Patriotismo constitucional
Vidal y lo que representa no son conscientes de lo cerca que est¨¢n de argumentar como el mism¨ªsimo ministro Garc¨ªa Margallo
Vaya por delante mi rechazo a la sanci¨®n que ha impuesto el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al juez Santiago Vidal. Una muestra m¨¢s del autoritarismo con el que sectores conservadores de la pol¨ªtica y la justicia afrontan la crisis pol¨ªtica y social que vive el pa¨ªs, incluyendo la cuesti¨®n catalana. Dicho esto, de un magistrado cabr¨ªa esperar tambi¨¦n prudencia y ejemplaridad, y no parece que ni de una ni de la otra vaya nuestro juez muy sobrado, al menos en lo que tiene que ver con sus actividades en sus ratos de ocio.
Vidal es aqu¨ª la v¨ªctima, sin duda, pero eso no evita que su actuaci¨®n pueda ser objeto de cr¨ªtica estrictamente pol¨ªtica. Su fama de juez capaz es compatible, por ejemplo, con su protagonismo en el lanzamiento del bulo sobre la sentencia del Tribunal Internacional de La Haya sobre Kosovo que, supuestamente, daba por legalmente v¨¢lidas las declaraciones unilaterales de independencia, lo que, sugiri¨® Vidal en diversas intervenciones p¨²blicas, abr¨ªa un camino para Catalu?a en el futuro. Siguiendo esa interpretaci¨®n, hubo quien hizo el rid¨ªculo m¨¢s completo, verbigracia, el sonado batacazo televisivo de una de las principales gur¨²s medi¨¢ticas del independentismo.
Recientemente, Vidal y un grupo de amigos se han arrogado el papel de orientadores constitucionales de una futura Catalu?a independiente. Nadie se lo ha pedido, y lo que hagan en su tiempo libre esos ciudadanos no deber¨ªa incumbirnos, si no fuera por el bombo que algunos medios, empezando por los p¨²blicos, le han dado a su iniciativa.
Interesa aproximarse al personaje, puesto que todo parece indicar que la sanci¨®n del CGPJ ser¨¢ el trampol¨ªn que le permitir¨¢ saltar al primer plano de la actividad pol¨ªtica. Sobre sus convicciones ideol¨®gicas lo dice todo el que ¨¦l mismo haya afirmado que se identifica tanto con CiU como con ERC como con la CUP. Es decir, tengo unos principios, pero me valen cualesquiera otros, y aqu¨ª estoy con mi prestigio de m¨¢rtir, dispuesto a escuchar ofertas. Diuen, diuen, diuen que la de n¨²mero dos en la lista municipal de Esquerra en Barcelona es la que m¨¢s gracia le hace.
El derecho a decidir desaparecer¨ªa en una Catalu?a ya independiente, seg¨²n la propuesta de Santiago Vidal
El juez Vidal es personaje popular en el mundo independentista, y si alg¨²n partido lo ficha, cabe suponer que ser¨¢ porque comparte, al menos en sus grandes l¨ªneas, lo que el juez ha puesto en su proyecto constitucional. Ese que ha merecido severas cr¨ªticas de decenas de entidades de orientaci¨®n ideol¨®gica diversa por la forma en que se recoge el derecho a la asistencia sanitaria, y que nos har¨ªa retroceder d¨¦cadas en cuanto a su regulaci¨®n. Es de suponer, tambi¨¦n, que quien lo capte compartir¨¢ con ¨¦l, por ejemplo, la forma en que se considera en su proyecto de constituci¨®n el hoy sagrado ¡°derecho a decidir¡±.
Pues bien, tan irrenunciable derecho no aparece mencionado ni una sola vez en el texto. Como lo leen. Para empezar, Vidal and friends no contemplan la posibilidad de que los ciudadanos puedan decidir sobre el modelo social y econ¨®mico del nuevo pa¨ªs, pues consagran constitucionalmente la econom¨ªa de mercado basada en los principios que inspiran la Uni¨®n Europea (UE), es decir, con la actual legislaci¨®n comunitaria, un neoliberalismo rampante. Tampoco est¨¢ previsto que los ciudadanos puedan decidir sobre seguir o no en la UE o mantener el euro.
Ni rastro igualmente del ¡°derecho a decidir¡± en su sentido m¨¢s restrictivo: la versi¨®n soft del derecho de autodeterminaci¨®n. Y este ¨²ltimo solo aparece en la propuesta de constituci¨®n como principio inspirador de la pol¨ªtica catalana en el plano internacional; es decir, en su aplicaci¨®n en otros pa¨ªses, no en Catalu?a. ?Derecho de autodeterminaci¨®n para el Valle de Ar¨¢n? por ejemplo. Pues no. ?Rep¨²blica plurinacional? Tampoco. La Rep¨²blica catalana la conforma una naci¨®n ¨²nica, cuya soberan¨ªa reside en el pueblo catal¨¢n, punto. M¨²sica conocida.
En la legislaci¨®n internacional, el derecho de autodeterminaci¨®n solo se contempla para pueblos en situaci¨®n de grave opresi¨®n nacional, dif¨ªcilmente reivindicable hoy para Catalu?a. De ah¨ª que los soberanistas hayan preferido hablar de ¡°derecho a decidir¡±, que remite no tanto a derechos nacionales como al principio democr¨¢tico de atender las demandas de autogobierno de una mayor¨ªa de la poblaci¨®n geogr¨¢fica y pol¨ªticamente delimitada. Pero la aplicaci¨®n de ese derecho en una Catalu?a independiente podr¨ªa resultar conflictiva. Pensemos en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona exigiendo su ejercicio. Una pesadilla. Por eso, para sectores del independentismo de los que el popular Vidal es un buen ejemplo, el ¡°derecho a decidir¡± desaparecer¨¢ una vez los catalanes lo ejerzamos en relaci¨®n con Espa?a. Quedar¨¢ entonces solo el viejo derecho de autodeterminaci¨®n, inaplicable en una Catalu?a independiente. Donde las dan, las toman. El amigo Vidal y lo que representa no son conscientes de lo cerca que est¨¢n de argumentar como el mism¨ªsimo ministro Garc¨ªa Margallo.
Francisco Morente es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la UAB
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