Agenda pol¨ªtica y agenda social
La gente quiere saber hacia d¨®nde nos encaminamos. Y no hay respuesta posible que no incorpore a la propia gente
Va calando la impresi¨®n que el escenario pol¨ªtico catal¨¢n est¨¢ modific¨¢ndose. Con relaci¨®n al ¡°proceso¡±, los hay que hablan de ¡°enfriamiento temporal¡±, otros de ¡°hibernaci¨®n¡±, otros celebran que el souffl¨¦ ha bajado definitivamente. Lo que resulta ingenuo es imaginar que tras tres a?os de fuerte movilizaci¨®n social en torno al derecho a decidir, con un fuerte incremento del peso de la opci¨®n independentista, todo ello acabe disolvi¨¦ndose como si nada, y volvamos al escenario anterior al 2012. Pero, en otro orden de cosas, tampoco es imaginable que no tengan su peso los cuatro a?os que han transcurrido desde el 15M, desde esa especie de golpe de estado que supuso la modificaci¨®n del art¨ªculo 135 de la CE, o la fuerte erosi¨®n de las condiciones de vida de mucha gente en todo este tiempo. Es obvio que las orientaciones y actitudes pol¨ªticas de la ciudadan¨ªa en el ciclo electoral en el que entramos van a estar condicionadas por todos esos factores y parece claro asimismo, que los partidos pol¨ªticos m¨¢s implicados con las decisiones tomadas no van a salir indemnes de todo ello.
Pero, mientras, el mundo ha seguido cambiando y transform¨¢ndose. Sin cesar. Artur Mas ejemplifica la ansiada recuperaci¨®n econ¨®mica, hablando de una playa que estamos a punto de alcanzar tras estar sumergidos en el agua (crisis) durante mucho tiempo. Pero, ?alguien cree que la playa que encontraremos ser¨¢ la misma que abandonamos? Hace tiempo que sabemos que vivimos en un periodo de transici¨®n entre ¨¦pocas, y por tanto que no es casual que sintamos desorientaci¨®n. La gente quiere saber hacia d¨®nde nos encaminamos. Con qu¨¦ medios contamos. Y no hay respuesta posible que no incorpore a la propia gente en ese recorrido. Podr¨ªamos decir que en eso se resume todo. Las soluciones no vendr¨¢n de qui¨¦nes pretenden gobernarnos. Tampoco de personas o entidades que se atribuyan el contar con los recursos y las orientaciones necesarias para conducirnos hacia un nuevo escenario. La dificultad y oportunidad del momento es que nos hemos quedado sin conductores, y que se nos exige que asumamos colectivamente e individualmente el control de lo que nos afecta y acontece. En escenarios cada vez m¨¢s abiertos, menos jer¨¢rquicos, m¨¢s propicios a poner en duda intermediaciones que no aporten valor.
La misma complejidad en la que nos movemos hace que cuando nos fijamos con exceso en uno de los componentes de la situaci¨®n, al poco tiempo nos damos cuenta que estamos descuidando otras esferas que son tambi¨¦n relevantes. Ha habido momentos en que el debate sobre el derecho a decidir, el debate sobre la independencia ha engullido todo lo dem¨¢s. Es obvio que ha habido fuerzas pol¨ªticas interesadas en que ello fuera as¨ª. Algunas por razones consustanciales con su propio programa. Otras mucho m¨¢s pendientes de recomponer su maltrecha legitimidad y recuperar su tradicional hegemon¨ªa. Pero es innegable que para muchos la soluci¨®n soberanista combina de manera muy potente identidad y emoci¨®n, con la posibilidad de refundar el escenario desde nuevas bases. La fuerza constituyente permite combinar rechazo a lo existente con una perspectiva ambigua de mejora en la que potencialmente todos podemos implicarnos. Pero, las penurias vitales, la precariedad laboral convertida en norma, las incertidumbres del d¨ªa a d¨ªa, exigen respuestas m¨¢s inmediatas. Viajar a ?taca exige poder emprender el trayecto con lo m¨ªnimo necesario. La ret¨®rica no da respuesta a una tortuosa cotidianeidad.
Tras meses y meses de calle y de protesta y de cuestionamiento institucional, se acerca el momento de comprobar si hay espacio para recuperar parte de la credibilidad democr¨¢tica perdida. Como dec¨ªamos, ser¨¢ muy significativo comprobar la capacidad de las nuevas mayor¨ªas que se configuren en las instituciones de incorporar a la gente en los procesos de cambio. No podemos simplemente recuperar los viejos formatos de respuesta estatal y jer¨¢rquica. Si hay voluntad real de cambio, deber¨¢ reconocerse que ni est¨¢ claro hacia d¨®nde vamos ni tampoco est¨¢ claro como hacerlo. En ese tipo de situaciones de incertidumbre y al mismo tiempo de activaci¨®n social, lo significativo es poder articular procesos de aprendizaje colectivo, amparados y potenciados desde las instituciones. No es un tema estrictamente de contar con m¨¢s recursos ni de establecer nuevas normas. Lo significativo es detectar las palancas de cambio que mejor ayuden a convertir en aut¨®nomas y sostenibles las iniciativas sociales y los procesos de innovaci¨®n, con un rol institucional m¨¢s de facilitaci¨®n que de jerarqu¨ªa. La agenda pol¨ªtica es agenda social. En juego est¨¢ lo que significa hoy democracia. El debate constituyente y el derecho a decidir forman parte natural de lo que se avecina. No ser¨¢ f¨¢cil ni probablemente r¨¢pido. Pero todo apunta a que ser¨¢ inevitable.
El debate sobre el derecho a decidir, el debate sobre la independencia ha engullido todo lo dem¨¢s
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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