Antes de pedir el voto

La pol¨ªtica en Espa?a comenz¨® a irse al garete cuando muchos ciudadanos empezaron a acudir a las urnas con la nariz tapada. Uno puede contener la respiraci¨®n durante unos minutos ¡ªlos que tarda en ponerse en cola, sacar el carn¨¦ de identidad, decir tu nombre e introducir la papeleta en la urna¡ª, pero es imposible, para alguien que no sea un hincha, estar cuatro a?os aguantando un hedor insoportable saliendo de las ca?er¨ªas de un partido pol¨ªtico.

Apelar al mal menor es un ejercicio escasamente democr¨¢tico. Son ya muchos a?os alertando sobre la llegada del lobo, desde uno y otro lado del espacio pol¨ªtico, como para crear a estas alturas en esta milonga. Hace tiempo que los partidos se presentan a las elecciones ense?ando una patita bien distinta de la que luego utilizan para gobernar. Y son demasiados lobos los que han alcanzado el poder con el programa electoral de un tierno corderito.

El voto ¨²til tambi¨¦n es una falacia. Todos los votos son ¨²tiles, tambi¨¦n el que lo hace en blanco. ?Se imaginan qu¨¦ distinta ser¨ªa una democracia con un 50% de electores acudiendo a las urnas para no votar a nadie, en vez de quedarse en sus casas engrosando los porcentajes de abstencionistas? La abstenci¨®n en Espa?a es un problema que apenas dura el d¨ªa de las elecciones. Por muy alta que sea, los partidos nunca se dan por aludidos. Todos ganan las elecciones, aunque las elecciones sean las que pierdan por la ausencia de electores.

Cuando dos partidos pol¨ªticos se pasan a?os apelando a sus votantes para que acudan a las elecciones y les voten, aunque sea con la nariz tapada; pidiendo su apoyo como un mal menor frente al otro; o reclamando el voto ¨²til para ¨¦l, como si votar a otro partido fuera in¨²til para la democracia, se corre un grave riesgo. El de crear un sistema pol¨ªtico donde la gente vota, en vez de por convencimiento, por descarte. O, lo peor, por ninguna de las dos cosas.

Aunque ya suena todo ingenuo, antes de acudir a este largo a?o electoral tanto el PSOE como el PP ten¨ªan que haber limpiado sus corrales; mandar a su casa a todos los que han tenido algo que ver con cualquier sinvergonzoner¨ªa, sin descartarse a ellos mismos; y dejar en manos de la Justicia los grados de imputaci¨®n, pre-imputaci¨®n, detenci¨®n o lo que sea, para poder centrarse en la decencia y acudir a la campa?a con ciertas garant¨ªas de que algo de lo que digan va a ser m¨ªnimamente cre¨ªble.

Resulta insoportable para cualquier ciudadano afrontar unas elecciones con 90 ¨®rdenes de detenci¨®n por los cursos de formaci¨®n; con el goteo de patriotas con cuentas en Suiza; con las obras en B de la sede del partido en el Gobierno en Madrid, Euskadi y ahora en Palma; con 265 imputados en los ERE o con el Tribunal Supremo ordenando devolver dinero a empresarios y Ayuntamientos, por darle un repaso r¨¢pido a la semana.

Por eso, antes de que empiecen a pedir el voto, que terminen de limpiar de moscas el estercolero. Se haya acumulado en sus mandatos o lo hayan heredado. Sea o no sean protagonistas; sea obra de sus antiguos compa?eros o de sus enemigos ¨ªntimos. De ¨¦l, de ella o del tap¨®n de la botella. Una campa?a electoral no puede estar al margen de la realidad y la realidad es un bochorno diario que precisa de explicaciones, no de frases huecas y promesas de regeneraci¨®n vac¨ªas de contenido. Nadie es capaz de vivir m¨¢s de dos minutos sin respirar. Y la oferta electoral es lo suficientemente amplia como para aguantar tres elecciones seguidas con la nariz tapada. @jmatencia