tres semanas, la tienda de decoraci¨®n Rustika. El final de la pr¨®rroga marcada por la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 les ha obligado a echar el cierre.
La Uni¨®n de Profesionales y Trabajadores Aut¨®nomos (UPTA) estima que unos 6.500 negocios del tejido comercial de la Comunidad de Madrid (65.000 en toda Espa?a) comparten el mismo destino. Los llamados contratos de renta antigua, firmados antes de 1985, se renovaban autom¨¢ticamente a?o tras a?o, con subidas de renta limitadas. Con el paso del tiempo, los alquileres resultaron ser m¨¢s baratos que los del mercado, lo que generaba un desequilibrio en favor de los inquilinos. La Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 reconoci¨® el r¨¦gimen de libre mercado, pero concedi¨® a los inquilinos de renta antigua un plazo de 20 a?os en los que la renovaci¨®n ha seguido siendo autom¨¢tica y las rentas no han alcanzado los precios del mercado. Esta moratoria acab¨® el pasado 31 de diciembre, la fecha l¨ªmite que ten¨ªan inquilinos y propietarios para llegar a un nuevo acuerdo.
Muchos arrendatarios han conseguido negociar un alquiler intermedio entre el que pagaban y el precio de mercado, cuenta la abogada Teresa Campuzano, que ha llevado el caso de varios de los negocios afectados. Algunos arrendadores han preferido que se queden los inquilinos con los que llevan tratando desde hace d¨¦cadas ¡°porque les ofrecen una garant¨ªa de pago¡±, explica la letrada. Otros se han negado incluso a negociar. Este es el caso de la tienda de mu?ecas As¨ª, en el n¨²mero 47 de Gran V¨ªa, o de la camiser¨ªa Hernando, en el 71. Hace a?os esta tienda vest¨ªa ¡°a los miembros de la Casa Real, de la Rep¨²blica y de la aristocracia¡±, cuenta orgulloso ?ngel Garc¨ªa, sin dejar de doblar camisas. Lleva 72 a?os trabajando en este local y a sus ¡°ochenta y pico¡± ha tenido que liquidar todo el g¨¦nero que le quedaba y colgar el cartel de cerrado. No revela la suma que pretende obtener el arrendador, pero asegura que supone una subida de 800% respecto a lo que paga ahora. La cifra rondar¨¢ los 50.000 que pide el propietario del local donde se ubica la jugueter¨ªa As¨ª. En el mismo ventanal donde los ni?os pegaban su nariz en 1942 para ver los aviones teledirigidos importados desde N¨²remberg, ahora cuelga un letrero que reza: ¡°Gracias por estos 72 a?os¡±.
Un paseo por los barrios del centro descubre otros locales, m¨¢s peque?os, an¨®nimos para gran parte de la poblaci¨®n madrile?a, que, sin embargo, forman parte de los recuerdos y del ritmo diario que se vive a unos pasos del ajetreo de Gran V¨ªa. En las paredes del bar Lozano, en el n¨²mero 14 de la calle de San Joaqu¨ªn, a¨²n cuelgan las fotos de sus platos combinados. El olor de la parrilla y el precio de las ca?as, m¨¢s asequible que en otros bares de la zona, sigue atrayendo a diferentes generaciones. Vecinos y asiduos a Malasa?a volvieron a reunirse en este bar de toda la vida el pasado 30 de diciembre, convocados por la Asociaci¨®n Gentrisa?a, para apoyar a su due?o, Jos¨¦ Villamayor, y pedirle que no se rindiera. ¡°Todav¨ªa estamos de negociaciones, ya veremos qu¨¦ pasa a partir del 15¡±, cuenta el propietario, cansado de que ¡°todo el mundo¡± le pregunte por su futuro.
¡°Esta ciudad no existe sin sus bares¡±, reza una nota publicada en la web de Gentrisa?a, que anima a pelear por los ¡°comercios antiguos, tradicionales, o directamente viejos¡± para que no desaparezca ¡°el verdadero patrimonio social de Madrid¡±. ¡°Las franquicias de cerveza sin alma y tapas revenidas no pueden funcionar como esos espacios mitad centro social, mitad centro de acogida, mitad plaza p¨²blica, y ¨¢gora de debate que son los bares en Madrid¡±, concluye.
