La Alhambra acusa de ¡°extorsi¨®n¡± al Ayuntamiento de Granada

La Alhambra sigue siendo el principal reclamo tur¨ªstico de Granada. Eso y mucho m¨¢s. No es posible entender la una sin la otra, pero la relaci¨®n no es tan id¨ªlica en el plano pol¨ªtico. Desde hace a?os, la confrontaci¨®n salpica a la fortaleza nazar¨ª. La ciudad le reclama parte de sus arcas; algo que la Alhambra considera ¡°una extorsi¨®n en toda regla¡±.

La directora del patronato que rige el conjunto, Mar¨ªa del Mar Villafranca, ha censurado al PP y al alcalde de la ciudad, Jos¨¦ Torres Hurtado, por ¡°atacar¡± al monumento cada vez que se aproximan unas elecciones, en este caso las municipales convocadas para el 24 de mayo. Mientras que el alcalde, por su parte, ha tildado en diciembre de ¡°enemigos¡± de la ciudad al patronato y a la Junta de Andaluc¨ªa, de la que depende, por negarse a invertir el dinero que recaudan en el barrio hist¨®rico del Albaic¨ªn, con el que la Alhambra comparte la declaraci¨®n de Patrimonio Mundial otorgada por la Unesco.

La Alhambra, con 2.402.473 viajeros en 2014, ha vuelto a batir su r¨¦cord de visitas y el Ayuntamiento quiere un trozo de la tarta. En 2013 ¡ª¨²ltimo datos de los que se dispone actualmente¡ª se ingres¨® por taquilla 27 millones de euros. Pero, a pesar de las desavenencias, la ciudad y la fortaleza nazar¨ª est¨¢n condenadas a entenderse. ¡°Cuando haya una idea seria de gesti¨®n conjunta en el Albaic¨ªn, nos sentaremos¡±, ha asegurado Villafranca.

La pol¨¦mica no es nueva, hace m¨¢s de un a?o que Torres Hurtado ha lanzado esa idea: destinar a la ciudad dos euros de cada entrada [los precios para acceder a las distintas partes del recinto oscilan entre los 7 y los 25 euros]. Desde entonces se ha topado con la negativa del patronato, cuya direcci¨®n asegura que ¡°legalmente no es posible¡±. Ha dado un paso m¨¢s y ha dicho que para pedir primero hay que dar. Mar¨ªa del Mar Villafranca ha invitado al regidor granadino a que indique ¡°qu¨¦ dinero ha puesto ¨¦l en la Alhambra durante sus 12 a?os de gobierno¡±.

La bronca a cuenta del monumento se centra ahora en la rehabilitaci¨®n del Albaic¨ªn, pero el enfrentamiento ha tenido otros episodios coincidiendo con periodos preelectorales. Uno de los ¨²ltimos, en mayo de 2011, fue una propuesta del PP para comunicar el paseo de los Tristes con la Alhambra mediante t¨²neles y un ascensor. Tuvo poco recorrido, ya que una comisi¨®n de expertos acab¨® tumbando el proyecto. En 1999 se plante¨®, sin ¨¦xito, la conexi¨®n entre el conjunto palaciego y la ciudad a trav¨¦s de un funicular.

El paso rodado por la Cuesta de Gom¨¦rez, que une la Alhambra con el centro hist¨®rico de Granada, ha sido tambi¨¦n motivo de disputa, puesto que, seg¨²n el Ayuntamiento, gran parte de los viajeros se marcha sin visitar la ciudad.

La Alhambra, que ha hecho p¨²blico el balance de actividad de 2014, asegura que 1.770.260 turistas pernoctaron en 2014 en la capital, donde en los ¨²ltimos a?os han aumentado las estancias individuales y se han reducido las de grupos.

La convivencia entre la Alhambra y la ciudad est¨¢ lejos de ser pac¨ªfica. ¡°La Alhambra se siente extorsionada cada vez que vienen unas elecciones y encuentran una pol¨¦mica con la que atacar¡±, ha censurado la directora del patronato. Algunas veces, pocas, han comparecido juntos, pero la relaci¨®n del que es el primer reclamo tur¨ªstico de la ciudad con sus dirigentes no es lo fluida que pudiera parecer. Desde el municipio se acusa al patronato de ¡°no querer a Granada y obedecer ciegamente a Sevilla¡±, en una l¨ªnea de confrontaci¨®n pol¨ªtica que, a la vista de los resultados, ha sido satisfactoria para el regidor, que lleva en el cargo tres mandatos consecutivos.

Alhambra y Albaic¨ªn han cumplido 20 y 30 a?os, respectivamente, desde que fueron declarados Patrimonio Mundial por la Unesco. Y coincidiendo con estas efem¨¦rides, la ciudad ha vuelto a reclamar el dinero para la gesti¨®n del barrio morisco. Una ¨²nica declaraci¨®n engloba a dos enclaves diferentes, cuyo impacto ha sido distinto como lo es tambi¨¦n su gesti¨®n y direcci¨®n.