Un club dentro de un marco
La exposici¨®n ¡®Real Clubs¡¯ muestra las fachadas de m¨ªticos clubes internacionales de m¨²sica electr¨®nica
. Pablo Benito, artista catal¨¢n, ha conjugado en su obra sus dos pasiones: la m¨²sica electr¨®nica y la arquitectura. Una muestra de grabados con las fachadas de los mejores clubes del mundo, vistos desde la vertiente constructiva antes que la noct¨ªvaga. Y siempre con una premisa: deben ser edificios y locales reinterpretados, nunca levantados ex profeso.
Expuesta durante todo este mes en la galer¨ªa de Casa Quiroga -un espacio multidisciplinar que acaba de abrir en el epicentro de Malasa?a e incluye en su s¨®tano un contenedor creativo para artistas-, Real Clubs traslada al visitante a Berl¨ªn y Nueva York, pasando por Londres, Holanda, Barcelona, Valencia y Madrid. ¡°Me interesaba la vertiente arquitect¨®nica de estos clubes, que adem¨¢s son, o han sido, referentes mundiales, la mayor¨ªa de m¨²sica electr¨®nica¡±, cuenta el art¨ªfice.
Precisamente, su interpretaci¨®n vectorial de la discoteca Fabric capt¨® la atenci¨®n del diario The Guardian, que public¨® su colecci¨®n hace un mes. ¡°Desde entonces, el inter¨¦s ha crecido exponencialmente, en 30 d¨ªas me han pedido casi 100 copias desde Inglaterra¡±, cuenta Benito, y sigue, ¡°este club en concreto me interes¨® por su fachada tan londinense, con ladrillo rojo y ornamentos cl¨¢sicos, y por supuesto, porque es un emblema de la ciudad y de la m¨²sica electr¨®nica a nivel mundial¡±.
Benito no ha escogido los clubes al azar. El primer grabado de todos, de Barraca, lo realiz¨® hace un a?o ¡°porque es la primera discoteca a la que fue mi madre¡±. Y precisamente, refleja el club valenciano tal cual era en los a?os 80. ¡°Una casa de payeses en un medio rural, una barraca, en definitiva, de ah¨ª viene su nombre¡±. No tiene nada que ver con la fachada industrial de Trouw, en ?msterdam, templo hasta hace poco de las sesiones electr¨®nicas del pa¨ªs neerland¨¦s: una antigua imprenta que ha mantenido incluso el nombre y el logotipo. ¡°La sala est¨¢ ubicada donde estaban las rotativas, una estancia alargada con techos de hormig¨®n de cinco metros de altura¡±, dice Benito, y a?ade: ¡°No han tocado el edificio, lo han dejado tal cual¡±. Cerr¨® sus puertas con su ¨²ltima sesi¨®n, el pasado fin de a?o.
La fachada de Berghain, meca de la m¨²sica tecno en Berl¨ªn, es la ¨²nica que cuenta con dos versiones en los grabados de Benito: diurna y gris como los edificios de la ex RDA, y nocturna y colorista con haces de luz que asoman por sus ventanales, como la Berl¨ªn actual reunificada. ¡°Era una central el¨¦ctrica abolida cuando se cay¨® el muro y qued¨® abandonada. Un colectivo la recuper¨® y la convirti¨® en un club. Hace tres a?os, el propio Ayuntamiento de Berl¨ªn apoy¨® la mejora de accesos e infraestructuras, tal es la cultura de esa ciudad en cuanto a m¨²sica electr¨®nica¡±, cuenta el artista. Tresor, un templo del tecno ubicado originalmente en las catacumbas de unos grandes almacenes jud¨ªos del siglo XIX -concretamente donde alojaban su c¨¢mara acorazada hasta que fie expropiada por los nazis-, tambi¨¦n tiene su respectivo grabado. ¡°En 2005 el propietario del complejo los ech¨® y tuvieron que cambiar de sitio; mi obra incluye el cartel que pusieron en la puerta su ¨²ltima noche: ¡®It?s not over¡¯ [esto no ha terminado]¡±.
Sus grabados tambi¨¦n recorren la fachada de Paradise Garage, el legendario club neoyorquino que funcion¨® entre 1977 y 1987, alojado en un aparcamiento p¨²blico abandonado. ¡°All¨ª fueron las primeras sesiones de m¨²sica ¡®house¡¯, las primeras fiestas organizadas por homosexuales, con las primeras sesiones de ¡®dj¡¯ como Larry Levan, que fue residente¡±, repasa Benito, cuyas obras representan tambi¨¦n m¨ªticas salas barcelonesas como Apolo, La Paloma o Cibeles.
?Y Madrid? Tambi¨¦n tiene su representaci¨®n en su grabado del Rock-Ola. ¡°Normalmente fotograf¨ªo las fachadas para tener una idea fiel del color y las proporciones, pero en este caso tuve que tirar de las im¨¢genes de un grupo de Facebook; casi todas eran en blanco y negro, las pocas que encontr¨¦ en color eran de la entrada VIP por la que acced¨ªan los famosos de entonces¡±, cuenta Benito, y apostilla con una cr¨ªtica soslayada: ¡°Me ha costado encontrar en Madrid un club m¨ªtico con algo de historia detr¨¢s, todos los cl¨¢sicos han cerrado y ahora solo quedan promotores que cambian de local una y otra vez¡±.
Real Clubs, Casa Quiroga, (Corredera alta de San Pablo, 1)
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