En la vecina Chueca, sus residentes tambi¨¦n se han puesto en pie de guerra contra la desaparici¨®n de los comercios castizos. ¡°Los negocios que est¨¢n afectados son los m¨¢s ¨²tiles para los vecinos¡±, explica el presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Chueca, Esteban Benito. ¡°Los due?os de los locales van a ganar m¨¢s dinero a costa de poner negocios pensados para turistas o gente que viene de fiesta el fin de semana, no para los que hacemos nuestra vida diaria aqu¨ª. Es una pol¨ªtica de pan para hoy y hambre para ma?ana. Nos est¨¢n echando del centro, y dentro de unos a?os tendr¨¢n que emprender iniciativas para repoblarlo¡±, pronostica.
El cierre de Electricidad Moreno, ¡°el taller de reparaciones de electrodom¨¦sticos m¨¢s antiguo de Madrid¡±, seg¨²n su due?o, ha sido uno de los golpes m¨¢s duros para el vecindario de Chueca. Este a?o iban a celebrar su 75? aniversario. Intentaron negociar con la propietaria una renta intermedia entre los 200 euros mensuales que pagaban y los 6.000 que ped¨ªa ella. Pero ¡°fue imposible¡±, asegura Juan Moreno en su nuevo local de la calle de Magallanes. Su hijo le sustituy¨® hace ocho a?os al frente del negocio familiar. Si no hubiera agotado las dos subrogaciones permitidas por ley, podr¨ªa haber mantenido las condiciones de su contrato hasta que falleciera. Pero no conoc¨ªa ese resquicio por el que se han salvado otros comercios, como Licores Madrue?o.
Moreno confiaba, como muchos otros, en que el Gobierno madrile?o les concediera una pr¨®rroga, como han hecho en Barcelona, donde se paraliz¨® el pasado febrero la aprobaci¨®n de licencias de obra por un a?o para buscar soluciones con tranquilidad, sin que continuara el goteo de cierres.
20.000 empleados asoman al paro
El PSOE defendi¨® una medida que inclu¨ªa la elaboraci¨®n de un ¡°listado de negocios emblem¨¢ticos¡±, cifrados en unos 400 por fuentes municipales, que deb¨ªan ser protegidos. De otra forma, se perder¨ªa ¡°la personalidad de las ciudades¡±, opina Paz Mart¨ªn, diputada socialista en la Asamblea de Madrid. Su grupo present¨® una proposici¨®n no de ley hace un mes, a imagen de la adoptada por el Ayuntamiento de Barcelona. ¡°Solicitar que se aplazase el fin de la moratoria durante un periodo de tiempo consensuado, de manera que cuando los arrendatarios tengan que acudir al libre mercado para negociar sus contratos de alquiler haya una situaci¨®n econ¨®mica m¨¢s favorable, que garantice la subsistencia de los comercios y el empleo¡±, explica, y hace hincapi¨¦ en el n¨²mero de empleos que se perder¨¢n con los cierres. UPTA estima que unas 20.000 personas engrosar¨¢n la lista del paro en toda la Comunidad por esta causa.
La propuesta socialista inclu¨ªa una serie de medidas para ¡°equilibrar el conflicto de intereses entre el arrendador, que tiene derecho a recuperar la posesi¨®n de su inmueble y conseguir la m¨¢xima rentabilidad posible de su propiedad, y el inter¨¦s del arrendatario, de continuar con su actividad econ¨®mica en unas circunstancias que hagan viable su empresa¡±.
A pesar del voto favorable de IU, prevaleci¨® la postura contraria de PP y UPyD, que calificaron la propuesta de ¡°oportunista¡±. Ambos defendieron que los comercios hab¨ªan tenido 20 a?os para ¡°modificar su actividad¡± y que los titulares de los locales ten¨ªan derecho a obtener una renta basada en ¡°un r¨¦gimen de libre mercado¡±
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