Futuro incierto del Patio Maravillas
Tras cinco a?os en la calle del Pez, la due?a ha instado a desalojar a los okupas
Cuando uno entra en el edificio okupado por el colectivo Patio Maravillas en el n¨²mero 21 de la calle del Pez, lo primero que encuentra es una cafeter¨ªa donde varios grupos, en su mayor¨ªa gente joven, departen relajadamente. Detr¨¢s hay una librer¨ªa y, algo m¨¢s all¨¢, una sala polivalente presidida por un mural de pinturas abstractas. Las tres plantas superiores est¨¢n dedicadas a colectivos ciudadanos que atienden a necesidades sociales. Este edificio okupa se ha convertido, tras cinco a?os, en un icono del barrio de Malasa?a. Recientemente ha cambiado de propietario y ahora corre el peligro de desaparecer.
El argumento para el desalojo fue, inicialmente, el ¡°estado ruinoso¡± del inmueble, aunque los okupas lo consideran una excusa ¡°para especular con ¨¦l¡±. En un comunicado, el colectivo asegur¨® que han hecho las reformas necesarias para garantizar la estabilidad y la seguridad. Recuerdan que incluso controlaron dos incendios y el propio cuerpo de bomberos certific¨® que era un edificio seguro.
¡°El problema es pol¨ªtico. Hubo un cambio de propietario en febrero, en septiembre nos lleg¨® la denuncia y emplazamos al Ayuntamiento a que nos cediera un espacio grande y en desuso¡±, cuenta la portavoz de la asamblea El Patio, Sandra de Miguel, periodista de 27 a?os, ¡°pero no est¨¢n interesados en dar facilidades para colectivos como los que hay aqu¨ª¡±.
Concretamente, se refiere a iniciativas como la comisi¨®n Cerremos los CIES, en contra de los centros de internamiento para inmigrantes, Yo S¨ª Sanidad Universal, plataforma de usuarios y trabajadoras del Sistema Nacional de Salud que ha organizado un ¡°movimiento de desobediencia civil, o la Oficina Precaria, un colectivo que ¡°cubre el espacio al que los sindicatos no llegan¡±. Son solo tres ejemplos entre decenas.
¡°El Ayuntamiento debe proporcionarles otro espacio porque sin duda el Patio Maravillas es algo muy positivo para el barrio¡±, opina Guillermo Matamala, ingeniero de 39 a?os y vecino de Malasa?a. ¡°Otra cosa es lo que opinan los habitantes de las casas aleda?as, tal vez les parezcan demasiado ruidosos¡±, a?ade, ¡°aunque prefiero un ruido que provenga de iniciativas as¨ª, que cumplen un servicio con la ciudadan¨ªa, que el ruido que pueda producir el negocio de un empresario. De un tiempo a esta parte, en el barrio se favorece demasiado la iniciativa privada en detrimento de los colectivos sociales¡±, se queja.
Guillermo Olague, de 40 a?os, vive justo enfrente del edificio del Patio Maravillas: ¡°Es muy gratificante salir de casa un s¨¢bado por la ma?ana y escuchar algo tan improbable como ¨®pera o tangos. Me consta que ah¨ª dentro llevan a cabo talleres muy interesantes, como clases de baile o reparaci¨®n de bicicletas. Es un servicio solidario a los ciudadanos. Pero de ah¨ª a que puedan exigir un espacio al Ayuntamiento, no lo tengo tan claro. Creo que hay otras necesidades que tienen m¨¢s prioridad¡±.
El lunes, el colectivo organiz¨® una concentraci¨®n en la plaza del Dos de Mayo que demostr¨® su fuerte apoyo popular, a juzgar por los asistentes, que superaron el millar. Tras recorrer varias manzanas, okuparon un inmueble p¨²blico de la calle Hermanos ?lvarez Quintero. A las dos horas, fueron desalojados de forma pac¨ªfica por la Polic¨ªa. ¡°Quer¨ªamos demostrar que el Ayuntamiento miente al decirnos que no hay edificios vac¨ªos en el centro de Madrid¡±, explica Sandra de Miguel. El pasado octubre llevaron a cabo una ¡°okupaci¨®n l¨²dica¡± en el vest¨ªbulo de la Junta del distrito de Centro y lograron que los escucharan, pero solo recibieron negativas. Tras la concentraci¨®n del lunes, el Ayuntamiento se ha comprometido a una nueva reuni¨®n. ¡°En realidad somos esc¨¦pticos sobre lo que pueda salir de ah¨ª¡±, dice la portavoz, ¡°pero tenemos claro lo que les vamos a decir: que seguiremos adelante con ellos o sin ellos¡±. Entre tanto, siguen okupando el edificio de la calle Pez, a la espera de que les notifiquen el desalojo. Y hasta que eso suceda, el Patio Maravillas sigue m¨¢s vivo y reivindicativo que nunca.
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