Los condenados del ¡®caso 4-F¡¯ pugnan por una revisi¨®n
Un documental exitoso reaviva las dudas sobre la agresi¨®n a un polic¨ªa en Barcelona
La emisi¨®n, en la televisi¨®n p¨²blica catalana, del documental Ciutat Morta ha resucitado un oscuro suceso ocurrido en Barcelona el 4 de febrero de 2006. El caso 4-F, que dej¨® a un agente de la Guardia Urbana en estado vegetativo, se sald¨® con la condena de nueve j¨®venes; una de ellas, la madrile?a Patricia Heras, se suicid¨® mientras disfrutaba de un permiso penitenciario. Heras y los otros condenados han defendido su inocencia, han detallado irregularidades en la investigaci¨®n y han denunciado torturas policiales durante su detenci¨®n.
Pese a su perseverancia y a las muestras de apoyo de diversos colectivos, casi nada se hab¨ªa movido hasta el s¨¢bado, cuando Ciutat Morta cosech¨® un notable ¨¦xito de audiencia en Catalu?a (20%) y alcanz¨® una amplia repercusi¨®n en las redes sociales aupado, en parte, por la prohibici¨®n de una juez de emitir cinco minutos del documental. El impacto social y los interrogantes que plantea el reportaje han forzado al Ayuntamiento de Barcelona a enviar la cinta a la fiscal¨ªa para que, si lo ve oportuno, inste una revisi¨®n del caso, a pesar de que ya hay sentencia firme y de que los condenados han cumplido sus penas. El ministerio p¨²blico ya ha advertido de que no lo har¨¢ a menos que aparezcan nuevas pruebas, y en ello trabajan los abogados
Los hechos. Ocurrieron a las 6.30 horas en una calle de Ciutat Vella. Un grupo de 20 j¨®venes trat¨® de acceder, sin ¨¦xito, a una fiesta celebrada en un piso por personas ¡°simpatizantes del movimiento okupa¡±, seg¨²n la sentencia. Cuatro agentes, que hab¨ªan acudido a la zona para prevenir incidentes, les invitaron a marcharse y se inici¨® una discusi¨®n. Algunos j¨®venes lanzaron objetos contra los polic¨ªas, que detuvieron a tres personas all¨ª: Rodrigo Lanza, ?lex Cisternas y Juan Pintos, los tres condenados a las penas m¨¢s altas.
Piedra o maceta. Un guardia urbano de 39 a?os, casado y con cuatro hijos, cay¨® fulminado al suelo tras recibir el impacto de un objeto en la cabeza. Qued¨® en ¡°estado vegetativo persistente¡± y depende de otros para ¡°todas las actividades de la vida diaria¡±. Los jueces concluyen que fue alcanzado por una piedra arrojada por Lanza. En el documental, los j¨®venes arguyen que el objeto que hiri¨® al polic¨ªa pudo ser una maceta lanzada desde el balc¨®n de la fiesta. Esa fue la tesis que, p¨²blicamente, defendi¨® al inicio el exalcalde Joan Clos. Los abogados creen que Clos dispon¨ªa de un informe policial que apuntaban en esa direcci¨®n, pero que este se ocult¨®. No consta, en todo caso, en la causa. Los magistrados rechazan la tesis de la maceta en base a los peritos, que en el juicio defendieron que las lesiones del polic¨ªa eran compatibles con el lanzamiento de una piedra.
Polic¨ªas viciados. La condena se basa, fundamentalmente, en la declaraci¨®n de tres guardias urbanos que vivieron los hechos. Los jueces creen que declararon ¡°de forma contundente, coincidente y sin fisuras¡± y que reconocieron ¡°sin duda¡± a los j¨®venes, por lo que les otorgan ¡°la cualidad de prueba de cargo¡±. El documental pone de relieve que dos de los polic¨ªas ¡ªV¨ªctor Bayona y Bakari Samyang¡ª fueron condenados m¨¢s tarde por torturar a un detenido de Trinidad y Tobago y, sobre todo, por falsear un atestado para atribuirle un delito de tr¨¢fico de drogas. Los abogados creen que, si mintieron entonces, bien pudieron hacerlo en el caso 4-F, por lo que su relato est¨¢ desacreditado.
Denuncias de torturas. La primera parte de Ciutat Morta relata las presuntas torturas que, tras ser detenidos, sufrieron en comisar¨ªa Lanza, Cisternas y Pintos. Los j¨®venes denuncian adem¨¢s que la juez instructora no hizo nada por esclarecer ese episodio. La magistrada, en realidad, s¨ª abri¨® diligencias, aunque las archiv¨® por las ¡°contradicciones¡± que apreci¨® en los denunciantes. En uno de sus autos, reconoce que Lanza fue herido aquella noche, pero mientras hu¨ªa para evitar ser detenido. Y le reprocha que reconoci¨® al polic¨ªa agresor solo meses m¨¢s tarde y por su n¨²mero de placa; no hizo menci¨®n, en cambio, a una ¡°especial circunstancia¡± evidente del agente (Samyang): que es mulato.
La detenci¨®n de Heras. La sentencia ve probado que Heras (condenada a tres a?os de prisi¨®n) y otro joven arrojaron una valla a los polic¨ªas cuando acudieron a la calle, tras el incidente inicial del guardia urbano. Ambos fueron detenidos en el Hospital del Mar tras ser identificados por su peculiar corte de pelo; Heras, en concreto, llevaba media cabeza rapada y la otra con el cabello semejando un tablero de ajedrez. Sus amigas denuncian, en el documental, que los agentes la detuvieron solo por su aspecto. La joven hab¨ªa alegado que acudi¨® al hospital tras caerse con la bicicleta. Pero los magistrados concluyen que sus lesiones no son compatibles con un accidente de ese tipo y que fueron perfectamente ¡°identificadas¡± en el hospital.
La esperanza del testigo. Ciutat Morta apunta la existencia de un testigo que, tras el suicidio de Heras, explic¨® que un amigo le hab¨ªa confesado ser el responsable de lanzar la maceta. Los abogados est¨¢n tratando de localizarle de nuevo para convencerle de que declare ante la fiscal¨ªa como posible v¨ªa para reabrir el caso.
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