Las fatigas dobles
La bailaora Mar¨ªa del Mar Moreno clausura el ciclo con una obra en torno a Manuel Torre
Son¨ªos negros. Compa?¨ªa Mar¨ªa del Mar Moreno. Baile: Mar¨ªa del Mar Moreno. Cante: Antonio Malena, Manuel Malena y Antonio Pe?a ¡®El Tolo¡¯. Guitarra: Santiago Moreno, Antonio Malena hijo. Actrices: Ana Oliva, Mar¨ªa Duarte. Palmas: Ale de la Gitaner¨ªa, Javier Pe?a L¨®pez. Corneta: Jes¨²s Jim¨¦nez. Direcci¨®n: Mar¨ªa del Mar Moreno. Direcci¨®n art¨ªstica: Antonio Malena. Direcci¨®n teatral y espacio esc¨¦nico: Gaspar Campuzano. Dramaturgia: Paco S¨¢nchez M¨²gica. Direcci¨®n musical: Santiago Moreno.
Teatro Villamarta, 8 de marzo de 2015.
¡°?Ay, esos siguiriyeros! Nunca tuvieron buen fin ni buen fario¡±. La sentencia, en boca de una desolada viuda, Antonia La Gamba, mujer y madre de los hijos de Manuel Torre, es una de las que m¨¢s define la mirada que se ofrece del legendario cantaor en esta singular obra que a¨²na flamenco y teatro. Una mirada grave y triste, dram¨¢tica y tal vez compasiva con la que recorrer aspectos de su vida y personalidad. Para ello, qu¨¦ mejor que el cante, que es principal¨ªsimo en la obra, y el baile que su inspiraci¨®n provoca. Para enmarcarlo, un planteamiento esc¨¦nico bien trazado y una sencilla dramaturgia que refuerza los aspectos m¨¢s significativos del car¨¢cter del artista.
El nombre de Manuel Torre est¨¢ asociado a cantes de gran jondura (los son¨ªos negros), como las ton¨¢s y las seguiriyas, con las que comienza la obra y, lo que es m¨¢s sorprendente, con las que concluye, dando de esa forma el tono general a toda la representaci¨®n, de car¨¢cter siempre sombr¨ªo. Claro que hay otros cantes. Manuel Soto Loreto fue un profesional de los caf¨¦s cantantes de su tiempo y ten¨ªa repertorio sobrado. Pero aqu¨ª esos otros estilos aparecen de manera fugaz expresando uno de los rasgos de su car¨¢cter, tal fue el caso de las alegr¨ªas, o en pasajes que constitu¨ªan una expresi¨®n dram¨¢tica de sentimientos, lo que ocurri¨® con la farruca y el taranto. En cualquier caso, sean los estilos que fueran, la expresi¨®n siempre ser¨ªa grave y con un eco de Jerez inconfundible e inevitable, pues las tres voces cantaoras tienen bien asimilada una tradici¨®n en la que Torre es parte esencial. Resonancias jerezanas que se prolongaron en las buler¨ªas al golpe, en la solea y en el breve pasaje de buler¨ªas.
El festival sigue mejorando sus cifras
La organizaci¨®n ofreci¨® el s¨¢bado el balance de la 19? edici¨®n del evento, con la vista puesta ya en su vig¨¦simo aniversario, que se celebrar¨¢ entre el 19 de febrero y el 5 de marzo de 2016. El ciclo jerezano contin¨²a mejorando sus cifras y porcentajes de participaci¨®n. En concreto, en la edici¨®n que concluye esa participaci¨®n ha crecido un 8% con 2.500 participantes m¨¢s que en la edici¨®n anterior para un total de 33.358.
De los cuatro espacios esc¨¦nicos del festival, el mejor ¨ªndice de ocupaci¨®n lo obtiene la Sala Pa¨²l, con un 93,4%, seguido del Teatro Villamarta, con un 85% de media para sus catorce funciones programadas, seis de las cuales agotaron las localidades. Lo mismo ocurri¨® en siete funciones de la Sala Pa¨²l y tres de la Compa?¨ªa, con lo que casi la mitad de los espect¨¢culos programados obtuvieron el 100% de ocupaci¨®n.
Los cursos de baile siguen siendo uno de los pilares del ciclo con un 96% de participaci¨®n para las 1.035 plazas ofertadas en los 42 cursos y talleres. Un dato anecd¨®tico, pero curioso, es el ascenso en estos cursos de los cursillistas procedentes de los Estados Unidos que, con un 12,7 % de participaci¨®n, amenaza la supremac¨ªa nipona en este terreno (un 13,29%).
Buen cante, pues, para la inspiraci¨®n bailaora de Mar¨ªa del Mar Moreno que, en esos terrenos, se encuentra en su medio natural. La funci¨®n requer¨ªa, no obstante, una cierta aportaci¨®n dram¨¢tica que, lejos de las tres frases que comparti¨® con la actriz principal, ten¨ªa que estar en su propio baile que, m¨¢s all¨¢ de sus giros habituales, cobr¨® una cierta contenci¨®n y busc¨® un sello antiguo en algunos desplantes. Ten¨ªa que haber algo m¨¢s, ella era una bailaora para el cante de Torre y, a la vez, representaba a su mujer y, en cierta medida, a la mujer andaluza de ese tiempo. De ah¨ª el car¨¢cter dram¨¢ticamente expresivo de los se?alados pasajes del taranto, que lo baila encerrada, o de la farruca, que es expresi¨®n de soledad.
La compa?¨ªa de Moreno, que es Jerez Puro, se encontraba con el grupo de teatro La Zaranda que, aunque internacional, es tambi¨¦n de la ciudad. Su presencia, a trav¨¦s de Gaspar Campuzano, es perceptible y, sobre todo, responde a unos planteamientos est¨¦ticos que, de seguro, ambas partes compart¨ªan para esta obra, que, insistimos, fue grave y sombr¨ªa, de pena jonda y fatigas dobles, hasta el ¨²ltimo minuto, para el que reservaron un entierro en nicho con todos sus av¨ªos.
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