Paisajes en la orquesta
La OBC suena bien en una versi¨®n fluida, de fraseo natural y vigor r¨ªtmico de obras de Toldr¨¤, Guinjoan y Dvor¨¢k
Normalmente, las orquestas suelen tomarse muy en serio los estrenos, en especial si son obras de encargo. No es el caso de la OBC, que ¨²ltimamente apenas publicita las pocas partituras que encarga en su temporada. Hace dos semanas, el estreno del ¨²ltimo encargo a Benet Casablancas en calidad de compositor residente pas¨® casi desapercibido; la sensaci¨®n de que faltan mayor convicci¨®n y recursos para dar difusi¨®n medi¨¢tica a este tipo de eventos ha sido a¨²n mayor ante el estreno del Concert per acordi¨® i orquestra, de Joan Guinjoan. Poco p¨²blico, en consecuencia, en el Auditori, lo que siempre produce tristeza, m¨¢xime cuando estamos hablando de la ¨²ltima creaci¨®n de un autor de referencia en la m¨²sica contempor¨¢nea espa?ola.
Acert¨® Pablo Gonz¨¢lez, titular de la OBC, en la elaboraci¨®n del programa, puesto que las tres obras reunidas tienen como nexo en com¨²n el uso de melod¨ªas y danzas tradicionales como fuente de inspiraci¨®n. En el caso de la primera pieza, la sardana libre para orquesta de Eduard Toldr¨¤ Emp¨²ries (Invocaci¨® a L?Empord¨¤), las luces y colores del paisaje ampurdan¨¦s brillan en una opulenta paleta orquestal. Con ella Toldr¨¤ perfil¨® una sonoridad sinf¨®nica pensada para llevar a la sala de conciertos el esp¨ªritu de la sardana; son¨® con frescura y empuje, bien defendida por la OBC y su titular.
Toldr¨¤, Guinjoan y Dvor¨¢k
OBC. I?aki Alberdi, acorde¨®n. Pablo Gonz¨¢lez, director.
Obras de Toldr¨¤, Guinjoan y Dvor¨¢k.
Auditori de Barcelona, 15 de febrero de 2015
El octogenario compositor catal¨¢n Joan Guinjoan usa una canci¨®n de cuna que escuchaba de ni?o en su Riudoms natal para dar alma musical al segundo movimiento del Concert per acordi¨® que ha dedicado a I?aki Alberdi. Hay mucho del propio Alberdi en esta obra y as¨ª lo reconoce el propio Guinjoan, que juega con las inmensas posibilidades t¨¦cnicas y expresivas del acorde¨®n sin forzar nunca su esencia; para lograrlo, ha contado con el talento y experiencia de Alberdi, m¨²sico de extraordinaria sensibilidad que llena de vida interior los rasgos jazz¨ªsticos, el lirismo y el ¨ªmpetu r¨ªtmico tan ligado al estilo de Guinjoan.
En el caso de la Sinfon¨ªa n¨²m. 8 de Antonin Dvor¨¢k, la influencia de la m¨²sica de su Chequia natal, sus paisajes y bailes populares nutren cada rinc¨®n de una partitura que transmite optimismo. Obra serena y de mucho encanto mel¨®dico, animada por episodios de agitaci¨®n rom¨¢ntica a los que Gonz¨¢lez dio oportuno relieve: son¨® bien la OBC en una versi¨®n fluida, de fraseo natural y vigor r¨ªtmico bien mantenido hasta el vibrante final.
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