El bloque blanco de los desahuciados
El 23% de los pisos de alquiler de Bar¨® de Viver aloja familias que han perdido la casa El barrio est¨¢ aislado entre el Bon Pastor y Santa Coloma
Las historias que arrastran los protagonistas de esta p¨¢gina tienen muchos puntos en com¨²n. Comienza en barrios dispares de Barcelona ¡ªSants, Sagrada Familia, Poble Sec, Roquetes, Via Julia...¡ª cuando perdieron el empleo; empeora dos a?os despu¨¦s cuando se les acab¨® el paro; sigue con ¡°el subsidio de los 426 euros¡± y toca fondo cuando perdieron sus pisos. Por ahora, el fin del periplo est¨¢ en el que todo el mundo en el barrio del Bar¨® de Viver llama ¡°el bloque blanco¡±, el edificio donde el Ayuntamiento les ha asignado un piso de emergencia o del fondo de alquileres sociales. El 23% de los 380 pisos de alquiler del barrio est¨¢n habitados por familias desahuciadas. Algunas aparecieron en el reportaje sobre la pobreza infantil que emiti¨® TV-3 la semana pasada.
De hecho, los bloques blancos son tres, en las calles de Tiana y Quito. Contrastan con el resto de fachadas, de ladrillo. El primero es un edificio de 1999 del Patronato de la Vivienda. Cuando la empresa p¨²blica los ofreci¨®, poca gente se interes¨® por ir a vivir a un barrio de 2.500 habitantes cuya renta es de 62 sobre un ¨ªndice de 100, con abrumadora mayor¨ªa de alquileres sociales, y que est¨¢ en un extremo del distrito de Sant Andreu, aislado entre el Bon Pastor y Santa Coloma.
Para las familias que ya acumulan p¨¦rdidas, llegar aqu¨ª es un ¡®shock¡¯
Muchos pisos fueron ocupados. Poco a poco los okupas se marcharon y el Ayuntamiento volvi¨® a disponer de ellos: una gran bolsa en la que hoy viven familias que han perdido sus casas. Los otros dos bloques blancos est¨¢n en la calle de Quito y originariamente estaban destinados a alquiler para j¨®venes. Son casi 150 pisos con residentes originarios, familias con pocos ingresos o desahuciadas.
Con una bestial suma de p¨¦rdidas a sus espaldas, para las familias desahuciadas llegar aqu¨ª es un shock. Para empezar, ni siquiera la parada del metro est¨¢ en el barrio. Est¨¢ bajo de las cintas asfalto del nudo viario de la Trinitat. En Bar¨® de Viver apenas hay bares o tiendas. No hay supermercado, hay que ir a Santa Coloma o a La Maquinista, cuenta una de las nuevas vecinas. ¡°?La primera vez que vine estaba tan asustada!¡±, recuerda esta mujer menuda que prefiere que no aparezca su nombre. ¡°Pero no hab¨ªa opci¨®n¡±, suspira.
¡°Nos desplazan a la periferia porque molestamos¡±, dice una vecina
Nadie de los que llega ha tenido la opci¨®n de elegir. Mohamed el Hmidi estaba el jueves pasado de mudanza, descargando los muebles del piso del que fue desahuciado en diciembre en el Poble Sec. Ha estado unas semanas en un piso puente en la calle de Navas. Y de all¨ª, aqu¨ª. ¡°Tendremos que adaptarnos¡±, dice despu¨¦s de 27 a?os en Espa?a trabajando de transportista hasta que la crisis lo puso todo del rev¨¦s. Despu¨¦s de la mudanza, lo primero que har¨¢ El Hmidi ser¨¢ tramitar la matr¨ªcula de la cr¨ªa.
La escuela p¨²blica del barrio es testimonio de la elevada movilidad de los vecinos. Con 160 alumnos, desde septiembre ha tenido 23 incorporaciones. ¡°No solo de pisos de emergencia¡±, matiza la directora, Eli Aznar. Con un proyecto educativo basado en las comunidades de aprendizaje ¡ªque implican a todo el barrio¡ª, ¡°la escuela es una isla de confort, esperanza y empoderamiento¡± entre las v¨ªctimas de la ¡°pobreza sobrevenida¡±. ¡°Hay que romper el estigma, los nuevos alumnos tambi¨¦n son un elemento de enriquecimiento¡±, dice Aznar, que celebra que el consorcio de Educaci¨®n les tiene ¡°muy en cuenta: porque somos muy pesados, pero tambi¨¦n porque saben que somos un muro de contenci¨®n y que en un contexto tan complejo esto es una microburbuja¡±.
La escuela del barrio, con 160 alumnos, ha tenido 23 incorporaciones desde septiembre
A la directora y el resto de la comunidad educativa les doli¨® la imagen del barrio que apareci¨® en televisi¨®n, y defienden en un comunicado ¡°la potencialidad educativa, creatividad social y capacidad de lucha [de la escuela] para ofrecer una educaci¨®n de calidad y un barrio digno a los ni?os¡±. Defiende ¡°una mirada optimista, vital y empoderada ante el fen¨®meno de la pobreza infantil¡±. ¡°Una vez visto el t¨²nel, ?por qu¨¦ no ense?ar la luz?¡± pregunta.
Susana Mulero es una de las madres del reportaje. Y una voz muy cr¨ªtica con la administraci¨®n: ¡°Nos desplazan aqu¨ª porque molestamos, son barrios marginales porque ellos los convierten en marginales aisl¨¢ndolos en la periferia¡±. Mulero reivindica ¡°las ganar de salir adelante¡± y cuestiona tambi¨¦n a los servicios sociales, a quien reprocha ¡°la falta de empat¨ªa¡±.
Un trabajador social cuestiona el modelo "asistencialista que no est¨¢ pensado para una situaci¨®n cronificada¡±
Desde los servicios sociales del distrito, un trabajador que no quiere ser identificado explica el proceso de ¡°p¨¦rdida de estatus socioecon¨®mico y de impacto en la salud¡± que viven las familias desahuciadas a las que atienden. ¡°Su situaci¨®n ha empeorado y cuesta que puedan remontar: en el barrio donde viv¨ªan ten¨ªan redes sociales; en Bar¨® de Viver el nivel de renta es otro, hay pocos servicios, el barrio est¨¢ aislado¡±.
El trabajador critica ¡°el urbanismo que concentra la vivienda social y el modelo asistencialista que no est¨¢ pensado para una situaci¨®n cronificada¡±. Comprende el malestar de unas familias ¡°cuyas demandas se cronifican y se multiplican¡±. Demandas como la de otro vecino de la calle de Tiana, donde asegura que ¡°hace un fr¨ªo y una humedad insoportables¡±. Encender la calefacci¨®n no entra en sus posibilidades y con un ni?o con una discapacidad del 83% que cada d¨ªa va a una escuela de Montju?c, pide ¡°un piso que est¨¦ m¨¢s cerca¡±.
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