S¨ªntomas de decadencia
La arquitectura de marca provoca repetici¨®n, p¨¦rdida de creatividad y ausencia de valores en muchos grandes proyectos
No citar¨¦ nombres en negativo, para que nadie se ofenda, pero reflexionar sobre la decadencia de algunos de los arquitectos contempor¨¢neos es un reto para visibilizar por qu¨¦ razones esta se produce. Aunque sean procesos comunes a distintas ¨¦pocas y artes, es posible que cierta tendencia actual a la marca, a la mercantilizaci¨®n y al despilfarro potencie dicha p¨¦rdida de calidad en arquitectos que la hab¨ªan alcanzado en alg¨²n momento, pero que, posteriormente, se repiten y se parodian.
El primer factor es la excesiva dependencia del mercado, con las consecuencias que conlleva entrar en una l¨®gica de marca que se pretende estable y que, por lo tanto, ha de ofrecer una arquitectura tan previsible como los productos de las empresas comerciales. Ello sintoniza con el fen¨®meno actual de que algunos estudios internacionales se han convertido en empresas con capital for¨¢neo, que tienen contratados a los arquitectos, quienes dan el nombre a la firma, pero que no gestionan su propia empresa.
Con relaci¨®n a esto, podemos establecer que la decadencia se produce por la repetici¨®n de los logros arquitect¨®nicos, reproduciendo formas y lenguajes; algo que se da en grandes firmas que tienen sedes y proyectos en distintas ciudades. Es entonces cuando se adiestra a cada uno de los distintos equipos para que realice los proyectos siguiendo estrictamente un vocabulario ya definido en obras previas.
Una tercera caracter¨ªstica, relacionada con las primeras y que hist¨®ricamente ha definido la p¨¦rdida de creatividad, es la incapacidad de evolucionar. Mientras artistas como Pablo Picasso, Virginia Woolf, Julio Cort¨¢zar, Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, Lina Bo Bardi o Rem Koolhaas se renovaron y se han reinventado continuamente para desafiar a su gran facilidad para la creaci¨®n, otros repiten un lenguaje establecido ya al principio; son personalidades herm¨¦ticas a las posibilidades de un aprendizaje que deber¨ªa ser continuo.
No se pueden repetir formas arbitrarias, como grandes cubos, rascacielos singulares o cubiertas sinuosas, despreciando el entorno urbano
Otro factor de error y obsolescencia son los excesos en el cambio de escala. Hay arquitectos capacitados para la escala del dise?o, el interiorismo o edificios de un cierto tama?o, pero que dif¨ªcilmente puede llevarse a una escala mayor y m¨¢s compleja. Un gran conjunto no puede resolverse como un edificio agigantado o como una suma de objetos, negando las aportaciones al espacio p¨²blico; o un proyecto de gran complejidad urbana no se puede afrontar con la l¨®gica del dise?o de una plaza.
En relaci¨®n con esto, otro elemento de decadencia, especialmente en aquellos estudios con sedes en distintos lugares del mundo, es la tendencia a proyectar lo mismo en cualquier lugar. Proyectar igual en Italia que en Argentina, Estados Unidos o Jap¨®n ha demostrado los l¨ªmites de quienes en su momento fueron grandes maestros y referencias imprescindibles.
No se pueden repetir las mismas formas, sean extraordinarias o est¨¦n relacionadas con la tradici¨®n tipol¨®gica de un lugar, en cualquier contexto y para cualquier programa; ni se pueden repetir formas arbitrarias, como grandes cubos, rascacielos singulares o cubiertas sinuosas, despreciando el entorno urbano. Esto tiene que ver con el agotamiento neoliberal de los repertorios formalistas y arbitrarios, con la incapacidad o el desinter¨¦s para entender e inspirarse en cada realidad, en los paisajes, las culturales y las costumbres de las personas.
En la segunda mitad del siglo XX se dio otra raz¨®n en la dificultad de algunos arquitectos, cuya obra era muy dependiente de ciertas tecnolog¨ªas y sistemas constructivos espec¨ªficos de un momento industrial, para adaptarse a los cambios.
Esta decadencia de la arquitectura convertida en la marca repetitiva de ciertas firmas tiene relaci¨®n con la ausencia de valores ¨¦ticos cuando se aceptan encargos inapropiados, sin hacerse responsables de las consecuencias ni tener en cuenta la insostenibilidad de ciertos proyectos y tipolog¨ªas. Podemos constatarlo en obras monumentales en los Emiratos ?rabes, China y otros pa¨ªses emergentes, hechas por arquitectos conocidos sin el menor escr¨²pulo con relaci¨®n al contexto y a lo que se elimina; al sistema pol¨ªtico, las condiciones de trabajo y los derechos humanos, o al despilfarro de recursos.
Tener en cuenta estos factores de decadencia podr¨ªa ser positivo para potenciar sus ant¨ªdotos y enriquecer aquellas maneras de hacer que superan estas limitaciones y que tienen que ver con tener valores ¨¦ticos, proyectar atendiendo a la calidad y al tiempo necesario, desde la cultura del lugar, haciendo arquitectura sostenible socialmente, y aprendiendo de cada encargo y contexto social para poder experimentar y no repetirse. Estos criterios para evitar abusos y repeticiones deber¨ªan ser un referente dentro de la ense?anza de la arquitectura, en los principios de los jurados para otorgar premios y en las normativas y criterios a seguir en los encargos p¨²blicos.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC
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